¿Se imaginan un país sin hospitales? En 1483, el de Antezana, vinculado a la Universidad de Alcalá de Henares, es el más antiguo en funcionamiento de España y uno de los más antiguos en funcionamiento de Europa con el Hôtel-Dieu de París (829).
El primero universitario, el primero que no distingue entre hombres y mujeres ni en las salas de enfermería ni en los salarios de enfermeros y enfermeras. Allí se crea el primer cuerpo de enfermeras de España. Dicen que el padre de Cervantes era médico en Alcalá. Me lo imagino allí, en un invento revolucionario en el momento.
San Benito de Nursia, fundador del monacato occidental, recoge en su regla (hacia 529) la obligación moral de cuidar a los enfermos. En esa época, el obispo visigodo Masona de Mérida funda el hospital documentado más antiguo de España.
En el siglo IX, Carlomagno ordena que junto a cada catedral se anexe un monasterio y un hospital. El modelo de la Abadía de Cluny, que se extiende por Alemania y Francia nos trae con el Camino Francés de Santiago de Compostela, los monasterios, el románico y los hospitales.
Lo mismo siguió con la orden de Císter. Entre los monasterios notables en este sentido estaban los benedictinos de Corbie en Picardía, Hirschau, Braunweiler, Deutz, Ilsenburg, Liesborn, Pram o Fulda; los cistercienses de Arnsberg, Baumgarten, Eberbach, Himmenrode, Herrnalb, Volkenrode y Walkenried. En 300 años desde 1200 se fundan en Alemania (que no existía como tal) más de 100 hospitales.
La orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén (luego de Malta gracias a la donación de Carlos I a cambio del famoso halcón) ofrecían hospedaje y hospitales a los peregrinos a Tierra Santa. Posteriormente San Juan de Dios funda en Granada la que sería la orden hospitalaria por excelencia. La visita a la Casa de los Pisa es obligada si se quiere entender la visión y la contribución a la civilización de su obra.
Los reyes católicos, fundan en el reino de Granada, Universidad y Hospitales, ya en Málaga ordenan al Obispo Pedro Díaz de Toledo fundar en 1489 el Real de Caridad, Origen del actual Hospital Civil, el Real de la Misericordia en Marbella (antiguo San Juan de Dios).
En Granada, emplazan uno en la misma Alhambra y, la que hoy es sede del rectorado se ordena construir en 1504 para reemplazar al anterior. Solo cinco meses después de la toma de la ciudad, en la Bula de Erección de la catedral de Guadix ordenan también la construcción de un Hospital Real de Caridad.
El programa establecido por los Reyes Católicos para dotar de establecimientos de este tipo a diferentes ciudades del recién conquistado reino: Alhama y Santa Fe, hospitales de los llamados de tránsito; Motril; Baza; Hospital Real de Granada y Hospital Real de Almería.
Las rentas de la conquista fueron tan importantes en con la donación de un tercio de las del Voto de Santiago, ordenaron fundar en 1499, el Hospital de los Reyes Católicos de Santiago de Compostela (actual Parador de Turismo).
La obra civilizatoria no para en Granada, la imprenta, el carro, caballos, burros y mulas, la universidad y los hospitales cruzaron el Atlántico. En 1502 se funda el primero en La Española que, siguiendo las ordenes reales Nicolas de Ovando, reemplaza después por el de San Nicolás de Bari. En la actual Méjico, Hernán Cortés funda el primero en 1524, Jorge Alvarado en Guatemala en 1527, Pizarro en Lima en 1528, Pedro de Valdivia en Santiago Chile en 1544.
Según el médico Francisco Guerra Pérez-Carral, que identificó buena parte de las instituciones asistenciales sanitarias levantadas en Hispanoamérica y Filipinas, más los hospitales de los misioneros en China y Japón:
La caridad de los españoles fundó 1.196 instituciones asistenciales en Hispanoamérica y Filipinas entre 1492 y 1898. ( El Hospital en Hispanoamérica y Filipinas 1492-1898)
La monarquía los abrió en los puntos más lejanos donde había súbditos, como Macao (1568), Molucas (1606), Cantón (1678), islas de Juan Fernández (1750), archipiélago de las Marianas (1760), Puerto Soledad en Malvinas (1766), presidio de San Francisco (1776), Río Negro (1778), Batton Rouge (1780) y las Carolinas (1870).
No eran expertos en salud, ni en educación superior, simplemente sabían que su modelo de éxito llevaba “el pack de instituciones” que las daba la prosperidad (una de las mayores multiplicaciones demográficas, económicas, geográficas, intelectuales, culturales de la historia de la humanidad en apenas 30 años).
