El pasado 19 de enero nos visitó en Málaga Tech Park el comisionado del PERTE Chip, Jaime Martorell. Se reunió con representantes del Innova IRV y de la UMA y nos regaló una conferencia en el Digital Eye. Nos recordó algo conocido por muchas personas del sector, pero no por el gran público. En España hubo una planta de fabricación de semiconductores de AT&T en Madrid en Tres Cantos.
Era una planta gemela de otras dos idénticas en Florida, en Orlando. La tecnología emanaba de los Bell Labs, que pertenecían a la multinacional y en los que se hicieron los primeros avances en semiconductores. En 1956 los ingenieros que habían presentado al mundo el primer dispositivo semiconductor en 1947 John Bardeen, Walter H. Brattain y William Shockley recibieron el premio Nobel.
La vida ha dado muchas vueltas y hoy los Bell Labs pertenecen a Nokia, que acabó haciendo caja con la venta por 7.000 millones de dólares de su unidad de teléfonos móviles a Microsoft y comprando por 16.600 millones de dólares a Alcatel en 2015, que previamente había comprado en 2006 por 13.400 millones a Lucent Technologies, la heredera de AT&T que se quedó con los Bell Labs.
Cantidades millonarias que adelantaban la ruina de la industria de semiconductores. Las grandes compañías cada vez apostaban más por comprar los chips fuera y, a lo sumo, diseñarlos, como sucedía en el grupo de microelectrónica de Telefónica I+D. Allí estaban nuestro representante en la Digi Comp el Dr. José María Insenser o Juan Mulet.
Nos recordó Martorell que, en efecto, fue Telefónica una de las impulsoras de la planta y participó con el 20% y dos consejeros, Francisco Ros, que, entre muchas otras cosas, fue alumno de nuestro admirado Ricardo Valle y secretario de Estado de Telecomunicaciones y Julio Linares, actual presidente de la Fundación Telefónica y CEO de Telefónica de España en los años en los que nuestra mayor operadora destacaba entre todos sus pares internacionales.
En la visita que nos hizo María Marced, vicepresidenta de TSMC, la mayor productora (foundry) de chips del mundo, nos hizo muchas sugerencias y recomendaciones que ya detallé en mi artículo La hora de los Valientes y no voy a repetir, pero nos recordó que unos de los mayores tractores y clientes de las foundries son las operadoras directa o indirectamente.
Lo sabe bien Jorge Blasco, que vendió varios millones de chips a British Telecom desde DS2 en Valencia, y lo saben sus antiguos colaboradores que, desde Max Linear en Valencia, diseñan chips para Multi-Gig conectivity desde 5G a Wifi, desde IoT a conectividad en el hogar. Bajarse una peli 4k en 30 segundos es una proeza tecnológica que no valoramos suficientemente y cuyos chips se diseñan en Valencia. Los operadores y sus proveedores de soluciones tienen mucho que decir en ello.
En España, cuando teníamos una operadora pujante, alguien decidió que no se desarrollaría más hardware y así Secoinsa acabó siendo Fujitsu y ahora Denso, desenchufada la participación de Telefónica. Afortunadamente la empresa se reinventó y se salvó. La adquisición de ICL dejó redundantes a un grupo de ingenieros de I+D brillantes en Málaga que empezaron poco a poco otras aventuras tecnológicas. La destrucción creativa de Schumpeter en estado puro.
No tuvo la misma suerte la planta de Tres Cantos, que estaba muy ligada a la tecnología de los Bell Labs y no tanto al mercado en sentido amplio. Nuevas tecnologías de mayor densidad de integración y una nueva estrategia que creaba Lucent Technologies dejó las plantas de Madrid y Florida destinadas al cierre.
