Tras confirmarse la concesión de la licencia de obras a finales del pasado mes de julio, el proyecto de transformación del Palacio de la Tinta en un hotel de 5 estrellas se encuentra ya en plena ebullición.
Así puede comprobarse al pasar junto al inmueble, que será adecuado para cambiar su uso administrativo (fue sede de la Junta de Andalucía durante décadas) y albergar 141 unidades de alojamiento (7 suites, 9 suites-junior, 110 dobles, 14 dobles con supletoria, 1 individual) y una ocupación total de 309 plazas (295 fijas+14 convertibles). Entre los elementos a destacar se incluye la construcción de piscina con dos vasos en cubierta.
La operación corre a cargo de la propiedad del edificio, la cadena Hotusa, que lo compró a finales de 2019 a la Junta de Andalucía tras desembolsar del orden de 21 millones de euros. A esta cifra va a tener que sumar los 10,1 millones de euros del presupuesto de ejecución material (PEM), valor que será superior al incorporar todo lo relacionado con un equipamiento de esta categoría.
Una de las particularidades de la intervención es que ha de desarrollarse en su interior, al tratarse de una construcción sobre la que pesa una protección arquitectónica de grado I. Esta circunstancia limita las posibles intervenciones, siendo lo máximo permitido la rehabilitación.
Durante varios años de procedimiento administrativo, Hotusa tuvo que sortear, principalmente, los reparos fijados por la Consejería de Cultura, dada la protección arquitectónica del inmueble. El producto final será el Áurea Palacio de la Tinta.
Hay que recordar que el estado de conservación del inmueble no es el mejor. Un informe de 2009 elaborado por la empresa Cemosa concluía "la existencia de diversas deficiencias", aludiendo de manera precisa a "patologías" que incidían sobre los elementos de la estructura, "bien a nivel de reducción de las condiciones de estabilidad y resistencia de éstos, o bien a su durabilidad".
Esto motivó que la Dirección General de Patrimonio de la Junta llegase a dirigir un escrito el 29 de mayo de 2018 a la Secretaría General Técnica de la entonces Consejería de Medio Ambiente y Ordenación Territorial comunicando "que se debía proceder al desalojo del edificio, dado que su estado de conservación no reunía las condiciones adecuadas de habitabilidad".
Entre los ajustes realizados por exigencias de la Consejería de Turismo estuvo la reducción hasta 26 del número de aparcamientos; la localización del restaurante será la cuarta planta, al que se podrá acceder desde la planta baja mediante dos ascensores (uno para clientes en el hueco de la escalera principal y otro para servicio en el ala lateral izquierda del edificio).
Asimismo, se decidió ampliar la zona destinada a Spa y gimnasio de la planta semisótano; se proyecta una gran zona para convenciones en la planta semisótano; la cubrición de los patios con claraboyas se hace a nivel de la planta cubierta; se minimiza el número de maquinaria para instalaciones en la cubierta al plantear recuperadores por planta.