Salió lanzado cual cohete tras el 3, 2, 1 desde torre de control el presidente Juanma Moreno, tras su reelección en el cargo en las ya consabidas elecciones del 19 J. Un lanzamiento con forma de mayoría absoluta, gasolina suficiente para impulsar “hasta el infinito y más allá” (¡grande, Lightyear!) a un malagueño que ha apostado firmemente por instalarse en Sevilla, al menos, cuatro años más. 

Un lanzamiento que supuso mayor velocidad incluso de la esperada por sus promotores, y que ponía velocidad de crucero a un proyecto de “impulso” para esta legislatura, al que tocaba fijar con nombres y apellidos, en cada una de las consejerías. Moreno tomó posesión y solo unos días más tarde, él mismo se encargaba de encender la fumata blanca para otorgar el cargo de consejeros a sus ahora ya trece personas de confianza. 

Ya saben que los tiempos se manejan con un ritmo diferente a otros, cuando de política hablamos. Alguien puede ser presidente del Gobierno un día y, solo unas semanas más tarde, registrador de la propiedad en Santa Pola, 28 años después de haber dejado el puesto y tras caer en una moción de censura de la que mucho aún se acuerdan (“otros vendrán…” reza el refranero español). Política y sus cosas, lo que puede hacerse forma rápida se puede también eternizar (en Málaga, de esas cosas que se prometen, se pintan, se presentan… y se quedan en el cajón del olvido, sabemos bastante), al tiempo que otras historias, simplemente circulan al ritmo marcado por un director de orquesta al que simplemente hay que saber entender.

Corre la sensación en el entorno de esta “nueva” Junta de Andalucía (lo nuevo viene a ser el cambio de carteras de color naranja ciudadano a azul popular) de que los nombramientos estuvieran tardando algo más de lo esperado. Ni los propios protagonistas (o futuribles) tienen claro qué y cuándo pasará, si de ‘dibujar’ la nueva estructura regional hablamos. A 18 de agosto, se ha nombrado a consejeros, a viceconsejeros#, pero resta por saberse la no poco importante composición de las delegaciones provinciales, arrancando por quienes serán las ocho cabezas visibles de la administración en Andalucía. Así, todo el mundo da por sentado que, en Málaga Patricia Navarro seguirá siendo delegada del Gobierno andaluz, pero nadie ha confirmado aún nada… ni siquiera en los círculos más próximos a Moreno. Sonó para consejera de turismo, pero su papel parece estar en Málaga, más aun cuando es su nombre y no otro, el que toma cada vez más fuerza para sustituir a Elías Bendodo en la presidencia del partido, a nivel provincial. Ritmos que el director de la orquesta solo conoce, algunos por imposición legal, otros por la mera incidencia de los planes de un presidente que se sabe dueño del cronómetro y del balón. El partido se juega como y cuando él decida. 

Y es que, en esto de la política, el saber calibrar cuándo es el momento también cuenta. Que se lo digan a Francisco de la Torre, que de tiempo y sus manejos sabe un rato. “20 años de experiencia en el sector”, podría incluir en su currículum como alcalde. Ayer, su “margarita”, (esa que anda deshojando cada cuatro años, cuando es preguntado por su continuidad como candidato), salió a relucir en una entrevista del coordinador general del PP y presidente del PP en nuestra provincia en Onda Cero. Tono distendido, el de Bendodo, que sirvió de herramienta perfecta para colar el “chascarrillo” sobre las supuestas dudas del regidor: “El campo de margaritas se está quedando sin margaritas”, advertía, segundos antes de ensalzar la labor de De la Torre en Málaga, al que “si él quiere, el partido le va a apoyar”. Duda no había ninguna (los populares saben que salen a ganar, si Paco está en el centro del cartel), pero nunca está de más un nuevo empujón de ánimo para el ‘eterno’ candidato.

¿Cuándo se sabrá? Cuando el director de orquesta, así lo decida. El matiz, que en este caso, la batuta y los ritmos no son de Moreno, sino de un señor octogenario en diciembre, al que las margaritas parecen pedir que alcance los 84 en el despacho de la primera planta de la Casona.