La ambiciosa cirugía a la que desde hace meses está siendo sometida la Catedral de Málaga, que incluye la construcción de un nuevo tejado a dos aguas y de un complejo sistema de evacuación de aguas para curar los graves problemas de humedad que sufre el templo desde hace años, va a ser más amplia de lo inicialmente previsto.
Frente al proyecto original, que, grosso modo, se ceñía a la cubierta, el Obispado ha decidido ampliar el objeto de la intervención, incorporando la restauración del pórtico y la terminación del frontón que rematan la fachada principal de la Catedral, al tiempo que introduce un importante número de modificaciones en la hoja de ruta inicial.
Todo ello, según consta en el informe favorable emitido a principios del pasado mes de julio por la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de Málaga, tiene un presupuesto de ejecución material de casi 7,6 millones de euros, cifra que está integrada en el valor inicialmente estimado para el conjunto de la operación.
El primero de los proyectos reformados, solicitado por el Cabildo el pasado 9 de abril, afecta al pórtico y a la terminación del frontón que rematan la fachada principal de la Catedral, según el proyecto del arquitecto Antonio Ramos. Según se indica, la pretensión es la de prolongar la cubierta a dos aguas hasta conectarla con el trasdós del frontón, variando la versión anteriormente diseñada, en la cual la cubierta se retranqueaba con respecto a la fachada y se remataba con un tercer faldón inclinado.
Los responsables técnicos del templo justifican la decisión de modificar el proyecto inicial en que en la actualidad las partes superiores de la portada "se encuentran desnudas y exponen su coronación a los efectos perjudiciales tanto ambientales como biológicos". "Son superficies que no se encuentran perfectamente acabadas por lo que nos encontramos zonas rugosas donde la suciedad y el agua afectan de una forma más acusada", se expone en la documentación, en la que se habla de la creación de encharcamientos y acumulación de suciedad.
A esto se suma la ausencia de sistemas de control del agua de lluvia a través de goterones o resaltes, causando un deterioro acelerado de los elementos superiores. Por ello, se plantea la terminación de la fábrica de piedra de la portada central de la crestería "como única manera efectiva para eliminar la causa principal de las patologías que actualmente sufre". Asimismo, se valora que la culminación del frontón de la crestería conllevaría una simplificación importante de la cubierta, haciéndola "completamente invisible desde el nivel de la calle".
Incluso, aseguran que el levantamiento de este frontón permitirá terminar definitivamente la cubierta de la Catedral y hacerla invisible desde la calle "sin tener que realizar artificios arquitectónicos". "Con la terminación de la crestería, la cubierta del templo entestará con la fábrica del mismo modo que en tantas otras catedrales", se añade.
Cambios en el proyecto inicial
A este primer proyecto reformado hay que sumar un segundo, igualmente validado por la Comisión de Patrimonio Histórico, que propone el acortamiento de los brazos de las cubiertas del crucero con el fin de reducir su impacto visual tras los cubillos norte y sur de la Catedral (sobre las puertas de calle Císter y calle Postigo de los Abades), e introduce nuevos apoyos sobre los pilares del crucero y lagiro la y adapta las secciones de las vigas de madera a los niveles de estabilidad frente al fuego exigidos por el Servicio de Bomberos.
Las modificaciones son más amplías, por cuanto llegan a afectar a la estructura de la cubierta, los acabados de obra y las instalaciones contra incendios. Así, a modo de ejemplo, se plantea modificar el tipo de madera, pasando de abeto Douglas (pino Oregón) a pino Radiata, de producción nacional; se elimina el barniz intumescente previsto en la estructura, ya que una vez analizadas sus prestaciones no se consideran útil para alcanzar resistencias al fuego exigidas; se eliminan los tirantes de acero inoxidable con el fin de simplificar la ejecución de las cerchas; se retranquea la estructura de los cruceros
Para minimizar el impacto visual de la cubierta desde el nivel de la calle, se cambia la madera de pino acetilado de la marca Accoya para elementos como los suelos de la pasarela, tanto interior como exterior, para carpinterías y para algunos revestimientos verticales, por madera de iroko, que presenta mayor resistencia superficial.
Incluso, se modifica el tipo de teja a instalar en la cubierta. El modelo inicialmente planteado era el "solera" y "cambujo". Sin embargo, tras testear la industria disponible, "descubrimos que no era posible fabricar de forma manual tal cantidad de tejas y que la única forma de producirlas en esta cantidad era fabricarlas de forma industrializada o semi-industrializada".
Tras recurrir a la empresa Cerámicas Cumella, que ha participado en las principales obras realizadas con cerámica de los últimos años, caso de la Sagrada Familia, la restauración del parque Güell, la restauración del mercado de Santa Caterina de Barcelona, los responsables de la misma aconsejaron trabajar con barro gresificado en vez de barro cocido, reduciendo la absorción, aumentando la dureza y alargando la vida del material.
"Al igual que utilizamos la madera con la última tecnología disponible, también se contará con una cerámica fabricada según los estándares de calidad y con la tecnología que nos ofrecen los medios disponibles y sistemas de anclaje contemporáneos", se justifica en el expediente.
En este escenario, se propuso modificar la teja de partida para poder anclarla mecánicamente y transformarla formalmente para adecuarla a la Catedral de Málaga. "Se ha desarrollado una teja que reinterpreta la teja de solera y cambujo para adaptarla a la tecnología actual y específicamente a la Catedral", se precisa.