En un momento en el que Amazon ha despedido a miles de trabajadores y ha anunciado más despidos, Microsoft anunció el despido de 10.000 y, lo que parecía imposible, Alphabet, la matriz de Google, despedirá 12.000. Meta, la antigua Facebook, también despedirá miles, en Twitter, Elon Musk ya ha metido la tijera con 3.700 despidos, Cisco 4.100, Salesforce 8.000 , Booking 4.375, Phillips 4.000 y suma y sigue. Desde marzo de 2022 se han despedido 154.000 trabajadores en el sector según Layoff.fyi un portal que sigue los despidos desde marzo de 2020.
El Covid produjo demasiadas disrupciones, muchos pensaron que el mundo no volvería a ser igual, y es cierto, pero de ahí a que todos estuviéramos en casa teletrabajando, comprando online y llamando por Zoom a los amigos y familia va un trecho. Se creó una sobrecapacidad y ahora la demanda es, lógicamente, menor. Por debajo hay también una revolución de cambio de modelo.
El sector de las criptomonedas se ha derrumbado y se han despedido otros 8.000 trabajadores. Lo peor es que no ha acabado enero y ya cuentan con 55.000 trabajadores despedidos en varios sectores, en el que destaca el automóvil que no levanta cabeza.
Desde el año 2017 en que se llegó, con 95 millones, al pico la industria mundial del automóvil no ha hecho más que bajar en número total de vehículos fabricados. Los fabricantes han decidido ganar lo mismo o más vendiendo menos y dan prioridad a los modelos más rentables, que tienen más tecnología y electrónica.
Aún así, en EEUU la industria del automóvil ha despedido más de 15.000 trabajadores. Y en Europa, que acusa aún más la caída del volumen, peor. Michelin anunció en Francia 1.600 despidos, Stellantis está avisando y el número aún no se sabe.
Volkswagen pagó el escándalo de las emisiones que supuso pagos al gobierno norteamericano y usuarios por 15.000 millones con recortes de plantilla. En noviembre de 2016 anunció que despediría a 30.000 trabajadores, 23.000 de ellos en Alemania. En 2021, el Handelsbat reveló que, para pagar las inversiones en la transformación verde, el gigante alemán despediría 5.000 trabajadores.
Ford anunció en agosto el despido de 3.000 trabajadores, en Alemania, donde tiene una planta en Colonia con 14.000 trabajadores, solo 1.000 según Automotive News del 20 de enero. La realidad es que el año pasado las ventas en Europa han sido 9,3 millones de coches, las más bajas desde 1993.
Y, ¿este rollo a que viene? A que la coyuntura apunta mal y a que lo estratégico, lo estructural debe prevalecer a lo coyuntural. Cada uno arrima el ascua a su sardina y si no entendemos bien dónde están las carencias industriales y de autonomía estratégica de Europa podemos hacer un pan como dos tortas.
El comisario Breton insiste mucho en la industria y en que debe haber industria, pero habrá que crear las condiciones para que esta exista y sea competitiva. La semana pasada la presidenta de la comisión anunció un paquete de más de 300.000 millones de euros para impulsar la industria verde, la descarbonización y la soberanía estratégica en respuesta a las medidas de EEUU.
De momento una ola de desindustrialización recorre la locomotora industrial de Europa. Las fábricas son lo que se ve, pero éstas se establecen donde hay condiciones para que sean sostenibles y competitivas, talento competitivo, personas con conocimiento, universidades y centros de innovación e investigación, costes laborales, energéticos, logísticos y fiscales, insisto fiscales, competitivos, seguridad jurídica y, sobre todo, ecosistemas y mercado.
En torno al 50-60% de los semiconductores del mundo se diseñan en EEUU, pero solo se fabrican el 12% allí. La razón es evidente, lo ha aclarado el fundador de TSMC, del que hablamos también en el artículo mencionado. En octubre de 2022 aseguró que cuesta el doble fabricar un chip en América que en Taiwán. Se supone que bajo los incentivos del Chip Act de la administración Biden, TSMC tendrá una planta de 12.000 millones en Arizona lista para 2024. Intel anunció una en Ohio con 20.000 millones de inversión que empezaron a construir en septiembre. Y Micron ha anunciado que invertirá 100.000 millones en dos décadas para una mega planta en el estado de Nueva York.
