Estadio Pierre-Mauroy de Lille.

Estadio Pierre-Mauroy de Lille.

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Este es el estadio francés en el que puede fijarse Málaga para convertir La Rosaleda en un complejo multiusos

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Málaga sigue avanzando en su apuesta firme por convertir La Rosaleda en estadio del Mundial 2030. Con el objetivo de sentar las bases de esta mayúscula operación, que solo en la fase de ampliación, hasta alcanzar los 45.000 espectadores, requerirá de una inversión de unos 230 millones de euros, este martes se han sentado a la mesa las tres administraciones propietarias del complejo.

El Ayuntamiento, la Junta de Andalucía y la Diputación provincial, cada una de las cuales tiene un tercio de la propiedad de las instalaciones, han abordado las alternativas de remodelación del campo de Martiricos, así como la financiación de los trabajos.

Durante el encuentro, se han puesto sobre la mesa algunas de las líneas del trabajo que desde hace varios meses viene realizando la consultora CBRE con el objetivo de explorar el potencial de la Nueva Rosaleda y las posibilidades de que sea atractiva para inversores privados.

Vídeo de la transformación del estadio del Lille para acoger la final de la Copa Davis del año 2016.

Esta es una de las opciones manejadas desde hace tiempo por el Ayuntamiento, que considera oportuno ir más allá de la ampliación del campo, de manera que se genere un complejo capaz de acoger grandes eventos culturales y de ocio, así como congresos y reuniones. En este modelo cabría incorporar espacios comerciales, de restauración y hotel, entre otros.

Aunque la labor de CBRE no ha finalizado, sí se apunta la posibilidad de que La Rosaleda genere interés en el mercado siempre que se siga un modelo semejante al ya materializado en Francia: el estadio Pierre Mauroy de Lille.

El estado de Lille ha sido modelo de referencia de otros estadios tipo Eventos y Espectáculos, y la capacidad de movimiento de su terreno de juego coincide, no por casualidad, con una de las características de la transformación del nuevo Santiago Bernabéu del Real Madrid.

Este estadio, que es a lo que aspira La Rosaleda, se ha convertido en un verdadero escenario para eventos de todo tipo. Pero su singularidad se encuentra sobre todo en su techo 100% retráctil en el espacio de 30 minutos. Esto hace que se convierta en un lugar cubierto que puede albergar estos eventos independientemente de las condiciones meteorológicas.

La posibilidad de avanzar en esta segunda fase de la infraestructura deportiva, que puede elevar la inversión a unos 300 millones de euros, dependerá, en buena medida, en que haya operadores privados interesados en participar en su explotación comercial y financiación.