Rafael Reinoso no tiene el nombre de otros arquitectos de Málaga, ni su firma luce en conocidos y populares edificios. Y pese a ello, con su labor callada, reflexiva, viene dignificando la profesión y el oficio desde hace décadas. EL ESPAÑOL de Málaga se sienta con él cuando la Feria de Málaga está a punto de echar el cierre. En poco menos de una hora de conversación salen a relucir los grandes temas de una ciudad sometida a un evidente proceso de transformación en los últimos años.  

Hemos quedado en el Colegio de Arquitectos porque no tiene estudio físico. Eso, de inicio, parece poco habitual. ¿Nunca lo ha tenido? 

Sí, sí, lo tuve con compañeros y ahora no. Pero es que creo que ya hay mucha gente que no lo tiene. Si ahora no hace falta tener un estudio. Ahora por teléfono puedes manejarlo todo y si quieres tener alguna reunión, la tienes en una cafetería.

En su caso, ¿ese cambio se produce desde la pandemia? 

En mi caso tiene que ver con la familia. Cuando tienes familia hay que dejar algo. No puedo dejar la Universidad y dejo el estudio. Ha sido recientemente cuando he retomado la actividad, muy pequeñita, porque la Universidad no me deja mucho espacio para gran cosa. 

No es un arquitecto de muchos proyectos. 

No, no, yo tengo muy pocos proyectos y ahora tengo la suerte de que he aterrizado con un cliente muy bueno y muy cariñoso que es Cáritas, que ha confiado en mí una barbaridad. Es verdad que no tengo un estudio físico, pero trabajo con unos profesionales extraordinarios. 

Su labor principal está ligada a la enseñanza. ¿Cuántos años lleva?

Ya casi 30 años. Me siento un privilegiado. A veces estoy en clase y digo 'me pagan por esto'. También es que lo que yo hago tiene mucho que ver con la práctica. No se trata tanto de dar clases magistrales, sino de estar en el taller con proyectos.

Que es la mejor manera de ejercer el oficio. ¿Eso lo sienten así los alumnos? 

Hay un poco de todo, la vocación no es lo que más te vas a encontrar ya en una facultad. Pero cuando encuentras a un chico con vocación y ves que le puedes ayudar, es un gustazo. Otras veces, eres tú el que te tienes que exprimir para sacar algo de alguien que sabes que no lo lleva dentro.

Rafael Reinoso reflexiona sobre una de las preguntas. Álvaro Cabrera

¿Ha notado en estos casi 30 años esa pérdida de vocación de la que habla?

No lo he pensado. Cada año me encuentro grupos que son completamente distintos del año pasado y del anterior. A veces encuentro cursos espectaculares y otras me tiro tres años con cursos más grises. 

"Ya no es divertido hacer un proyecto; está muy atravesado de normativas, de gestiones. Ahora, a lo mejor hay un 10% de emoción y el resto es gestión, papeles, peleas"

La arquitectura siempre ha sido un oficio muy respetado.

Bueno, se ha estropeado mucho. Si hablas con la profesión, ya no es divertido hacer un proyecto. Está muy atravesado de normativas, de gestiones. Ahora, a lo mejor hay un 10% de emoción y el resto es gestión, papeles, peleas, normativas. Y eso va a más. Puede haber muy pocos estudios que se puedan permitir el placer de dedicarse a la profesión, dedicarle tiempo. Es que es un tema también de economía. Ahora hay que sacar el proyecto porque todos los costes son enormes. 

He estado echando un ojo a tu hoja de servicios y he visto publicaciones llamativas. Una de ellas es Las Casas Baratas de Málaga. 1911-1936 y la otra Arquitectura y Urbanismo de la Primera mitad del siglo XX. De la noche espantosa a la abstracción. ¿Qué nos enseñan estas publicaciones de cómo era Málaga? 

Todo tiene que ver con mi tesis doctoral. Las casas baratas fueron las primeras viviendas económicas que se hicieron en España y que, en el caso de Málaga, tuvieron una relevancia excepcional. Y el otro libro es de una colección de libros que hizo diario Sur. He de decir que eso es lo mejor que he hecho; es el legado más importante que dejaré. 

