Lunes por la mañana y a las diez tengo reunión con un nuevo cliente. Es el CEO de una multinacional americana del sector tecnológico que ha elegido Málaga como su nueva ciudad de residencia. Llegó hace 2 meses con su mujer y dos hijos pequeños, que ya han empezado el curso en el colegio británico de la capital. En este tiempo, ha adquirido una casa en Málaga capital y un vehículo de alta gama. Su nombre, Mr. Marshall.

En la reunión, me cuenta que son varios los factores que han motivado tan importante cambio vital, señalando como uno de los principales, el aumento de la violencia en California. Concretamente alude a las estadísticas de tiroteos en escuelas. El fenómeno es tan generalizado que incluso ya tiene nombre propio: “school shooting”. Me pregunta por la estadística en España, a lo que le respondo que afortunadamente carecemos de ese dato, por insuficiencia empírica.

La elección de Málaga se debe a que le recuerda muchísimo a la costa Oeste de Estados Unidos, tanto en clima como en orografía, aquí se siente como en casa. Así mismo, pone en valor que es una ciudad muy segura y con un extraordinario sistema sanitario. Además, me cuenta que le encanta la comida española y que salir a cenar con su familia a un buen restaurante le cuesta aquí menos de la mitad que en su ciudad de origen. Con relación a la vivienda, el mercado en California está tan saturado, que los precios de aquí no son comparables, sus ingresos anuales le permitirán, sin duda, ser uno de los vecinos más acaudalados del mejor barrio de Málaga.

Pero aquí hemos venido a hablar de impuestos. Su decisión no ha sido providencial, ha estado motivada por la entrada en vigor de la Ley de Startups a finales del año 2022 y su regulación sobre los Nómadas Digitales. Con la llegada de la Ley 28/2022 de 21 de diciembre de 2022, de fomento del ecosistema de las empresas emergentes, el Gobierno introdujo la popular normativa del Visado de Nómadas Digitales, para la atracción del talento internacional.

Esta aprobación ha posibilitado que ciudadanos extracomunitarios puedan trabajar desde España en remoto y mantener sus empleos en sus países de origen.

Desde un punto de vista fiscal, el visado para nómadas digitales permite el acceso al régimen especial para impatriados del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas, comúnmente conocido como “Ley Beckham”. Este régimen es muy conveniente para trabajadores de perfil alto, pues la tributación de las rentas del trabajo es al 24%, en lugar de los tipos habituales de nuestro IRPF, los cuales pueden ascender hasta el 47%.

Tenemos grabado a fuego el mantra de que el inmigrante que interesa atraer a un país es aquél que llega con recursos económicos suficientes para su subsistencia y este mantra se ha cumplido durante muchos años. Especialmente en Málaga y Costa del Sol, estamos acostumbrados a recibir a ciudadanos de perfil económico alto, que fundamentalmente elegían nuestra tierra como destino para su jubilación o vacaciones prolongadas. Este turista de larga temporada aporta riqueza y no compite con el ciudadano de a pie, tanto por gustos, como por edad o elección de propiedades para su residencia.

Sin embargo, el Sr. Marshall es diferente, su perfil es el de cualquier familia malagueña de clase media, va a elegir los mismos colegios y zonas para vivir, y seguramente acudirá a los mismos restaurantes y clubs de deporte, pero sus ingresos triplican los de cualquier familia de profesionales malagueños de alta cualificación.

La llegada de este perfil de ciudadanos, sin duda aporta riqueza económica y cultural a nuestra ciudad, pero indudablemente también va a provocar subida de precios. Me encanta pensar en Málaga como una ciudad cosmopolita y multicultural en la que en un futuro mis hijas puedan encontrar un trabajo de alta cualificación sin tener que mudarse a Madrid o Londres, pero sé que también va a ser muy complicado para ellas comprar una vivienda.

Esta semana hemos podido leer en prensa que el primer ministro de Portugal ha comunicado que el próximo año se podrá fin a la exoneración fiscal a los extranjeros, por la grave crisis de la vivienda que están sufriendo nuestros vecinos lusos. En materia económica y fiscal, debemos mirar a nuestros vecinos, porque desde hace años nos han tomado la delantera.

Estamos en un momento clave en la historia de nuestra ciudad y tenemos la oportunidad de hacer bien las cosas, trabajar para crear un ecosistema en el que sea posible una ciudad diversa, internacional y digital. Para ello, la colaboración publico privada es esencial y el regulador debe trabajar para dar seguridad al ciudadano de a pie y que Málaga siga siendo el mejor sitio para vivir y para trabajar, también para nuestros hijos.