Si tienes talento, y ventas, puedes incentivar las plantas. América tendrá que garantizar la competitividad de las mismas, probablemente subiendo el coste de los chips importados.
El pasado 24 de enero el Foro de Empresas Innovadores y el IND+I presentaban su club de lectura. José María Insenser presentaba el libro Chips War (Jean Chris Miller 2022 Ed. Simon & Schuster ), una interesantísima descripción de la batalla por el control del nuevo oro negro de la economía digital.
En España, tenemos que encuadrarnos en el marco europeo y trabajar aguas arriba en las universidades y desarrollo del talento, de las casas de diseño fabless y del ecosistema de herramientas digitales y físicas además del go-to market (la capacidad de comercializar y desarrollar clientes directos es clave).
¿A quién vamos a vender los chips? Necesitamos impulsar proyectos de empresas que tengan llegada a mercados internacionales globales, que puedan vender millones de chips “made in Europe” y, si es posible, “made in Spain”. Sin mercado final, sin la demanda, corremos el riesgo de tropezar de nuevo en la misma piedra o de que venga una planta a fabricar sus productos si son baratos sin que quede un legado. El Perte chip tiene 4 ejes bien pensados para desarrollar capacidades en todos los ámbitos, aguas arriba, formación y talento, producción y go-to-market.
En América la CNN se preguntó en octubre si el Chip Act sería suficiente, apelando a que las industrias han de ser competitivas para ser sostenibles sin subvenciones.
A todos nos sonó lo de los chips porque las plantas de coches paraban, unas por falta de chips y otras que aprovechaban que el Pisuerga pasaba por la foundry para ahorrar con la excusa de los chips ocultando que los coches baratos no los querían producir o que no había demanda (en EEUU también se fabricaron sólo 13,9 millones de coches, un 7,6% menos que el año anterior).
Sólo China, con 20,5 millones de vehículos, ha crecido levemente un 1,9% respecto de 2021. A nadie se le escapa que ya se vende en China casi lo mismo que Europa y EEUU juntos en una industria intensiva en chips y en la que las economías de escala son clave. Perdemos competitividad a pasos agigantados.
Las foundries que se están haciendo, las que también impulsa Europa, las first of a kind, es decir las pioneras o más innovadoras, no siempre son las que más se necesitan. Me decía hoy un gran fabricante que le faltan, sobre todo, transistores MOSFET, tecnologías super maduras en las que apenas se está invirtiendo.
El experto en semiconductores de S&P Global Mobility, Jeremie Bouchaud, asegura que la inmensa inversión puesta en marcha entre 2021 y 2022 no verá resultados por los plazos de ejecución hasta el 2024 o el 2025.
La desaceleración de las compañías tecnológicas que hemos señalado y de las empresas de telecomunicaciones y el consumo rebajará la presión sobre la demanda de semiconductores y eso puede hacer que lo coyuntural haga aparentar que el problema ya está resuelto pero eso es una alucinación.
El número de chips por vehículo, debido a la electrificación no para de crecer y esto evidenciará que el gran cuello de botella no está en los tan cacareados microprocesadores sino en los semiconductores analógicos que crecen más que los microprocesadores y que son mucho más difíciles de integrar y se usan tecnologías de producción maduras, que no son first of a kind.
Veo al comisionado muy consciente de los desafíos. La responsabilidad de invertir bien 12.500 millones de euros es una carga pesada y el mejor camino es el que tiene menos réditos a corto. Sólo lanzar programas de formación y doctorado en nuestras universidades puede exceder el horizonte temporal del PERTE. Tenemos la responsabilidad de arrimar el hombro todos para que este proyecto sea un éxito estratégico. Es un asunto no sólo de Estado sino de prioridad de toda la UE. China, Japón, Corea del Sur y EEUU ya han hecho sus deberes. Que la fuerza le acompañe.