¿Las casas baratas eran como viviendas protegidas?

No hay muchas. En el libro recojo unos cinco proyectos importantes. Uno de ellos, el más importante, el de Ciudad Jardín. En aquella época tuvieron una trascendencia brutal no por el número, sino por las estrategias, que permitieron a la ciudad hacer cosas. En Málaga se dio algo que no se dio en muchas ciudades, que fue asociar las políticas de vivienda con los planes. Hay que tener en cuenta que a los planes les costaba mucho trabajo sacar cosas, por ejemplo, las rondas. En Málaga se dieron cuenta de que colocando las casas baratas en los cruces entre las radiales y las rondas podían asegurar la supervivencia de las conexiones. Al final lo consiguieron con la ronda intermedia, que incluye Juan XXIII, Carranque, Los Palomares, Santa Julia… Todo el Estado apostó en los años 50 por hacer eso. Si me preguntan qué es lo más interesante que aporta Málaga a la historia del urbanismo diría que las rondas.

Reinoso, sentado en unas escalares de la sede del Colegio de Arquitectos de Málaga. Álvaro Cabrera

¿Y la referencia que se hace en el segundo libro a 'la noche más espantosa'?

Quizás me pasé un poco, pero tiene que ver con el título de un libro de Peter Falk que se llama Las ciudades del mañana, que habla de la noche espantosa. La noche espantosa es la que vivió la clase obrera en el siglo XIX, era algo horrible. Y en Málaga también pasó. Málaga fue siempre una ciudad híper pobre, híper analfabeta, híper explotada. Todo lo que se vende de aquella Málaga gloriosa y estupenda, esa Málaga de la industria, hay que ponerlo entre comillas. Hablando con gente que sabe mucho de esto, como Víctor Heredia, pensamos que al siglo XIX le hace falta una revisión importante. Hay mucho que no se sabe y lo importante es hacer las preguntas. ¿Qué pasaba en Málaga? Mirando los planes que se hicieron…

Se habla del plan del Ensanche de Cerdá, pero aquello era un plano mal dibujado y el Ensanche, una cosa muy pequeñita. Creo que la gente que tenía poder no estaba preocupada por mover la ciudad. Es verdad que hacían promociones en El Limonar, en La Caleta… Pero por qué Málaga no trabajó con la renta del suelo. Ese fue un negocio espectacular en otras ciudades. Hacer un plan implica darle valor al suelo y eso es algo muy interesante desde el punto de vista económico para una ciudad.

"Málaga fue siempre una ciudad híper pobre, híper analfabeta, híper explotada. Todo lo que se vende de aquella Málaga gloriosa y estupenda, esa Málaga de la industria, hay que ponerlo entre comillas"

Su nombre, junto al de José María Romero, está vinculado a la propuesta que impulsó la Junta de Andalucía para peatonalizar la Carretera de Cádiz aprovechando la obra del Metro. Aquello finalmente quedó en nada. 

Creo que si hoy se pusiera sobre la mesa otra vez, se comprendería un poquito mejor. No digo que tuviera razón, pero fíjate en lo que es Carretera de Cádiz ahora: un carril para los autobuses y un carril para los coches. Moverse en coche por ahí es incomodísimo. Creo que se podía haber trabajado mucho mejor el tema del diseño del espacio público. Aquella pelea entre Junta y Ayuntamiento… Las personas que podrían haber empujado en el Ayuntamiento no estaban en esa idea de ciudad. Es una pena, porque al final eso pasará.

¿Se refiere a la peatonalización?

No como se la imagina todo el mundo, con una peatonalización de cinco kilómetros. Pero hay situaciones más híbridas. Lo que está claro es que hay que mirar los barrios, solamente se mira el Centro. Siempre que se piensa en cuestiones supermillonarias se sigue pensando en el Centro, en gastar cantidades indecentes de dinero. Se trata de invertir en sitios donde ya no viven ni van a vivir los malagueños. Los malagueños están en los barrios. Bueno, los que pueden porque también empiezan a ser expulsados… Los barrios de Málaga son algo espectacular. La vida que hay en los barrios es impresionante. Es posible que no haya belleza espacial, pero la intensidad de usos, la gente, ver la verdad en los bares… Hay mucho bonito en los barrios.

