El 26 de octubre de 2019, Cihan Guzel celebraba su cumpleaños en una discoteca de Puerto Banús con varios de sus colegas. Él asumía los gastos. La ocasión lo merecía porque llegaba a los 35 años el 1 de noviembre de ese año huyendo de una condena de 22 años de la justicia de Luxemburgo.
La sensación de Guzel debía ser la del rey del Mambo, pero como a la mayoría de miembros del crimen organizado, su felicidad duró poco. Concretamente desde enero de 2018 hasta ese día en Marbella. En aquel enero se confirmó su condena por parte del Tribunal de Casación de Luxemburgo y decidió ahorrarse el mal trago de permanecer en la cárcel siendo oficialmente un fugitivo.
Como muchos atracadores, Guzel decidió no esconderse lo más mínimo y portando una identidad falsa francesa se movió por Marbella, pero en ese mismo mes estuvo en Bruselas y en el norte de Italia. En aquel momento estaba en un puesto de honor en la lista de los buscados y su cara era bien conocida por todas las policías europeas.
Aquí, la Sección de Localización de Fugitivos de la Brigada Central de Crimen Organizado de la Policía Nacional se encargó de la misión y, tras recibir información desde Europol, consiguió ubicar con discretas vigilancias a Guzel en Marbella.
Cihan Guzel pertenecía a una banda de atracadores belgas tristemente muy célebres en su país porque ya habían realizado grandes palos, pero el que acabó con su carrera les salió mal. Cuando se detiene a un fugitivo en la Costa del Sol, basta con hurgar un poco en su pasado para descubrir a criminales del máximo nivel del crimen organizado de su país natal.
SU MALA NOCHE
Los hechos por lo que condenaron a Guzel a 22 años de cárcel en Luxemburgo transcurrieron en la noche del 2 al 3 de abril de 2013 sobre las 3:40 de la mañana. Lo acompañaban otras cinco personas que formaban un comando armado con fusiles Kalashnikov y subfusiles Uzi y transportando también explosivos.
El objetivo fue la sede central en Luxemburgo de GS4, la multinacional de la seguridad y especializada en el transporte de dinero efectivo. Detonaron la puerta principal de GS4 en Gasperich de acero, alertando a todos los policías disponibles de la zona que acudieron rápidamente. Los atracadores no tuvieron tiempo para reaccionar cuando se desató un fuerte enfrentamiento contra los agentes que llegaron a GS4.
En tan sólo ocho minutos tras el estallido de la puerta, apareció la primera patrulla policial en el lugar del atraco y los dos miembros del comando que se encargaron de hacer guardia los recibieron a tiros. Eso sucedió mientras los otros cuatro atracadores intentaban acceder a la caja fuerte.
El plan establecido por ellos no salió como esperaban, por lo que la banda no dudó en ese momento en abandonar la misión principal para la que habían acudido a GS4. No pudieron robar un solo euro. En un vídeo publicado por el medio luxemburgués L'Essentiel se escuchan unos pocos segundos del tiroteo con armas automáticas. En la sentencia del Tribunal de Casación de Luxemburgo se describe que a la primera patrulla que el comando se encontró le dispararon 38 veces y que varias de esas balas impactaron en el vehículo policial. Nadie fue herido de milagro.
Aquella respuesta violenta les bastó para deshacerse de esos agentes sin herirlos, pero tras estar en alerta toda la policía de Luxemburgo, otra patrulla interceptó al comando a unos 20 kilómetros por carretera de la empresa GS4. Fue en Garnich y ahí la banda tuvo su principal error.
Al abandonar el Audi que usaron para perpetrar el robo y posteriormente prenderle fuego, el comando cometió la imprudencia de desechar dos bidones de gasolina en el mismo sitio desde donde partieron con otro vehículo para seguir con su huida. El ADN de Guzel y del también belga Dogan Sahin quedaron recogidos en esos objetos.
Tras la investigación, las autoridades luxemburguesas decidieron compartir con sus colegas belgas esta información primordial para ubicar a estos sospechosos en el lugar del crimen. Por ello pudieron lograr descifrar la identidad de estos dos atracadores ya que el día del intento de atraco fue imposible saber sus identidades porque finalmente lograron huir y estaban bien pertrechados con equipo táctico y pasamontañas.
Después de conocer que Cihan Guzel era miembro del comando, fue Anouar Bennane al que la policía consiguió detener. Bennane durante el juicio dijo que esa noche estuvo viendo en un bar el PSG-Barcelona de Champions. El partido que también pudo ver sin problemas el 3 de abril de 2013 después del intento de atraco a GS4 fue el partido de ida de cuartos de final de la Champions del Málaga contra el Dortmund. A Bennane lo trincaron en marzo de 2014.
Bennane, de 42 años, perteneció a la banda del histórico del crimen organizado belga Marcel Habran. De 89 años, es hoy un abuelo que fue uno de los principales atracadores de Europa en el siglo XX y XXI. Era un especialista en preparar atracos a furgones blindados y un personaje querido dentro del hampa belga. Con estas amistades se juntaba Guzel y ahora disfruta de ellas en una cárcel de Luxemburgo.
Pasará una larga temporada en prisión antes de volver a tomarse un copazo en Puerto Banús, pero no era su primera experiencia en la cárcel. En 2005 le condenaron por tres atracos perpetrados durante el verano de 2004 en Bélgica, cuando tenía 20 años.