Después de año y medio sin viajar, algunos habrán gastado sus ahorros en reformar su casa (sobre todo los que teletrabajan) o directamente en comprar una vivienda. También los hay más valientes como Rafael García Maldonado y Mariló Rubio Borrego. Esta pareja de Málaga ha invertido su dinero ahorrado durante la pandemia en una editorial, Luz de agosto, para rescatar títulos de alta literatura olvidada.
Ambos tenían pensado lanzarse a la aventura desde hace tiempo. "El dinero que hemos ahorrado en vez de gastarlo en viajes que no podemos hacer o en otras cosas, lo perdemos creando esta editorial. No vamos mal", reconoce al teléfono este apasionado lector, que cree que "quien está podrido de literatura no le duele prendas en gastar dinero en eso". "Editar, como diría Robert Gottlieb, consiste en hacer público tu entusiasmo", insiste.
Rafael, farmacéutico de profesión, no ha parado de currar en plena crisis sanitaria, y Mariló había dejado de trabajar en lo suyo, la gestión cultural y la publicidad, para ser madre. "Le apetecía retomar algo sin necesidad de salir de casa y que le permitiera conciliar. Aunamos su trabajo, la gestión cultural, la edición y la publicidad, con mi pasión, que es la gran literatura, que está hoy menos editada", explica.
Libros sin prisas
El nuevo sello malagueño, cuentan en la web, "viene a ocupar un espacio que parece semivacío en el panorama editorial español, el de la exigencia literaria y la dedicación sin prisas a los libros: a lo que llevan dentro y a lo que son por fuera". Su propio logo, una mecedora, invita a leer con tranquilidad, ajenos al mundanal ruido que se concentra en las redes sociales.
"Queremos romper con todo eso de que no hay tiempo y darle el toque sureño. Aquí la vida es más tranquila y eso influye a la hora de editar. Hay que dedicarle tiempo necesario a la literatura, fuera de pantallas. Dedicarle el tiempo que se merece para aprehender con hache y que nos cambie un poco", anima el escritor al hablar del concepto de la editorial, cuyo nacimiento en plena Costa del Sol "lleva implícito una manera de ser y de vivir; también, de escribir y de leer". La sede se encuentra en la casa de la pareja, en Fuengirola.
El primer libro publicado por Luz de agosto ha sido Benito Cereno, una novela corta de Herman Melville con prólogo de Juan Benet en una cuidada edición. García Maldonado empezó con esta obra corta de Melville porque es uno de sus libros favoritos. Incluso la ha traducido él mismo.
"Vengo de una familia de médicos y farmacéuticos, pero también soy escritor. Veo que la literatura que practico y leo se ha quedado arrinconada porque es menos entretenida. Me rebelo contra eso. No sólo escribo de forma poca comercial, edito a gente injustamente olvidada", dice orgulloso.
La siguiente apuesta literaria, Los adioses de Juan Carlos Onetti, saldrá a final de año. La novela cuenta la historia de un enfermo terminal de tuberculosis. "Nuestra obsesión era sacar muy buena literatura donde importe más cómo se cuente, el lenguaje y el estilo, que la trama en sí. Esa gran literatura acabe por transformar y mejorar a la gente", asegura el editor, que adelanta que el tercer libro será una novela muy larga de Conrad.
Los tres autores sumergen poco a poco al lector en un laberinto de la conciencia humana. García cree en la potencia transformadora de la literatura, no tanto en que sea un mero divertimento. "Se edita mucho pero la mayoría no vale. Ahora encima vivimos este fenómeno de las editoriales fichan al autor porque es famoso o por el número de seguidores en redes, el público potencial", se lamenta el editor, que cree que al público lector hay que educarlo.
La pareja espera no defraudar en esta apuesta, "a contracorriente, por la ambición y la excelencia literaria, porque como dijo Faulkner, es un privilegio del escritor -y del editor- ayudar a resistir al hombre elevando su corazón, recordándole el coraje y el honor y la esperanza y el orgullo y la compasión y la piedad y el sacrificio que han sido la gloria de su pasado". Un bonito homenaje, el de abrir un nuevo sello editorial, en un momento donde es más necesario que nunca cultivarse interiormente.