La Torre del puerto de Málaga entra de lleno en la campaña electoral. Cuando todo hacía prever que el desbloqueo administrativo del ambicioso proyecto hotelero de los inversores de Catar queda aplazado para después de las elecciones municipales del 28 de mayo, acaba de ver la luz el esperado informe ambiental de la Junta de Andalucía.
Y, como era de esperar, el dictamen emitido por la Consejería de Sostenibilidad Ambiental, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL de Málaga, valida la operación urbanística y rechaza que su materialización tenga impactos irreversibles para la ciudad.
La actual evaluación ambiental (que actualiza otra de finales de 2017) permite que esta gran operación urbanística, que podría suponer una inversión próxima a los 200 millones de euros, dé otro paso en el largo camino por el que viene deambulando desde octubre de 2015.
De este modo, se abre la puerta a que la Corporación municipal que tome posesión tras los comicios locales apruebe de manera definitiva el ajuste necesario para la construcción de esta edificación, que alcanzará los 116 metros de altura.
Uno de los pronunciamientos más esperados era el de la Consejería de Cultura y el análisis sobre la incidencia paisajística. El organismo regional, como en la versión original, avala el proyecto.
No obstante, el Servicio de Bienes Culturales de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte recuerda que la modificación urbanística planteada "afecta de manera directa" a dos espacios acuáticos protegidos: el pecio de la Corbeta de Crucero alemana Gneisenau, inscrito como Bien de Interés Cultural, y al espacio subacuático Ensenada de Málaga, declarado Zona de Servidumbre Arqueológica.
Esto hace que cualquier remoción del terreno tenga que ser notificada con un mínimo de 15 días a la consejería, que ordenará la realización de catas o prospecciones arqueológicas. Al tiempo se añade: "En el caso que las obras previstas (...) afecten a los espacios subacuáticos protegidos, será necesario que el futuro proyecto de obras sea informado por la Delegación Territorial de Cultura".
En este sentido, se propone que el proyecto constructivo futuro sea remitido a Cultura para que se establezcan las medidas de protección del patrimonio arqueológico subacuático que proceda implementar.
El departamento autonómico, además, rechaza la idea de que el desarrollo de la actuación "suponga contaminación visual o perceptiva", dado que "no impide ni distorsiona la contemplación de los restantes Bienes de Interés Cultural existentes en el ámbito del Conjunto Histórico de Málaga, situándose a considerable distancia del mismo". Es por ello por lo que emite informe de viabilidad.
En la evaluación ambiental se informa de que pese a que se le cursó solicitud a finales del año pasado, el Centro de Estudios Paisaje y Territorio no había dado respuesta a la fecha de elaboración del documento.
¿Afectación sobre el paisaje?
No obstante, en un apartado titulado Consideraciones en materia de paisaje, se destaca la localización de la parcela elegida para el hotel como "espacio central para la ciudad", estando en el centro de la bahía. Un hecho que lo convierte en un entorno con "un importante valor paisajístico por la combinación de la montaña, el mar y la ciudad".
"La edificación prevista producirá un cambio en la percepción de este enclave aumentando su visibilidad, ya que sobresaldrá de forma destacada por su posición aislada y rodeada de mar", se dice en el documento autonómico. Y aunque se admite que el paisaje es "cuestión clave en la evaluación ambiental" del plan, se explica que el mismo responde a un concepto transversal que trasciende a lo medioambiental, "con una amplitud que abarca otros muchos ámbitos, como el cultural, el histórico, el artístico (y dentro del artístico también el arquitectónico) o el emocional, con la carga de subjetividad que esto supone".
"La edificación prevista producirá un cambio en la percepción de este enclave aumentando su visibilidad, ya que sobresaldrá de forma destacada por su posición aislada y rodeada de mar"
No existe, sin embargo, un pronunciamiento claro sobre esta materia, más allá de precisarse que la actual evaluación "no asegura la aprobación de la modificación del plan", que debe ser sometida al procedimiento urbanístico cuya aprobación compete al Ayuntamiento. Y, posteriormente, "al trámite de prevención ambiental (...), en el que se pueda evaluar aspectos más concretos de la actuación, una vez sea redactado el correspondiente proyecto de hotel y conocidos sus detalles".
