Corría la mañana del 7 de febrero del 2008. Era muy temprano. Me rodeaba una vorágine de personas en movimiento. Un grupo importante de personal administrativo y de secretaría se afanaban en montar cada uno de los puestos para cada asistente cuando todo empezara a primera hora de la tarde. Se trataba de llevar a cabo nuestra primera reunión de formación continuada. Eran los primeros años de Grupo Pediátrico Uncibay en el hospital Xanit de Benalmádena.
Había convencido a todo el grupo de pediatras que me acompañaban en este primer año de actividad en este hospital para poner en marcha un proyecto de formación médica continuada. Casi nunca los centros de asistencia médica de gestión privada se habían preocupado de ese gran punto de desarrollo científico que significa la formación para los equipos médicos y sanitarios.
Por otro lado, teníamos un amplio salón de actos mirando al mar y muy bien acondicionado que había sido fruto de la preocupación de todo un equipo de gestión al frente del cual estaba el doctor Juan Bosco Rodríguez. Los técnicos de sonido y de imagen se movían por doquier, intentando poner todo a punto.
En ese momento de reflexión se me acercó el Dr. Manuel de la Concha, eminente cirujano cardiovascular y pionero en la cirugía cardíaca en Andalucía. En 1986 realizó el primer trasplante de corazón en esta comunidad. Lo admiraba especialmente por haberlo conseguido con un niño de 8 días en 1994.
Se trataba de un récord para toda España. Para mí era todo un referente en su trayectoria profesional. Me comentó: "¿Sabes que fui la primera promoción que se formó en Medicina en España por el sistema MIR de especialidades médicas?" Y a continuación me explicó: "Te lo digo porque conozco el esfuerzo enorme que estáis haciendo con esta organización, pero lo más importante de nuestra actividad profesional, para que sea realmente buena, es la formación".
Habían surgido inconvenientes desde el primer día. Cómo organizarlo, cómo financiarlo, cómo convencer a profesionales de primer nivel para que participaran, cómo hacer ver al hospital la importancia.
Fue mucho trabajo y mucha dedicación. Cuando terminó la mañana todo estaba organizado. Así que a partir de aquí fuimos recibiendo invitados. Primero los ponentes; después, los asistentes.
La tarde tuvo multitud de incidencias, pero sobre todo nos quedamos muy tranquilos al ver que habíamos conseguido atraer la atención de los asistentes con las diversas ponencias y como las novedades tecnológicas introducidas, a expensas de sesiones interactivas compartidas con toda la sala, habían captado el interés de todos.
En la práctica médica hay muchos aspectos destacados que van desde la formación de un equipo hasta la eficacia en la toma de decisiones médicas. Sin embargo, si no tuviéramos un sistema de formación de especialistas adecuado, tipo MIR, y una continua formación, no conseguiríamos nada. De esto último no hay mucho. Con frecuencia las instituciones públicas hacen caso omiso de esto y no siempre es posible montarlo a nivel privado.
Cuando a la hora de la cena pude de nuevo compartir comentarios con del Dr. de la Concha, me decía: "¿Os habéis dado cuenta de que habéis dado un gran paso? Puedes estar seguro de que ha sido un paso enorme. Cuando empecé a montar la cirugía cardiovascular en Córdoba la mortalidad global era próxima al 30% y ahora se opera con una mortalidad global que no llega al 2%. Han mejorado mucho los medios, pero sobre todo ha mejorado el aprendizaje y la formación".
Este año hemos puesto en marcha la edición número 16 de estas reuniones que llamamos symposium. Han sido años con muchos momentos diferentes. Difíciles, como las dos ediciones online por la pandemia COVID; tristes, como fue el fallecimiento del Dr. Alfonso Delgado; de gran ampliación de horizontes, como cuando nos incorporamos al Grupo Quirónsalud; de enorme satisfacción, como el desarrollo de módulos específicos para enfermería y para padres y madres.
Y también ha habido momentos de nerviosismo como la visita de algunos de los grandes popes internacionales en calidad de profesores invitados, caso del Dr. Dagan, Dr. Bancalari, Dr. Manzoni o de la Dra. Goveia (colaboradora de presidente norteamericano Obama). Y también momentos de responsabilidad social en la entrega de premios de esta modalidad, o momentos de puesta en valor del concepto superación.
Cuando hace unos días clausurábamos estas jornadas, con la participación de casi 400 profesionales de toda España, se me agolpaban muchas idas en la cabeza ¿Por qué no todo el mundo entenderá la importancia de la formación sanitaria? ¿Por qué habrá siempre tan pocos medios para esta formación? ¿Por qué no es algo que tenga que realizar todo el mundo? ¿Por qué es todo tan caro para este tipo de actividades? ¿Por qué no es algo destacado del currículo de los profesionales de la medicina?
Al terminar pude compartir la reflexión del Dr. Juan Casado, profesor emérito de pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid y del Hospital Niño Jesús. Es el pediatra que descubrió el peligro del aceite de colza desnaturalizada y cómo era su intoxicación. Tras su enorme y prolongada experiencia me indicaba que, en nuestra disciplina, a pesar de los avances tecnológicos, la experiencia como médico sigue siendo el baluarte primordial.
La reflexión del Dr. De la Concha me parecía fundamental. Han pasado 16 años y siguen apareciendo problemas tan importantes como la salud mental de nuestra adolescencia o como la necesidad de seguir ampliando nuestro calendario de vacunas con la de la prevención frente a la bronquiolitis. Málaga tiene que seguir mejorando su infraestructura para este tipo de eventos y la experiencia sigue siendo el motor de la enseñanza en nuestra profesión.
Por supuesto que como decía el poeta "se hace camino al andar". Pero como también decía Lewis Carroll en Alicia en el país de las maravillas: "Si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará allí". Solo sabiendo adonde queremos llegar, podremos dar a todos nuestros conciudadanos una medicina a la altura de la que necesitan.