Dicen las malas lenguas (que a veces son las buenas) que la contienda abierta en el seno del Partido Socialista de Málaga para elegir comandante dejará más de un cadáver por el camino. “¡Como toda contienda!”, advierten los que conocen estas particulares batallas. ¡Será más cruel que otras!, apuntan quienes las han visto desde muy cerca y ven en el proceso actual un panorama de mucha sonrisa forzada, de mucha mueca oculta por la mascarilla y de algún que otro ‘navajazo’ por la espalda.
Hasta ‘una manita’ de nombres de cierto peso en determinados sectores socialistas se ha ‘dejado querer’ estos últimos días, como futuribles referentes de un partido necesitado de buenas noticias en una provincia en la que “se debe pintar más”, afirman desde sus foros más internos. Claro que primero toca elegir si la pintura es roja clara u oscura; si brocha fina o gruesa; si discurso suave o tirando a rígido. Lo que vienen a ser las personas y sus diferentes definiciones, para marcar el futuro de una formación cuya gran apuesta sigue siendo la misma desde hace un cuarto de siglo: gobernar la capital de la Costa del Sol. Con Paco hemos topado.
Es por ello que no parece haber entusiasmado del todo estos últimos días el movimiento del actual portavoz en la Casona del Parque, Dani Pérez, postulándose como candidato a esa posición en la secretaría general del partido. Más que afear al personaje afean el momento. Dicen que alguien centrado al cien por cien en ganar la alcaldía de Málaga no mira a Fernán Núñez (la calle, no el pueblo de Córdoba) pensando en despachos y en garantizarse según qué cuotas de poder… no vaya a ser que De la Torre vuelva a presentarse.
Y es que es esa la pega que ponen a la ambición de Pérez aquellos que deberían respaldarle como líder indiscutible del partido, en el inminente proceso de elección de nuevo jefe provincial. “Demuestra debilidad”, dicen, al tiempo que aseguran que lanza el mensaje equivocado. Entienden, quienes ven la jugada desde ese prisma, que su pelea debe ser otra. Vaticinan que, tanto los de dentro (o sea, ellos mismos) como los de fuera (potenciales votantes en unas municipales que no están tan lejos), sólo verán (si es que finalmente da el paso) en su figura el reflejo de quien se sabe perdedor de la que debería ser su única batalla. Esa de 2023.
Tal vez Pérez no haya leído alguna vez aquella fábula del perro que, queriendo hacerse con el hueso de otro can al que vio reflejado en el agua del río tras asomar su cabeza, se quedó sin hueso y sin orgullo. No les hago spoiler si les digo que el perro reflejado era él mismo… y de ahí el disparate de ambición. Cáptese el mensaje.
Cuatro apellidos castizos (López, Pérez, Gómez y Ruiz -Espejo para más señas-) parecen sacar músculo ante los suyos, en una particular carrera por hacerse ver más altos, más guapos y más preparados para asumir el cargo en próximas fechas.
Y si no son cuatro, serían tres… o seis… o a saber, pero con tal montonera de propuestas, parece que lo que gana el PSOE en ejercicio de democracia interna, lo puede acabar perdiendo en cohesión, en un momento en que toca demostrar fuerza ante el nuevo jefe, Espadas. No parece ayudar mucho, sin duda, llegar a ese congreso regional de Torremolinos con tal fotografía de codazos y empujones por ver quién la luce más bonita. La rosa del puño, claro.