Con frecuencia me gusta recordar la contribución de los vascos y su extensión cultural tras la Contrarreforma, los jesuitas, a la civilización occidental. La monarquía hispánica no fue tocada de muerte hasta que los balcanizantes convencieron a los borbones de la expulsión de los jesuitas de la mayor unidad política, lingüística, cultural y religiosa de su tiempo.
El origen de estas expulsiones es múltiple. Defender el tiranicidio o el regalismo, tener un enorme poder y riqueza, o depender directamente del papa en una era que hoy no llamaríamos absolutismo sino de totalitarismo real, no ayudó.
La desamortización, que así se le llama finamente a la apropiación de los bienes por parte del Estado, y que ya había puesto enormes riquezas antes en las manos de los príncipes luteranos, era una tentación que primero ponen en práctica con la expulsión los borbones franceses (1762).
El tratado de Madrid de 1750 o de Permuta, que anula el de Tordesillas y pone en manos de los portugueses enormes extensiones que casi duplicaron el tamaño de Brasil, fue, casualmente, firmado por el embajador inglés y el secretario de Estado, José de Carvajal y Lancaster.
Portugal, que, de la mano de Pombal, había iniciado la obra de sus patrones de Albión, les expulsa el primero en 1759, y en el tratado renuncia a la colonia del Sacramento y a su pretensión de libre navegación por el Río de la Plata.
A cambio, España cedió a Portugal dos zonas en la frontera brasileña, una en la Amazonia y la otra en el sur, en la que se encontraban siete de las treinta reducciones guaraníes de los jesuitas.
En España los guaraníes, como todos los indígenas, eran súbditos de la corona y hombres libres. En Portugal los indígenas eran esclavizables. De fondo, el lucrativo comercio de esclavos, (asiento de esclavos) que se prohibía y se indemnizaba a los ingleses que, de facto, siguieron haciendo desde Jamaica y Belice, que se negaron a abandonar a pesar del tratado y las 100.000 libras de indemnización a la South Sea Company.
El Marqués de la Ensenada, defensor de los jesuitas, fue convenientemente destituido. La capacidad de liderazgo mostrada por la Compañía de Jesús, y su capacidad para movilizar una fuerza de miles de personas, que quedó patente en la Guerra Guaranítica, defendiendo a los indígenas, sus derechos y sus reducciones, hizo temer a la corona española por la estabilidad en la zona y fue el germen de la motivación para la Pragmática Sanción de 1767, por la cual Carlos III decretaba la expulsión de los jesuitas de todos los territorios de ultramar.
Campomanes les asesta el golpe de gracia acusándoles de instigar el motín de Esquilache. Gol de Gran Bretaña por obra de su testaferro portugués. Para que toda América cayera en sus manos, los jesuitas y los valores que defendían eran un problema. “Foreign affairs are not nice, my friend”. Robert de Niro y Jeremy Irons nos lo recuerdan en La Misión (Roland Joffé, 1986).
Solo era cuestión de tiempo que Trafalgar diera la puntilla (1805) a un Estado que perdió su capacidad civilizatoria, reducciones, escuelas, universidades, hospitales… de golpe.
Aquellas universidades que enseñaban en latín, español y lenguas indígenas, por todo el continente, empiezan a comprar, con los movimientos mal llamados de liberación, la homogenización lingüística, el racismo y la desigualdad.
Todo convenientemente alentado desde las orillas del Támesis. Los criollos imponen el castellano y cada vez hay menos indígenas en las universidades. Aún hoy hay comunidades indígenas en las selvas de Bolivia con niveles muy bajos de alfabetización que siguen transmitiendo de padres a hijos la música barroca que aprendieron de los jesuitas.
El Barroco, como la mayor campaña de promoción y comunicación de la Contrarreforma, la música, la escultura, la pintura como vehículos universales de comunicación para las masas frente al frugalismo iconoclasta de la Reforma.
Sigo mirando a los vascos, su cultura, su impacto en la civilización universal, sus instituciones, sus modelos, su industria, sus empresas y sus estrategias a largo plazo en tecnología con curiosidad y admiración.
Miren el mapa histórico de la distribución de los centros de cultura, los monasterios, desde San Victorián, hasta todos los que, primero Benedictinos, Franciscanos, Cluny, luego Císter, y luego ya con marca española, Dominicos y Jesuitas y comparen con los niveles de riqueza, de alfabetización, de concentración de empresas.
Miren la distribución de resultados en las pruebas matemáticas y comprensión lectora del informe Pisa. Miren la relación entre niveles de alfabetización tres generaciones atrás y la renta per cápita hoy.
