Mañana de un lunes de hace un año. Me encontraba pasando consulta de pediatría en el hospital, cuando me comunicaron que había una señora esperando en la puerta de la consulta, porque quería hablar conmigo urgentemente.
Tan pronto como pude la hice pasar. Era una madre muy conocida en nuestro servicio porque tenía dos niños y una niña con problemas respiratorios severos. Se trataba de menores que, sobre una base alérgica de piel y complejo atópico, habían padecido una bronquiolitis por virus respiratorio sincitial en los primeros meses de la vida.
El periodo agudo de enfermedad había sido una pesadilla, pero las secuelas pulmonares con las que quedaron para muchos años seguían presentes, marcando la vida de la familia. Acudió a buscarme para comentar una buena noticia: por fin habían empezado a vacunar a los niños frente a la gripe, después de muchos años reclamándolo.
Recientemente, había tenido un cuarto hijo, que en ese momento tenía nueve meses, por lo que podría recibir la vacuna de la gripe. Además, conocía que nuestro servicio había participado en un proyecto mundial para valorar la posibilidad de administrar una vacuna más moderna, de nueva generación, que evitaría el problema de la bronquiolitis.
La bronquiolitis es una infección pulmonar frecuente en lactantes pequeños y bebés. Causa una inflamación pulmonar y acumulación de moco en las pequeñas vías respiratorias de los pulmones: los bronquiolos. Los síntomas van de leves a graves: desde un simple cuadro catarral con mucosidad, congestión nasal o algo de tos escasa, hasta episodios severos con "pitos" en el pecho al respirar, que se acompañan de dificultad respiratoria y llegando a las apneas y a la falta de oxígeno.
Esta madre lo sabía muy bien; en su corazón había tres ingresos en la UCI de pediatría, 5 ingresos en planta de hospitalización, multitud de noches en los servicios de urgencias, innumerables vistas a las consultas de pediatría y a la de los especialistas en patología respiratoria infantil y una enormidad de días de ver "ahogarse" y sufrir a sus hijos.
Desde que en 1956, el Virus Respiratorio Sincitial se identificó como un virus que solo afectaba a humanos y chimpancés y que se llamó inicialmente "agente de la coriza del chimpancé" (CCA). Rápidamente se reconoció como el gran problema infeccioso de las vías respiratorias en lactantes y niños pequeños, especialmente en los primeros meses de edad.
12,9 millones de episodios en el mundo
Así se pudo conocer que es el gran virus del primer año de la vida, de tal forma que es el causante del 80 % de todos los problemas respiratorios en estas edades. Tan relevantes son estas patologías en nuestros bebés y en los lactantes de todo el mundo, que el pasado año hubo 12,9 millones de episodios de este tipo de infecciones respiratorias, 2,2 millones de hospitalizaciones y 66.300 muertes.
Es más, este virus es la primera causa de hospitalización en menores de 12 meses, tratándose en el 95% de estos hospitalizados de lactantes previamente sanos. En nuestro país conocemos que se hospitaliza a 1 de cada 56 lactantes sanos en su primer año de vida por esta causa y que casi el 20% de los hospitalizados acabarán ingresado en UCIP pediátrica.
Ahora hemos perdido las referencias, pero si hace unos meses nos hubieran dicho, en el caso del Covid, que la tasa de hospitalización en el primer año de vida era de 3.838 /100.000 niños sanos, nos hubiera parecido una situación límite y la catástrofe más absoluta, sobre todo si le unimos que se notificaron un total de 82 muertes por bronquiolitis entre los lactantes hospitalizados.
La práctica totalidad de los niños lo padecen en los dos primeros años de vida, pero no deja protección o inmunidad, con lo que se volverá a repetir en años posteriores. Sin embargo, el gran problema es el niño en su primer año de vida, siendo las infecciones más severas y cuando quedan más secuelas para toda la vida.
A todo ello hay que unir la imposibilidad de predecir qué lactantes desarrollarán síntomas graves, por lo que todos los lactantes están en riesgo. A corto plazo estas infecciones se asocian con una mayor incidencia de complicaciones por otitis media y neumonía, y a un mayor uso de antibióticos. A largo plazo la infección es frecuente que se asocie a dificultad para respirar crónica, a la alteración también crónica del funcionamiento del pulmón e incluso destaca un llamativo aumento de los gastos sanitarios.
Pero volvamos, con esta madre, a la triste realidad: como cada año la bronquiolitis ya está aquí. Yo la hacía recapacitar sobre el paradigma (modelo a seguir) en la lucha frente a estas infecciones ha cambiado: del tratamiento, a su prevención.
Así que a continuación aprovechó para interrogarme: ¿Qué pasó con aquel estudio que estabais realizando aquí en Málaga, en vuestro hospital sobre una nueva modalidad de vacuna más moderna, que evitaría este calvario para muchos niños y sus familias?
Le recordé que se llamó ESTUDIO MELODY y que su novedad la había recogido la revista de medicina más prestigiosa del mundo: The New England Journal of Medicine, demostrando su enorme seguridad y su altísima eficacia.
Tenemos la gran satisfacción y una esperanza plena en sus resultados, ya que, desde el 1 de octubre del 2023, todos los niños de nuestro país recibirán este producto conocido como BEYFORTUS (NISERVIMAB). Así que, aunque su cuarto hijo no lo podrá recibir porque es para niños menores de seis meses, nos queda el consuelo y la alegría de que hay un gran número de bebés que sí lo podrán recibir.
Pese a este momento de ilusión, sigue habiendo hay algún elemento de preocupación: Es verdad que en Andalucía habrá niños, hijos de padres de ciertas mutualidades, que no lo recibirán y que tampoco lo podrán comprar en farmacias.
Es nuestro mayor deseo que no tengamos que comentar esto en los próximos meses como una página triste de la historia de las bronquiolitis, pero hasta entonces pondremos todos los medios para intentar remediarlo y nos seguiremos ilusionando con conseguir que, según los cálculos efectuados para España, se eviten casi 95.000 visitas a las consultas de pediatría, casi 25.000 visitas a urgencias y casi 8.000 hospitalizaciones.
El deseo último es que ese titular que se ha publicado sobre que nuestro país va "camino del primer invierno sin bronquiolitis en bebés" se haga realidad y todas las penalidades que hemos ido recordando juntos sea tan solo un "triste sueño de una noche de invierno".