Cuando, tras mayo de 1950, líderes de la talla de Winston Churchill, Jean Monnet, Konrad Adenauer, de Gasperi, Spaak, Hallstein y el italiano Spinelli, que habían vivido y sufrido la devastación de la Guerra, aceptan las tesis del ministro francés de Asuntos Exteriores Schuman y se plantean que debe haber una suerte de Estados Unidos de Europa, en palabras del propio Nobel inglés de literatura, empezando por una gobernanza compartida de los recursos estratégicos como el carbón y el acero, seguro que no se imaginarían que hoy hemos avanzado muchísimo pero que, paradójicamente, fueron los franceses en la primavera de 2005 y los holandeses los que mucho más tarde votaron en contra de una constitución para Europa.
Francia lo lanzó y lo paró. De alguna manera, por la vía de los tratados bilaterales, las directivas, las ratificaciones parlamentarias, se ha avanzado en muchos de los aspectos que recogía aquella frustrada carta de derechos a la que, menos de la mitad de los llamados a votar en España, apoyamos con una mayoría aplastante.
Hemos pasado de ser la “reserva espiritual de occidente” a la reserva europeísta de occidente, aunque desde mitad de 2021 el sentimiento europeísta en España ha caído hasta situarse ligeramente por debajo de la media. Nuestros vecinos lusos están muy por encima de la media en europeísmo (70 puntos sobre la media de 49).
Francia arde y su europeísmo está en horas muy bajas pasando de 40 puntos en 2018 a 31 en 2022, situándose muy por debajo de la media de la UE. Los partidos antieuropeístas se propagan desde el Este reivindicando más soberanía tras años de estar en la esfera soviética. En Italia tampoco van sobrados de europeísmo, últimamente están ligeramente por debajo de la media. Los cuatro mayores países de la UE están en la media o por debajo. Territorio peligroso. Los datos son del Eurobarómetro y del European Sentiment Compass del European Council on Foreign Relations. Han pasado más de 70 años desde la Declaración Schuman y nos falta mucho.
La generosidad de aquellos gigantes, la necesidad de construir una gobernanza que nos alejara de la guerra y nos permitiera trabajar juntos pudo más que los egoísmos identitarios.
La solidaridad financiera supone que el plan de recuperación y resiliencia alcance impactos del 18% del PIB en Grecia, o del 8% en Portugal, del 7% en Polonia, del 6% en España y del 12% en Italia, una verdadera barbaridad (datos de la Comisión).
Europa sigue, sin embargo, sin una armonización fiscal que crea dilemas y competencias desleales entre estados que son supuestamente socios. Las distintas presiones fiscales ponen a las empresas en el dilema de o marchar a estados miembros de menor fiscalidad o no poder ser igualmente competitivas en su capacidad de generar beneficios y por tanto de acceder a capital.
Es esta probablemente, con la brecha en los costes de financiación, la mayor barrera al mercado único en igualdad de condiciones. Una caja fiscal común permitiría un rating y un coste común para las empresas, independientemente de su ubicación en la UE, sólo las ratios financieras determinarían el coste de la financiación.
Idénticas compañías accederían en las mismas condiciones a la financiación ya que el riesgo país se mutualizaría. Pero ni tenemos Bancos genuinamente paneuropeos ni operadores de telecomunicaciones paneuropeos y el mercado de la energía también está fragmentado. Necesitamos tamaño para competir. Lo que muchas veces nos recuerda que se vetó la fusión de Alstom y Siemens para crear un campeón paneuropeo que pudiera mínimamente medirse con sus pares chinos, por ejemplo.
Sigue habiendo una Europa del norte del limes, el Rin, el Danubio y el Murió de Adriano, y otra del sur. Modelos civilizatorios y culturales diferentes, libre albedrío, frente a predeterminación. Más individualismo o más colectivismo. Pero con una moneda única ya no hay muchas opciones.
Esto exige una disciplina que por una cosa u otra ha saltado por los aires. Los procedimientos por déficit excesivo y los criterios de convergencia de Maastricht han quedado destrozados y cada país emite lo que necesita con bastante manga ancha.
Parte del problema de inflación también viene por la alegría en la liquidez y el endeudamiento. Ahora tenemos a Francia con 3.7 Trillones o el 127% de deuda sobre PIB, a Italia con 3.56 T y el 171%, España con 1.94T al 134% y a la locomotora alemana al 79.1% con ni más ni menos que otros 3.3 Trillones de dólares. Con una demografía decreciente es una situación muy compleja aunque menos que Japón con 14.3T de deuda, el 297% de su PIB y, aunque el 82% está en manos de japoneses, su envejecida población va reduciéndose en más de un cuarto de millón al año.
