El pasado 22 de diciembre, antes de conocer que Ángel Rivera sería el CEO de Santander España, el banco nos invitó amablemente a una serie de empresarios y directivos en Barcelona. Había por allí muchas caras conocidas de Ametic, de Fomento del Trabajo, de Cre100do, de varios sectores. El lugar no podía ser mejor, el Teatro del Liceo y el ambiente era cordial, casi festivo. El sector empresarial era optimista, así se lo transmití en El Café de la Ópera, cruzando la calle, al que todavía era director de Banca de Empresas. Nosotros cerramos con un crecimiento del 25% y planteamos otro para el 2023.
Nos habló el director de relaciones Institucionales de Santander, José Juan Pérez Tabernero, sobre cosas interesantísimas. Este directivo es de los más admirados por mí, conoce el sector público y la política porque ha sido consejero en la Junta de Castilla y Leon, cuenta con un currículo académico admirable, su bonhomía y elegancia, su saber estar y su cultura te hacen admirarle. Las grandes empresas, y este banco lo es, deben tener a los mejores directivos. No me quedó ninguna duda cuando en junio tuve la oportunidad de conocerlos por invitación de la presidenta en Santander. Una empresa exigente que emplea a los mejores. Así debe ser si se tiene vocación de excelencia y global.
Nos habló José Juan, para empezar, de la incertidumbre. Existen tres tipos: por complejidad, por riesgo y por ignorancia. Por complejidad: se refiere a aquellas situaciones en las que hay muchos factores y variables que interaccionan entre sí, lo que dificulta predecir el resultado. Por riesgo: se refiere a situaciones en las que hay una o más variables que pueden tener resultados impredecibles, lo que puede tener un impacto en los resultados. Esto se puede encontrar en situaciones con alto riesgo, como la inversión en bolsa. Por ignorancia: se refiere a aquellas situaciones en las que hay una falta de conocimiento sobre el resultado de una acción. Esto se puede encontrar en situaciones en las que se hace una elección sin tener suficiente información para determinar el resultado.
En mi mesa estaban Gay de Montellá, Pere Ventura de Caves Pere Ventura y la directora general del Pastoret (nuestros lácteos preferidos). Algunos empezaron a tomar notas ante las cosas que nos decía, yo hice un esfuerzo por mantenerlas en mi memoria. Pensé que en estos momentos teníamos todo, complejidad, riesgo e ignorancia. Todo cambia exponencialmente y apenas lo entendemos.
Nos habló de uno de mis pensadores preferido, Kierkegaard. Su idea de que el pasado es una realidad, mientras que el futuro es una incógnita, refleja una verdad profunda. Aseguraba que la única forma de ser feliz es mirar el pasado con gratitud y aceptación, y mirar el futuro con esperanza y entusiasmo. Me gustó la cita y pensé que es como me han enseñado en casa a vivir, con confianza.
Nos habló de Aristóteles y, justo dos días antes, nuestra urbanista de cabecera, Susana García Bujalance, me había regalado unas pasas ecológicas de nuestra querida Axarquía y un librito de Aristóteles sobre la Innovación en su pensamiento. Los puntos en la vida se unen siempre.
José Juan nos recordó que Aristóteles dijo: "Los ignorantes creen que todo lo saben, mientras que los sabios saben que hay mucho más que aprender". Esta es una perspectiva positiva sobre la ignorancia. Aristóteles sugiere que la ignorancia no es una barrera para el conocimiento, sino una motivación para adquirirlo. No pude evitar recordar mis “homilías” de los lunes a mi equipo recordando que lo importante en nuestra compañía es la curiosidad y las ganas de aprender. Me parecía que el discurso estuviera hecho para mí. Miraba a José Juan, sus zapatos pulidos y elegantes, su pañuelo perfecto en el pecho y me puse a tomar notas en el móvil por miedo a olvidarme cosas. Al final todos tomábamos notas.
Hace muchos años, en Barcelona en el Forum Millora Continua, Josep Gajo nos presentó a Pilar Jericó. De repente, en un flash back, también nos la mencionó José Juan. Esta psicóloga sugiere que solo el 10 por ciento de lo que nos preocupa realmente sucede y el resto es producto de nuestra imaginación. Esta es una buena advertencia para recordar que nuestras preocupaciones pueden ser exageradas y no necesariamente reflejan la realidad.
