Después de diecisiete columnas, creo que ha llegado el momento de tomarme un descanso en mi blog. Agradezco al equipo de El Español de Málaga que me pidiera que colaborara en su sección de opinión. He disfrutado con ello y agradezco todos sus comentarios positivos durante los últimos seis meses aproximadamente.
En mi última columna me gustaría hablar de las esperanzas que tengo para Málaga y sus gentes. No voy a ser político, ya que siendo guiri en esta ciudad sería un grave error.
Tengo que empezar por el Málaga CF. Hoy es otro día crucial en esta interminable temporada y, a pesar de las tres victorias en los últimos cuatro partidos, seguimos siendo favoritos para descender al final de esta temporada. El increíble apoyo que el equipo ha recibido de la afición en los últimos meses ha ayudado al equipo y ha levantado el ánimo entre los malaguistas. Puede que tengamos que ganar todos los partidos que quedan de la temporada y si al final no es suficiente, la devastación entre la afición será enorme y las consecuencias inconmensurables.
Espero que algún día este club sea propiedad y esté gestionado por personas que se preocupen por el fútbol y por la comunidad y que comprendan la importancia del club de fútbol de una ciudad y no se impliquen sólo para elevar su perfil personal. Creo firmemente que un día el Málaga CF será el club de fútbol más popular de esta ciudad, si consigue vincular la orgullosa identidad de la gente de la ciudad con el propósito y la filosofía del club.
Espero que Málaga se convierta en una ciudad que beneficie a todos los ciudadanos. Un urbanismo sensato, más inversiones para mejorar las infraestructuras y las instalaciones. Hay muchos asuntos que abordar.
Espero, y esto me sale del corazón como extranjero que vive en su ciudad, que Málaga no se convierta en un lugar en el que la generalización y los prejuicios dañen la relación entre locales y visitantes. La gran mayoría de la gente que visita la ciudad se comporta muy bien, es respetuosa y se va de su ciudad habiéndose enamorado de Málaga. Hay muchas cuestiones que abordar y regular de cara al futuro, pero echar la culpa a las personas que visitan esta ciudad es contraproducente y no aborda el núcleo del problema.
Y por último, siéntanse orgullosos de su ciudad. Acepten y disfruten de las cosas buenas, que hay muchas, pero señalen también las que no están bien y pueden mejorarse. Ustedes son gente increíble en una ciudad muy especial.