El pensamiento nacionalista de primeros de siglo XX se apoyó en teorías de la raza, argumentando que existían razas superiores. Algunos escritos del Dr. Robert, que aun conserva una plaza y un palacio con su nombre en Barcelona, y otros “racialistas” sobre diferencias craneales y mentales, refutadas posteriormente por la ciencia.
Lo cierto es que los mayores niveles económicos y civilizatorios guardan una inequívoca relación con los de alfabetización en las generaciones anteriores. No eran comunidades mejores que otras por su genética, eran sociedades más prosperas por sus capacidades, la primera la formación.
Hoy en la era de la Inteligencia Artificial, la de la Supercomputación, los semiconductores, la nanotecnología, la fotónica, o las comunicaciones cuánticas, miro de nuevo el mapa y veo la distribución de los nuevos monasterios y hospitales, los centros científicos y tecnológicos, los que, a los 1000 años de la fundación de Montserrat, son los puntos de concentración de conocimiento, los que irradian a sus sociedades y sus tejidos empresariales cercanos.
¿Conocen ustedes el ICFO, el Instituto de Ciencias Fotónicas? Es el Cluny o el Suso de la fotónica, clave en las telecomunicaciones, la computación cuántica, la encriptación … ¿Conocen el Barcelona Supercomputer Center? Es el Císter de la supercomputación y ahora el diseño de microprocesadores. ¿Conocen ustedes el Centro Nacional de Microelectrónica? Es el Montecasino de los semiconductores. ¿El CNIO? El Toledo de las investigaciones y ciencia contra el Cáncer. Miren el mapa y ubiquen los nuevos monasterios, los centros del CSIC que se ubican otra vez en los mismos lugares. Mejorando de nuevo sus sociedades por la formación y el conocimiento.
Las órdenes hospitalarias de hoy son los centros tecnológicos, tienen hospitales (sus institutos) en distintas ubicaciones. Tecnalia, Gradiant, Vicomtech, ITMA, Ceit, ITA, CBIO, CTTC, I2Cat, Eurecat, BSC, CNM, el IBEC y así hasta 41 centros en la red CERCA, con su sincrotrón de luz ALBA, el Centro Nacional de Análisis Genómico, y suma y sigue.
Analicen la distribución geográfica de los centros de investigación de excelencia. Analicen dónde se ubican los nuevos hospitales. De nuevo, en los mismos territorios, donde 1000 años antes ya había románico, monasterios y hospitales, poniendo ciencia y tecnologías al servicio de sus sociedades, de sus empresas e industrias. ¿Y que sucede? Que el mapa de la concentración de lideres internacionales de nicho, y de industrias punteras coincide con la distribución, de nuevo, de mejores universidades, centros científicos y tecnológicos.
Cuando miro comunidades como Andalucía y la escasísima presencia de centros del CSIC y Centros Tecnológicos en pleno siglo XXI pienso que tenemos el equivalente un reino sin órdenes hospitalarias ni hospitales, con retraso civilizatorio y carencias de instrumentos, recursos y conocimientos que nos ponen peso en las alas.
Necesitamos un plan de hospitales (Ciencia, Innovación y Tecnología) enfocado al impulso de la industria y la generación de conocimiento para generar mayores niveles de prosperidad compartida.
Ya que no tenemos órdenes hospitalarias, trabajemos con las que hay para usar sus hospitales y crear hospitales nuevos en el nuevo Reyno de Granada 4.0. El fracaso del RETA por inanición y falta de perseverancia debería ser una enorme oportunidad de aprender.
Si queremos ser excelentes tenemos que trabajar con los mejores y como los mejores. Tenemos que conseguir que los gobiernos de todos los colores entiendan que formación, ciencia, innovación, tecnología es tan importante como salud, carreteras o transporte.
El informe Draghi nos brinda una oportunidad de abrir los ojos y ponernos las pilas antes de caer en la irrelevancia. Estamos en un gran momento para la reindustrialización, pero conocimiento y tecnología es clave para abordarla con éxito competitivo sostenible.
Me imagino que si hoy llegara Fernando el Católico a Santa Elena tras Despeñaperros diría en su “Bula 4.0”: “Hágase junto a cada Universidad un Centro del CSIC y junto cada Clúster Industrial un centro Tecnológico”. Y no sería más que aplicar las buenas prácticas de otros reinos de España y de Europa.
La llegada de IMEC a Málaga es como si Cluny pusiera su segundo monasterio en Málaga. Hay que seguir, Fraunhofer, Cea-Leti, VTT, MIT, Tecnalia…, todas las órdenes hospitalarias, vengan y funden hospitales.