Rafael Reinoso, durante la entrevista. Álvaro Cabrera

 

Pero las mejoras en los barrios son evidentes en todos estos años.

Los barrios tienen de todo. Nadie puede decir que no. Pero es un 'de todo' como tirado, sin el cuidado a la hora de colocar las cosas, de integrar las piezas, de buscar relaciones. Eso es lo que creo que no se ha hecho y se puede hacer. En cada barrio tienes que inventar una solución diferente. A veces la conquista del espacio urbano pasa quitando diez coches. En los barrios se puede hacer mucho. Pero no solamente aceras o integrar los colegios.

Usted formaba parte de la Fundación Rizoma, un colectivo que promovió desde el sentido crítico una reflexión profunda sobre el urbanismo en Málaga. 

Fue impresionante. Yo crecí mucho. Puedo presumir de que la gente más inteligente que he conocido estaba ahí. Y son amigos míos. Fue una explosión de intercambio y de gente que tenía ganas. 

Le iba a preguntar su opinión sobre colectivos como Bosque Urbano y Salvemos Nuestro Horizonte.

Yo no estoy en ninguno. Pero me parece genial que estén. Pero podrían decir más cosas.

(Silencio)

Ahora espera usted que le diga qué más podrían decir, ¿no? Creo que el bosque urbano solamente no es nada. No sé qué aporta el bosque urbano a la ciudad. ¿Qué significa? ¿Cómo se infiltra una idea como esa en los barrios de alrededor? ¿Poner verde allí es necesario? Claro que es necesario. Pero al final es como un rechazo al proyecto de las torres. No he entrado en ese debate, pero entraría como una manera más integral en la ciudad, no solo sobre la parcela. Para mí el bosque urbano y la ronda intermedia no se pueden separar. ¿Por qué no se puede desparramar, saltar la ronda intermedia y llegar casi hasta la estación? ¿Y puede convivir con las torres? ¿Por qué un parque equipado no puede ser mejor? 

¿No le chirría la idea de una gran zona verde con las torres?

Pero no con lo que hay ahora. Creo que se podrían dar pasos.

"El bosque urbano solamente no es nada. ¿Cómo se infiltra una idea como esa en los barrios de alrededor? ¿Por qué no se puede desparramar, saltar la ronda intermedia y llegar casi hasta la estación?"

¿Sobre la Torre del Puerto tiene opinión? 

Es una cosa que me rompe la cabeza mucho. Creo que las cosas que se dicen son por las cosas que todavía no se dicen. Aquella es la peana más importante que tiene la ciudad. ¿Qué se va a colocar ahí? ¿Es una obra de arte, algo simbólico? No, es un edificio discreto. Pero lo que más me rompe la cabeza es que es un hotel. Si dices que es algo relacionado con la cultura, un auditorio, un gran museo, un parque, algo en lo que la ciudad se dibuje y diga 'mi mejor peana es para esto'. Pero un hotel… ¿Es que nada más que sabemos hacer hoteles? Es como un monumento al turista, pero en el puerto. Y después el uso, porque no es un hotel normal. Todo nuestro patrimonio paisajístico lo hemos entregado al de fuera. Y con el Centro está pasando igual. Lo hemos arreglado, lo hemos dejado bonito, pero ya se lo hemos dado a otros. Es que eso nos va a representar durante un siglo o dos, no habrá muchas ocasiones más de elegir un escenario como ese y levantar algo. 

¿Se siente cómodo en esta Málaga?

No como antes. La Málaga de cuando yo era niño era una Málaga de mierda. Y después ha ido regenerándose. Pero como todas las ciudades. Y llega un momento en que es guay y de pronto deja de serlo.

Reinoso, apoyado en unas columnas del Colegio de Arquitectos. Álvaro Cabrera

¿Cuándo se produce ese momento?

