La familia de Sibora ya sabe que los restos del cuerpo encontrado por la Policía Nacional hace ahora cinco días en una vivienda de Torremolinos pertenecen a la joven italiana que fue dada por desaparecida en mayo de 2014. Así lo confirman fuentes próximas a la familia, que tras casi nueve años de sufrimiento tiene al menos el consuelo de haber localizado a su ser querido.
Un descubrimiento que nunca hubiese sido posible sin la muerte, antes, de Paula, otra joven de 28 años presuntamente asesinada por Marco, quien fuera expareja de Sibora justo antes de que se le perdiese la pista. De hecho, la aparición de sus restos mortales se produjo después de que Marco confesara de manera un tanto extraña ante los agentes de la Policía el lugar de la casa en la que se encontraban y que había compartido con Sibora.
A la espera de que se complete todo el proceso judicial ya abierto, con una doble causa relacionada con ambas muertes, todo hace indicar que Marco también asesinó a Sibora usando para ello el cuchillo ensangrentado que fue encontrado en la misma tumba improvisada donde fue escondido el cuerpo.
La secuencia de acontecimientos que se han sucedido en las últimas semanas constata hasta qué punto el crimen de Paula no ha sido uno más. Apenas un días después de que Marco fuese detenido como su presunto asesino, EL ESPAÑOL de Málaga desveló en primicia que una expareja suya había desaparecido en 2014 también en Torremolinos.
Pese al transcurrir del tiempo, no había ni una pista ni un rumor sobre su paradero. Ni tampoco una llamada al pequeño pueblo romano de Nettuno donde reside parte de su familia. Sin embargo, tras la muerte de Paula, la Policía Nacional amplió el foco de análisis y asumió la necesidad de desentrañar lo ocurrido también con la joven italiana.
La historia dio un giro radical cuando Marco confesó (no en presencia de su abogado ni del juez) que había matado a Sibora y que había escondido su cuerpo tras una pared en el piso en el que ambos vivieron en la misma localidad malagueña.
Esta declaración dio un empuje a la investigación y la situó en un lugar concreto, un inmueble ubicado en la zona de El Calvario, en Torremolinos. Hasta en tres ocasiones los agentes acudieron para intentar confirmar la veracidad del testimonio, que Marco se negó a refrendar después ante la juez.
En los primeros intentos, los agentes de la Brigada Local de Policía Judicial de la Comisaría de Torremolinos-Benalmádena, con la colaboración del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT), usaron densímetros y microcámaras para inspeccionar el interior de las paredes de la vivienda, pero no lograron ningún resultado.
Pero no fue hasta la noche del pasado martes cuando, en un cuarto intento, los agentes acudieron al piso junto de profesionales adscritos a Sistemas Especiales de la Subdirección General de Logística e Innovación para probar una "novedosa técnica" con instrumental de rayos X.
Las oportunidades de esta tecnología junto a la información aportada por los actuales inquilinos de la vivienda fue lo que acabó abriendo paso a un nuevo capítulo, presumiblemente el último, del caso Sibora.
Tras localizar una alteración en la construcción de una de las paredes del inmueble, los agentes se dispusieron a echarla abajo y fue ahí donde, rodeada de cal, localizaron una caja de madera en cuyo interior estaba el cuerpo de una mujer, todo parece indicar que el de Sibora. Sobre ellos, un ramo de flores. Y en una bolsa, un cuchillo manchado de sangre.