La Policía Local de Mijas ha intervenido en un episodio violento protagonizado por un padre de familia belga en un complejo vacacional de Mijas Golf. Al parecer, dos jóvenes de 18 y 19 años se encontraban de vacaciones en la Costa del Sol junto a su familia cuando se vieron obligadas a refugiarse en la vivienda de una vecina. Ambas manifestaron haber sido golpeadas, insultadas y amenazadas por su padre, que estaba borrracho.
Los hechos ocurrieron el pasado 11 de agosto. Los vecinos no dudaron en avisar a los agentes tras oír a las chicas gritando. Ambas aseguraron a la mujer que les dio cobijo haber sufrido situaciones similares con su padre, que incluso estuvo en la cárcel por haber cometido actos violentos. "Estaban atemorizadas", cuentan fuentes policiales, que encontraron a las jóvenes en casa de la vecina negadas rotundamente a volver a casa por miedo a que su padre pudiera hacerles daño.
Los agentes observaron que una de las chicas tenía una marca en una parte de la cara y su hermana en la frente. Ambas contaron el calvario que estaban viviendo con su padre, que las "zarandeó, amenazó e insultó", prosiguen las mismas fuentes, provocando la caída al suelo de una de las muchachas.
Ninguna estaba herida grave, pero ambas decidieron que tenían que denunciar a su padre, no querían volver a sufrir un episodio de esas características. En este sentido, precisamente, mientras los agentes hablaban con las jóvenes y trataban de calmarlas ante el estado de nerviosismo en el que se encontraban, el padre apareció.
Iba en ropa interior y visiblemente ebrio. Estaba muy agresivo y comenzó a gritar a los agentes. Todo ello, delante de todo el vecindario y en presencia de varios menores de edad que se encontraban en la piscina comunitaria. Tras dialogar con él, este reconoció la agresión a las jóvenes y pidió a los agentes que quería ir al médico, aun sin estar herido, pero una vez que llegó al centro de salud volvió a ponerse violento y se negó a que la doctora le atendiera.
En el transcurso de los acontecimientos, las jóvenes reciben una llamada de su madre, que también estaba en España, así como otros hermanos, aunque en ese momento no se encontraba en la casa. Al colgar, las chicas manifiestan que habían decidido no denunciar porque temían a lo que les pudiera hacer el padre cuando volvieran a casa. Así, declararon que cada vez que su progenitor bebía, siempre acababa pegándoles.
La Policía Local detuvo al hombre, del que no han trascendido más datos, por un presunto delito de lesiones en el ámbito familiar. Así, fue puesto a disposición judicial por parte la Guardia Civil y la madre recogió a las niñas.