Otros informes
Hay aspectos cuando menos llamativos dentro de los informes. Uno de ellos, el del Departamento de Geodiversidad y Biodiversidad, admite la afectación de los edificios sobre la migración o la alimentación de las aves marinas, si bien relativiza la incidencia de la futura Torre. “Al existir otros muchos elementos de la misma índole (edificios altos de la zona del morro y por extensión la propia ciudad de Málaga) este nuevo elemento sería un incremento adicional a la situación de alta transformación”, recoge.
No obstante, sí recomienda que los materiales que se utilicen en la construcción permitan "minimizar el impacto negativo que determinadas estructuras (como puede ser la utilización de vidrio en ventanas y fachadas del edificio) pueden tener sobre las aves migratorias y residentes".
El expediente relaciona buena parte de las medidas contempladas por los promotores del hotel en materia de cambio climático. Así, se precisa que el futuro complejo hotelero "deberá proveerse al menos de 42% de energía renovable o al menos intentar alcanzar este objetivo, para lo cual se instalarán paneles fotovoltaicos en cubierta".
Consideraciones críticas con el proyecto
Más allá de los informes sectoriales emitidos por los organismos con competencias en la materia, el informe de la Junta refleja las consideraciones expresadas por organismos como el Colegio de Arquitectos y Ecologistas en Acción.
En el primero de los casos, el informe, fechado el 27 de febrero pasado, el organismo colegial expresa una "opinión técnica" sobre la modificación del planeamiento, en el que se aduce "falta de integración en la ciudad", al tiempo que se pone el acento en que la misma no responde a los principios de sostenibilidad en el ámbito urbano “(consumo de suelo, falta de contribución a la compacidad de la ciudad, etc.)”.
El Colegio de Arquitectos también cuestiona la repercusión que el proyecto tiene sobre el modelo y la identidad de la ciudad y pone en duda cuestiones "de oportunidad, legitimidad, legalidad y procedimiento, entre otras, además del impacto en el paisaje, haciendo mención a la severidad del impacto en los paisajes con significación histórica, cultural y/o arqueológica".
Ecologistas en Acción, en un informe fechado el 1 de febrero, advierte del impacto visual y paisajístico en el horizonte escénico de la Bahía de Málaga y sobre el paisaje marítimo, subrayando la necesidad de evaluación de la calidad paisajística. Asimismo, alude al perjuicio sobre los valores paisajísticos, históricos y culturales, y al posible impacto de "temporales marítimos, tsunamis o de la subida del nivel del mar como consecuencia del cambio climático y la competencia desleal con los hoteles de la zona". Por todo ello, solicita la denegación del proyecto hotelero en el dique de levante, "por contravenir la legislación vigente en materia de Evaluación Ambiental Estratégica".
Por otro lado, el expediente recoge un análisis sobre el impacto visual del hotel-rascacielos firmado por Matías Mérida Rodríguez, catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Málaga.
Mérida, crítico con esta operación desde hace años, esgrime, a modo de conclusión, que el desarrollo de la torre afectaría "gravemente" a la identidad y a los valores paisajísticos tanto la ciudad como la bahía de Málaga.
"El impacto visual sería muy alto, produciendo el edificio una enorme cuenca visual, y sería visible desde los principales puntos de incidencia visual de la ciudad y su entorno", afirma, incidiendo en la afectación sobre las que se tienen en la actualidad de la bahía, "reduciendo sus dimensiones y alterando sus cualidades estéticas".
Desde el punto de vista de este catedrático, ello provocaría "el empequeñecimiento y la pérdida de relevancia de los principales hitos paisajísticos" de la capital, al tiempo que alteraría "radicalmente la fachada marítima".