Creo que hace un par de años, cuando empiezo a notar algo, cuando voy por la calle un miércoles y no me puedo mover por la Plaza de Uncibay. Y no son españoles, son guiris. Pienso mucho en Roma, porque antes iba todos los años y dejé de ir. Las últimas veces, como está pasando aquí, no me apetecía nada, porque iba como atrapado entre ríos de personas que se movían de un sitio a otro. Ahora la belleza de Málaga la encuentro en otros sitios. En los rincones donde tienes unas vistas y en los que los turistas no se paran. Málaga está los detalles. Ahora me estoy haciendo una casa en un barrio que antes me parecía horrible, que es la zona de la Unión, el Paseo de los Tilos y ahora le encuentro mucha belleza. 

El éxito del que hablamos hace que nos topemos de lleno con un problema mayúsculo, el de la vivienda. ¿Lo percibe?

En carne propia. Estamos, como decía Lefebvre, en un campo ciego, o sea, estamos dentro y no vemos lo que está pasando. Solamente rezo para que salgamos lo mejor posible de esto, porque creo que estamos en un momento de ganancias y pérdidas como nunca antes. Ahora es la expulsión de los malagueños de la ciudad. Y la ciudad se empieza a convertir en algo que no era antes. Ya no es agradable ir a comer al Centro. Primero hay que reservar, después tienes que pelearte. Después hay mucha gente. Todo es un comedero de muchos metros cuadrados. No sé qué está pasando.

En cualquier caso, si las cosas están así, lo que hay que hacer es aprovechar la oportunidad. Si la historia está así, si la gente está mirando aquí, no solamente los turistas, es muy importante el tema del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA). Pero no lo que dicen ahora que es, porque es uno de los 40 que hay en España. Pienso igual con el Palacio de Congresos, que dicen que van a ampliar, pero que es una cosa de juguete. El Palacio de Congresos tiene que tener un tamaño cinco veces el que tiene ahora para atraer cosas que de verdad tengan energía. En el caso del PTA, igual. 

"Solamente rezo para que salgamos lo mejor posible de esto, porque creo que estamos en un momento de ganancias y pérdidas como nunca antes"

¿A qué se refiere?

Se dice mucho de Silicon Valley. ¿Pero alguna vez has mirado en el Google qué es Silicon Valley? Si esta mesa es Silicon Valley, el PTA de Málaga es esto (señala una pequeña marca en la mesa). Pero hay posibilidades. La cercanía al aeropuerto, el tema verde del Guadalhorce… Hay que aprovechar con habilidad todo eso y hacerlo atractivo para un ingeniero, que cuando salga de la oficina tenga una cafetería, una tienda, un estanco, y que pueda hacer vida con gente normal. El objetivo debe ser integrar los usos de los ingenieros mejor preparados de Europa con la residencia, con los equipamientos, con las infraestructuras, con el verde… Eso en Campanillas se da y no es imposible. Si Málaga tiene algún sitio donde aprovechar esto es Campanillas. Ese sitio al que nadie mira, es un sitio donde se le puede dar la vuelta a eso. 

(La entrevista tiene lugar el viernes 23 de agosto, apenas un día antes del final de la Feria)

Le preguntaba antes por la Feria y me decía que este año no había ido. ¿Entiende que una ciudad como Málaga tenga 500.000 metros cuadrados de suelo que solo se usan nueve o diez días al año?

No, evidentemente, no lo entiendo. Podría ser un pedazo de parque. Ahora estoy improvisando, pero podría funcionar como una ampliación efímera del Palacio de Ferias, donde se montasen carpas. 

Para finalizar… El Plan Málaga Litoral.

¿Por qué me hace esa pregunta? 

Es oportuna.

Es que son 400 millones de euros, que después serán tres veces más. Yo me esperaría un poco. A ver, a ver qué pasa con el coche y la Zona de Bajas Emisiones. Tener que afrontar una operación de esa dimensión… Ese plan empieza con la estación de autobuses soterrada. ¿Para qué? ¿Para poner dos torres? ¿Qué gana la ciudad con esto? A mí me parece una exageración.