Más puntos de la línea que se unían. Ocuparse, no preocuparse. Me lo dijo en plena crisis del 2008 un consejero y aún amigo, Emilio Ayanz, una rara avis financiera y humanista que me ayudó muchísimo. Algo que se remonta a Epicuro pero que Emilio me ponía en boca de Santa Teresa. Para acabar con el futuro nos citó a Woody Allen que dice que le interesa muchísimo porque es el lugar donde va a pasar el resto de su vida.
Nos tranquilizó mucho la mención al artista valenciano Manolo Valdés, que tras ser uno de los padres del “arte líquido” y haber expuesto en todo el mundo, con la perspectiva de la edad (80 años) dice que tampoco haya tantas cosas verdaderamente nuevas.
Hasta aquí todo bien, luego tuvimos una visión sobre tendencias y, a continuación, empecé oír una musiquilla de flauta india en mi interior, veía un faquir con turbante delante de una cesta de mimbre y una cobra que salía al son de la música, hipnotizada. Una representante de Cámara de España, con la mejor de las intenciones, nos hablaba de los Perte y lo mucho que ya se había hecho y lo muchísimo que se tenía que hacer en más o menos año y medio. Mi comentario de la flauta y la cobra produjo hilaridad en la mesa. Los Perte, los Perte, otra vez los Perte. El eterno Godot.
¿Quién tiene un proyecto estratégico desde 2020 durante 3 años esperando a Godot? Si es estratégico ya lo habrá hecho y si no, complicado. Me acordé de Raúl Blanco, recién cesado, de Ametic y sus propuestas de Macroproyectos Tractores, de la Innovación por Misiones y de la píldora que el Grupo de Reflexión preparaba y salió en Cinco Días esta misma semana: ¿Por qué no están funcionando los Perte en España? (2 de enero 2023). No voy a hacerles el “readers digest”, léanlo. No tiene desperdicio.
Lo que sí voy a contarles es mi percepción cuando supe de la destitución de Blanco como secretario general de Industria. Un país que no tiene Secretaría de Estado de Industria ya dice lo que le importa esta. Ese ministerio, en la parte Industria, está en cuadro, competencias transferidas y unos pocos funcionarios que me consta que trabajan todo lo que pueden y más.
El aluvión de manifestaciones de interés les desbordó. El primer PERTE del vehículo eléctrico era claramente peor que las condiciones bilaterales que obtenían los fabricantes que negocian de tú a tú con Comunidades Autónomas y Gobierno Central. Era difícil que saliera bien, pero si en la empresa privada, al primero que le sale algo torcido, la primera vez nos lo cargamos, estaríamos solos.
Hay dos méritos de los cesados, Raúl y Galo, en los que he participado personalmente y por tanto no hablo de oídas. El primero fue poner en marcha un formidable equipo colaborando 7 días a la semana 24 horas al día para que en menos de dos meses se fabricaran miles de respiradores en España cuando nadie nos vendía respiradores. Hicimos lo imposible y se salvaron miles de vidas. El mérito en esto corresponde a nivel político a Raúl Blanco. Todavía debe haber un vídeo en YouTube “respiradores que salvan vidas” en el que con una yedra verde al fondo (debía ser el patio de su casa) explica el proyecto y los logros. Su equipo, en particular Jordi Llinares, se dejaron la piel, doy fe. El presidente del Gobierno y la ministra de Industria fueron y se hicieron la foto.
El otro proyecto en el que se trabajó durante meses, con todas las patronales, empresas relevantes del sector, agentes sociales, fue un documento base para una Ley de la Industria. Galo Gutiérrez estuvo al timón con el Instituto de la Ingeniería de España secretariando. Pude representar a nuestra patronal en las sesiones que trabajaban para el impulso de la Industria en España.
Cuando escucho a Nadia Calviño y veo sus informes sobre la Reindustrialización Estratégica, lo que oigo suena bien, pero siendo Blanco uno de los pioneros en la defensa de estas políticas, que cuentan con Mazzucato de la London School of Economics, la Nobel Dufflo del MIT y otros economistas de gran prestigio como sus autores intelectuales y que son la referencia de las políticas de autonomía estratégica en Europa, algo no me cuadra.
Me recuerda al pago que Fernando el Católico hizo a Fernando Fernández de Córdoba por haberle ganado Italia, al pago de Felipe II a Duque de Alba por dejarse la salud en la guerra de Flandes pagando de su bolsillo muchas veces las costas, al pago que Fernando VII hizo a los defensores del Río de la Plata que rechazaron la invasión inglesa en las playas de Quilmes. La reindustrialización estratégica es una siembra a 10 años vista. No para las elecciones de 2023.