Uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos las empresas en nuestra carrera hacia el crecimiento continuo, y que cada vez afecta a más sectores, es la falta de profesionales especializados.
El crecimiento conlleva, casi siempre, un aumento en el equipo de trabajo responsable de la realización del servicio o producto para los clientes (más acuciante aún en empresas de servicios). La falta de estos profesionales está llegando a ralentizar este año el crecimiento económico de muchas empresas. Por este motivo, cada vez se hace más complicado cubrir una vacante, y más enrevesado aún, encontrar al candidato o candidata ideal.
Pero, ¿cuáles son las causas reales? Hemos detectado tres causas y tres efectos.
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Falta de experiencia previa del candidato/a; no solo en habilidades técnicas requeridas por las empresas (hard skills), sino también en habilidades relacionales, digitales y comunicacionales (soft skills). En este último campo hay mucho que mejorar.
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Sobrecualificación curricular. Grados y dobles grados; máster generalista y másteres especializados, múltiples cursos…inundan los currículums de todos los aspirantes. Seguimos pensando que los títulos son el camino del éxito, pero estamos equivocados. Las empresas ya no lo valoran como antes.
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Falta de iniciativa. Ahora más que nunca hay que saber reinventarse, reaprender (reskilling) para posicionarse en los conocimientos prácticos que las nuevas salidas profesionales y el mercado demanda. Los próximos años será más importante la capacidad de cambio de la persona, que el volumen de títulos o los años de experiencia acumulada.
Y estos son los efectos a día de hoy:
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Madurez en los perfiles seniors que solamente cambian de trabajo cuando aumentan sus condiciones salariales. Esto conlleva en este momento una alta rotación de perfiles senior cualificados. Lo que está encareciendo las contrataciones y subiendo los salarios medios. Menos perfiles y cada vez más caros. Una guerra en toda regla.
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Los jóvenes no tienen claras cuáles pueden ser sus salidas profesionales reales, y qué necesitan exactamente para diseñar su itinerario formativo con el único objetivo de encontrar empleo de calidad. Esto se traduce en menos incorporaciones al mercado laboral. El talento joven se resiente y las empresas también.
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Los perfiles senior de más de 45 años no están dispuestos a postularse por los nuevos puestos demandados por las empresas. Tienen las soft skills, pero necesitan atacar las nuevas hard skills. Un perfil potente que necesita reinventarse pero no termina de ver el camino. ¿A qué estamos esperando?
El mercado laboral ha cambiado porque las necesidades reales de las empresas han cambiado. La brecha entre educación - empresa - persona debe ser lo más estrecha posible. La búsqueda de perfiles profesionales cualificados no para de crecer.
¿Qué podemos hacer?
Desde Windup apostamos por un modelo formativo - práctico - empresarial como una de las posibles soluciones al problema. Un modelo donde las empresas tomen las riendas del problema, lanzando programas prácticos, en partenariado con instituciones educativas, donde el desarrollo formativo del alumnado (perfiles de 18 a más de 45 años) pase por el aprendizaje del desempeño del puesto de trabajo.
En otras palabras, el oficio se sigue aprendiendo siendo primero aprendiz.
Y en este camino de apuesta mutua, se trabajarán las soft skills con el único objetivo puesto en la empleabilidad para la persona y para la empresa. Un trato justo.
A partir del momento de incorporación con contrato de calidad, las empresas deben diseñar itinerarios profesionales retributivos y formativos bianuales, para garantizar el crecimiento continúo de las personas que han ido incorporando a sus organizaciones.
De esta manera resolvemos parte del problema al articular un sistema “win to win” para todas las partes involucradas.