Salomón Ibn Gabirol fue un pensador de Málaga adelantado a su tiempo. Tanto que muchas de sus enseñanzas nos podrían valer a nosotros mil años después de su nacimiento. El teólogo anima a educarnos en el amor a la sabiduría, lo único con valor en este mundo donde el tanto tienes tanto vales se ha impuesto. También habla del desprecio de los bienes mundanos en favor de cultivarse interiormente.
Desde unas primeras jornadas en su honor a un vídeo donde resumen su vida y obra, instituciones como el Ayuntamiento, la Diputación, la Asociación Ibn Gabirol y la Universidad de Málaga han contribuido enormemente a la divulgación de su poliédrica figura con motivo del milenario. El Consistorio lanzará en otoño una traducción de su poesía completa a cargo de la catedrática María José Cano.
Gabirol nació en el seno de una familia judía que vino a Málaga en busca de un ambiente más tolerante. Hace 1.000 años en la provincia convivían con respeto la cultura judía, cristiana y musulmana. "Sufrí una enfermedad en la piel que me alejó de los demás, pero me permitió interesarme por muchas materias: literatura, teología, astronomía, filosofía", dice el actor Monti Cruz, que encarna a Ibn Gabirol en un vídeo que ha lanzado el Ayuntamiento esta misma semana.
El ilustre poeta y filósofo, que firmaba sus obras como ha-malaqui (que significa, el malagueño) estudió a los grandes filósofos griegos como Aristóteles, Platón y a otros hispanos como Séneca. "Mi ideal ético es que debemos esforzarnos a través de la mente y los hechos para recuperar nuestro verdadero ser. Con ese esfuerzo conseguiremos un triple conocimiento: el de nosotros mismos, el del mundo y el de dios", recita el intérprete que da vida al poeta, cuyo afán por el saber fue infinito.
Algunos se preguntarán por qué el mayor filósofo neoplatónico del periodo medieval árabe sigue siendo tan ignorado hoy. "Es desconocida toda la cultura hispana que no proviene de la mayoría cristiana. La judía era una minoría prácticamente hasta ayer. El problema es el olvido en el que se sigue teniendo a las minorías que han habitado la península ibérica", critica la catedrática de la UGR.
El malagueño era una persona muy formada, algo frecuente entre los judíos hispanos de Al-Andalus y de los reinos cristianos del norte. "Los poetas cultivaban la poesía religiosa y secular y escribían en otros campos, incluso ejercieran otras profesiones como es el caso del filósofo y médico Judá Leví", explica al teléfono Cano, una de las mayores expertas en la obra del pensador.
"Salvando las distancias, eran como los grandes humanistas del Renacimiento", resume. Al igual que otros hispanojudíos de la época, Gabirol se educó en la poesía y en las artes líricas; y escribía en hebreo y en árabe hasta dominar ambas lenguas. En Málaga encontró un profundo respeto por todas las culturas y se fue despertando un interés por todas ellas; y la idea clara de que podían y debían entenderse entre ellas.
Cano lo considera "uno de los grandes poetas judíos de todas las épocas". El pensador es uno de los primeros de la generación mal llamada edad de oro de los poetas hispanojudíos. "Técnicamente era muy bueno y va a adoptar géneros muy ajenos a su mundo sinagogal, que es muy cerrado. Géneros seculares", destaca la catedrática del Departamento de Estudios Semíticos de la UGR.
Su profundidad de pensamiento se va a reflejar no sólo en obra filosófica y teológica, sino también poética. Entre las cosas a destacar, la seguridad que demuestra al usar la moaxaja, composición poética escrita en árabe que termina con una estrofa en mozárabe llamada jarcha, en la poesía religiosa. "Son técnicas ajenas al mundo judío. Tiene tal fuerza que las va a utilizar no en la poesía secular, sino religiosa", subraya.
Desde poemas ligeros de amor, al estilo de los poemas cortesanos, a odas al vino, Gabirol haría hincapié en el amor por la sabiduría y el despecio de los bienes mundanos. "Él exige que se eduque en la sabiduría que es lo tiene valor en este mundo. Él no tenía otra cosa, no tenía dinero. Por eso habla de cultivarse interiormente", señala Cano sobre estas enseñanzas de plena actualidad.
Huella en Occidente
Siempre se le consideró un filósofo musulmán, pero cuando los monjes franciscanos tradujeron sus textos, esas ideas fueron muy bien acogidas por algunos teólogos cristianos como santo Tomas de Aquino y Giordano Bruno. "Su obra filosofica fue determinante en el pensamiento de los escolásticos. Se pensaban que era un cristiano de Al-Andalus. Él había recogido su pensamiento de los neoplatónicos. Es un malagueño que influyó en el pensamiento occidental", corrobora Cano.
El pensador sólo firma en un poema como el hispano. En la mayoría lo hace como el malagueño. "En sus poemas una de las técnicas que utiliza (propia de la poesía hebrea antigua) es la de los acrósticos. Empezar cada verso con una letra. Una de las cosas que pone es ha-malaqui. Nació en Málaga y vivió pocos años. Pero siempre habla de su origen malagueño. Es curioso", señala.
El poeta hermanaría el árabe con el hebreo y también la poesía con el pensamiento filosófico. "Hay una especie de trasvase. Su pensamiento se va a reflejar en su obra poética. Hay autores árabes que dicen que escribía muy bien, que tenía un gran estilo. El buen hacer en la poesía se va a reflejar en su obra en prosa y filosófica", destaca la catedrática.
Su huella en el judaísmo
El poeta estaría orgulloso al saber que alguno de sus versos se han incorporado a la liturgia judía de la más importante celebración: el Yom Kipur, conocido como Día de la Expiación, el día más sagrado del año judío. Además de eso, a la entrada del Museo Rally de Caesarea (Israel) hay un monumento en su honor y muchos judíos vienen hasta Málaga para peregrinar en su estatua en calle Alcazabilla.
Murió probablemente en Valencia a los 37 años. Cuenta la leyenda que fue asesinado por un poeta rival que ocultó su cadáver bajo una higuera, de la cual nacieron sabrosos frutos. "Toda la vida estuve esforzándome en elevar mi alma, pues que me comprometí en no hallar descanso hasta que yo encontrara la ciencia de mi dueño", escribió. Ahora le toca a Málaga recoger el valioso testigo en el milenario de su nacimiento.