Igual que todo buen superhéroe debe saber que un gran poder incluye una enorme responsabilidad, cualquier vecino del entorno de las calles Hilera, Santa Elena, Eugenio Gross y Blas de Lezo, entre otras, tiene que empezar a asumir que para disfrutar del Metro de Málaga antes tendrá que sufrir.
Un padecimiento directo que, en el mejor de los casos, se va a extender en el tiempo del orden de dos años. Este es al menos el calendario que las empresas Sando y Kerkros, adjudicatarias de la primera de las tres piezas del trazado al entorno del Hospital Civil, manejan para ejecutar la obra más molesta para el ciudadano, que afecta de lleno a la superficie que se extiende entre el cruce de Hilera con Armengual de la Mota y la calle Santa Elena.
Atendiendo al cronograma recogido en el proyecto constructivo de este tramo, son en total 723 días los estimados para acometer la intervención en superficie, incluyendo el desvío de los servicios afectados, ya en desarrollo, así como la construcción de los muros pantalla que darán forma al túnel por el que circularán los trenes.
Esta es la etapa de la operación que más conflicto genera sobre el día a día de los vecinos y que tendrá continuidad más adelante con los trabajos bajo tierra. La previsión es que la construcción del túnel se inicie en julio. La incidencia no sólo la van a notar los que hasta la fecha siguen circulando con sus coches por eje (hábito que tendrán que modificar en breve), sino también sobre los que caminan a diario por estas vías.
El desarrollo de la obra, que semana a semana irá ganando en intensidad, va a obligar a establecer un perímetro vallado que convertirá el entorno más directo en una especie de ratonera, en la que si bien se garantiza el tránsito peatonal, lo hará por medio de pasillos ciertamente estrechos.
Un asunto que ha sido motivo de preocupación y atención en el seno de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento, más aún si se tiene en cuenta que en el área directa de la intervención se localizan cinco centros educativos: Gloria Fuertes, IES Manuel Alcántara, CEPR San José Calasanz, CEPER Pablo Ruiz Picasso y la Escuela Infantil Adelfa.
Los propios responsables de la obra reconocen que tras la revisión de las ocupaciones mínimas necesarias para la ejecución de la infraestructura del túnel y definido el recinto de obra se ha podido comprobar que la accesibilidad a estas instalaciones "queda restringida a pasillos peatonales de anchura mínima, sin acceso a vehículos de emergencia y personas con movilidad reducida".
Muestra del impacto que va a tener la actuación sobre estos centros sirva mencionar que la obra ya se ha comido una pequeña parte del patio del Pablo Ruiz Picasso, espacio donde han de ejecutarse parte de las pantallas del futuro túnel. Esta sección ha sido separada con muro y valla del resto del centro. Y será recuperada cuando se acabe la infraestructura.
Exigencia del Ayuntamiento
Ante esta situación, el área de Movilidad del Consistorio ha prescrito la necesidad de que, debido a la duración de los trabajos, que se estima en unos tres años, "debe garantizarse el acceso de vehículos de emergencia y PMR a todos los colegios afectados, además de que los accesos peatonales deben tener una anchura superior a los 2,5 metros". Así consta en un escrito fechado a finales del pasado mes de febrero, emitido por Mario García, gerente y director de la obra del Metro, y dirigido al delegado de Educación, Miguel Briones.
Es por ello por lo que se abre la puerta a la modificación de los accesos a los colegios antes mencionados, "tanto peatonal como de vehículos por las calles no afectadas por la ocupación del recinto de las obras del Metro". La solución planteada hace que los centros cuyos accesos están ahora en la calle Hilera (todos menos Adelfa) dispongan de puntos de entrada alternativos por las calles Doña Enriqueta, Peso de la Harina y Honduras.
La situación de la Escuela Adelfa, que la Junta ya da por cerrada para el curso que viene debido al impacto de los trabajos sobre las instalaciones, es bien distinta. En este mismo documento, se subraya que debido a su localización, "estará rodeada por los muros pantallas del túnel en la calle Santa Elena y por la rampa de extracción de tierras en calle Hilera".
Esto hace que, se insiste, una vez implantado el recinto de obra, el acceso al colegio se hará por un pasillo peatonal de un 1,5 metros de ancho, "no garantizándose una correcta evacuación por emergencia, el acceso PME ni el uso habitual del centro con horarios de concentración de máxima afluencia en la entrada y salida al centro".
Además, se precisa que tras analizarse en detalle su accesibilidad, "no es posible dar un itinerario de acceso por la calle Monseñor Carrillo Rubio al ser incompatible dicho acceso con el tráfico pesado de vehículos de obra por la interferencia con la rampa de excavación del túnel".
A esto hay que sumar el hecho de que, según se reconoce en este escrito, el edificio Adelfa cuenta con unas patologías estructurales "detectadas en 2015", que se encuentran en una "continua evolución por el aumento de los asientos diferenciales del terreno debido a la mala cimentación".