Bruselas es un hervidero de lobbies de organizaciones, instituciones, empresas y asociaciones tratando de influir en sus propios beneficios. Los funcionarios de la UE y los políticos allí plantados, aunque la mayoría están a menos de hora y media de avión de casa, viven como expatriados, a gastos pagados y con potentes ventajas fiscales. Difícil ser sensible a la vida del ciudadano medio desde esa posición privilegiada. Desde ahí, como decía mi abuelo, cuantos más gatos más ratones.
Sólo en 2020 el Economist ( 15/05/2021) mostró que Google destinaba 5,75millones de euros, Facebook 5,5m, Microsoft 5,25m, Apple 3,5m, ExxonMobil 3,25 o Huawei 3 millones de Euros a través de sus filiales o directamente en asociaciones. Han abierto oficinas en Berlín en el barrio del Bundestag o en Bruselas en el Quartier Léopold, cerquita de la Comisión.
Según Transparencia Internacional en la ciudad del Manneken Pis hay 25.000 lobistas con un presupuesto anual de más de 3.000 millones de euros. De estos, solo se habían registrado como tales unos 7.500 ante el Parlamento Europeo. El informe anual de transparencia y ética de la Comisión 2022 muestra una evolución de 5.431 registrados en 2012 hasta 13.366 en 2022. Para que se hagan una idea, sólo de patronales hay 2.715 registrados, de ONG’s 3.518 y 908 de firmas de consultoría, abogados y autónomos lobistas. En Berlín había, en la misma fecha, unos 7.000 con mil millones de presupuesto anual.
Esta semana el lobby del motor alemán ha estado a punto de tumbar la prohibición de motores de combustión para 2035 y se ha llevado, al menos, la salida de los combustibles sintéticos. El periodista de investigación y corresponsal en Bruselas de la revista Stern, Hans Martin Tillack, autor de “Die Loobby Republik” y La república corrupta, ha denunciado con dureza estas prácticas en Alemania y avisó de que habrá más escándalos. Y los hubo. El caso de la bella europarlamentaria Eva Kaili, me impactó doblemente. Por el caso en sí y porque la había conocido personalmente en un evento de una asociación patronal europea en Bruselas en 2018. La solución es la transparencia. Es evidente. El lobby es necesario y legítimo si se hace con ella. Alemania, no obstante, está en el número 9 de Transparencia Internacional.
Resulta que, aun así, Bruselas ha mantenido el liderazgo en forzar a las grandes tecnológicas a que no abusaran demasiado de sus posiciones de dominio. Hubo casos con Microsoft y su navegador, con 561Millones de euros de multa en 2013 y muchos otros, pero sobre todo hoy en día, el acceso a las plataformas digitales, en las que Google y Apple controlan la inmensa mayoría es clave.
Si eres una Pyme o una Start up y quieres vender una App, tienes obligatoriamente que hacerlo a través de estas “store” o no llegarás al gran mercado. En 2019 se hizo muy popular un artículo que decía que las Big Tech debían temer a Europa y que, para entender el futuro del Silicon Valley había que cruzar el Atlántico, hacia Bruselas. Europa lideró en privacidad de los datos. No es menor el hecho de que los 5 mayores tecnológicas del mundo venden en la UE el 25% de sus productos y servicios. El General Data Protection Regulation, GDPR, fue pionero. La Digital Market Act es una magnífica demostración, una vez más de que la UE, a pesar de ser un coladero para las muchas influencias e injerencias está liderando en este campo. Encontrar un equilibrio en el afán regulatorio que no disuada el emprendimiento ni la actividad inversora e innovadora es importante también.
No tiene mucho sentido, sin embargo, que por una parte no se impulse la consolidación de los operadores de telecomunicaciones en la UE, en América o China hay menos y de un mucho mayor tamaño, y se les eche además una mano haciendo que las tecnológicas paguen parte de las redes de comunicaciones. Una postura que Ametic, de manera estructurada, ha argumentado, y rebatido. Es sorprendente la caída del caballo, como Saulo de Tarso camino de Damasco, porque nuestro gobierno defendía una tasa digital, que se ha ido diluyendo y que iba a las transacciones de las empresas que, operando en la UE no tuvieran un establecimiento fiscal o que tuvieran artificios para declarar muy pocos beneficios frente a importantes ventas .
Es una de las características de la soberanía el acuñar moneda y cobrar impuestos. ¿Por qué no se cobran a las empresas de fuera de la UE que operan digitalmente en ella? El establecimiento fiscal digital permanente es clave. Tenemos coladeros de empresas tecnológicas norteamericanas ubicadas en países de baja fiscalidad de la UE y también coladeros aduaneros, sobre todo de China con millones de envíos de poco valor. Sólo ahora que hay un grande chino como Tik Tok, en los EEUU, están sintiendo lo mismo que Bruselas.
Lo curioso es que en Bruselas hay instituciones que deberían defender a la industria europea pero que están participadas muchas veces por empresas que no lo son. Ponen un equipo europeo y pagan buenas cuotas para influir en la UE pero hay empresas chinas, americanas , japonesas, turcas… en las supuestas patronales europeas que dicen defender los intereses de nuestras industrias.
Para que además se vea que lo hacen, también incorporan a las NTA´s ( National Trade Asociations) o las patronales de la mayoría de países de la UE. El problema es que estas NTA’s también están permeadas de socios que son filiales en los respectivos países de las multinacionales no Europeas, que a su vez, también están en la asociación de arriba y, para colmo, tienen sus oficinas propias de lobby en la ciudad del Atomium. El mayor fabricante europeo de robots, la antes alemana Kuka, como la antes sueca Volvo y muchas otras ( Dematic, Egemin, Retrotecg Linde, KraussMaffei…) son empresas de propiedad China.
Un ejemplo, la empresa china “Fula-Nin”, es socia de la patronal española de empresas de su ramo. Además, lo es, si le dejan, en CEOE ( ya tenemos ejemplos como Huawei) y además lo es en la asociación europea del dicho ramo. Esto pasa también con la multinacional Americana “Fulan-Co” (ejemplos tenemos también como Boeing, Cisco, Facebook…). Así, vamos haciendo que Europa sea un coladero en el que se camuflan de intereses sectoriales y nacionales los de compañías extranjeras que solo quieren, legítimamente, maximizar su beneficio e intereses. Dicen que cuando Joe Biden se propuso poner orden en su casa, sus asesores tomaron algunas ideas de la propia Comisaria de competencia Vestager, que tiene a mérito que su país, Dinamarca, es la primera en el ranking de transparencia Internacional. España, de nuevo por debajo de su peso, en el 35, pero la primera potencia mundial, los EEUU están en un no muy buen puesto, el 24.
La DMA lleva aparejada una regulación de aplicación voluntaria, como un código de prácticas contra la desinformación, y normas para la transparencia y la segmentación de la publicidad política.
En tecnología, que la Digital Market Act sea realmente una regulación que permita a las empresas europeas vender sus productos y servicios digitales libremente será un fertilizante para empresas como la malagueña Uptodown, un portal de descarga de Apps incubado y acelerado en el Polo de Contenidos Digitales y que cuenta con 100 millones de usuarios únicos al mes, 450 millones de descargas mensuales, siendo el tercer actor, pero muy de lejos de los dos gigantes estadounidenses (GooglePlay y AppStore).
La Ley de Mercados Digitales de Europa tiene como objetivo regular a los guardianes de la información ( los llamados gatekeepers, entre los que se encuentra también Amazon, “que usan sus herramientas para tener una ventaja competitiva”, en palabras del CEO Luis Hernandez en una entrevista a La Opinión el pasado mes de octubre. ¿Qué acabará pasando? Pues que estas empresas oligopolistas, muy probablemente, se acaben comprando a esta joyita malagueña y las que vayan encontrando. En la misma entrevista ya reconocían haber recibido, con solo 35 empleados, ofertas de compra por más de 100Millones. Calderilla. Los dos socios resisten. Son las llamadas fusiones horizontales. Te compras al competidor.
En febrero de este año las autoridades de competencia británicas anularon la compra por parte de Facebook de Giphy, por ejemplo, también arrancaron un expediente sobre la compra por parte de Xbox (de Microsoft) de Activision Blizzard, un estudio de juegos. Todas estas cosas van reduciendo la competencia. Esto es lo que no permitió la compra de ARM por parte de Nvidia. Nuestras autoridades de competencia en España, mientras tanto, están a por uvas y se enteran ahora de que algunas constructoras, petroleras, energéticas o consultoras pactaban el reparto del pastel. Las cosas de Bruselas acaban afectando, y mucho, a nuestras empresas y a nuestra vida cotidiana. Como puede ser el caso de la admirable Uptodown que nos recordaron en palabras de su CEO para El Español de Málaga que “Un @cuenca , un @ManuHeredia21 un @bquintero añaden más valor que 10 multinacionales afincadas en el extranjero con equipos en el PTA.”