¿Te imaginas viviendo en un barco del siglo XVI pasando cada semana por diferentes ciudades del mundo a coste cero?¿No? Pues Rafael Yáñez lleva ya cuatro años haciéndolo dentro de la Nao Victoria, la embarcación que hasta mañana puedes visitar en el puerto de Málaga debido a que se encuentra de gira por España por el quinto centenario de la primera vuelta al mundo en barco.
Rafael es onubense, concretamente de Punta Umbría. Llegó a la Fundación Nao Victoria porque estaba cansado de la sociedad actual. "Sentía que la vida en tierra no era lo que yo quería. Estamos manipulados por las redes sociales y la prensa. Estaba viviendo en un sistema que no me gustaba y me cambió la vida cuando conocí a la fundación y cada uno de los proyectos que tenían en marcha".
Dejó su trabajo, relacionado con la producción de eventos musicales y culturales, y dejó también la sala de conciertos que gestionaba. Lo tenía claro, quería adentrarse en alta mar y definir un nuevo plan de futuro.
"Nunca me había aficionado a los barcos porque mi familia siempre me había dicho que comer de la pesca era bastante complicado, me hicieron verlo como algo negativo. Sin embargo, fue pisar el barco y enamorarme de la sensación de libertad que te aporta y de lo bonito que es decubrir nuevos lugares", cuenta.
Así, entró a este barco, en el que convive con un grupo de entre quince y diecisiete personas de todas las edades. Los más pequeños, de entre 18 y 20 años. La razón por la que llegan al barco, además de por el hartazgo que les produce el sistema, como en el caso de Rafael, es que muchos de ellos son estudiantes de titulaciones que tienen que ver con la náutica, que acaban llegando a la Nao Victoria a realizar sus prácticas como voluntarios.
El propio Rafael, en estos cuatro años, ha renovado por completo su currículum y lo ha dirigido hacia el mar. "Me he formado muchísimo sobre náutica durante este tiempo. Te da tiempo a aprender mucho y no me arrepiento para nada de haberme sumado a esta experiencia", cuenta.
La rutina
Cada mañana se levantan en torno a las siete y media. Desayunan, se asean y se ponen a preparar el museo del barco, ya que en cada puerto este es visitado.
Se dividen en dos grupos: Unos se encargan de baldear todas las cubiertas con agua salada, las limpian, tiran cabos y velas y ponen en funcionamiento todo el barco para que esté listo para su apertura.
Mientras tanto, el otro grupo se encarga del mantenimiento interno, en el caso de este sábado, por ejemplo, se ha encargado de solucionar un problema en los motores, ya que pese a que es una réplica, en los tiempos que corren a nivel tecnológico, es imposible navegar a vela para entrar y salir de los puertos.
Juntos tratan de poner a punto el barco para que luzca de la mejor forma que se pueda. Pintan, limpian, reparan y solucionan todos los problemas que pueda haber en el barco pasando por la carpintería, la soldadura, la cabullería o las velas.
Respecto a la convivencia, Yáñez reconoce que todos trabajan porque sea armoniosa. Es primordial para vivir en un barco como la Nao Victoria. Asimismo, a modo de anécdota, cuenta que durante el confinamiento, por temas burocráticos, tuvieron que vivir un mes entero sin salir del barco, solo para comprar. "Creo que vivimos mejor que en un piso, nosotros podíamos hacer actividades al aire libre en las cubiertas, mientras que había gente que en sus pisos no tenían ni terraza", recuerda.
Para Yáñez, una de las mejoras cosas de esta experiencia es la desconexión. Asegura que no echa en falta leer medios de comunicación o estar conectado a las redes sociales. Otro punto positivo es conocer mundo. "Por la Covid-19 estamos haciendo la gira por España, pero volveremos a hacer la misma ruta que hizo la Nao Victoria hace quinientos años. Daremos la vuelta al mundo y esa oportunidad no la tiene cualquiera, y menos en un barco como este", cuenta.
Así, lo peor para él es echar en falta a la familia y, por supuesto, la intimidad. "Siempre se echa en falta una conversación con tus padres o tu hermana. Aquí hemos formado una familia, por supuesto, pero no es lo mismo. Y además convives con ellos las 24 horas del día", lamenta.
Puedes probar
Si te ha gustado la experiencia de Rafael Yáñez, pero aún no te atreves a ser voluntario, (en caso positivo puedes inscribirte aquí), la Nao Victoria cuenta con unos trainees.
Estos viajes están pensados para personas que quieren vivir lo mismo que los tripulantes del barco por un tiempo reducido durante una de sus travesías. Pagando el precio, que varía en función del número de días que dure la travesía, te enseñan a navegar con el sistema de gobierno de aquella época.
"Algo que sorprende mucho es que este barco no tiene timón sino un pinzote, que es el sistema de gobierno del barco. Los que se suman a vivir la experiencia recuerdan cómo se vivía hace quinientos años, evidentemente sin una vida tan precaria, contando con las tecnologías actuales como una simple cocina", señala Yáñez.
La Nao Victoria
La Nao Victoria es la réplica del navío que entre 1519-1522 realizó la primera vuelta al mundo, la mayor hazaña marítima que se recuerda en todos los tiempos. Por primera vez en la historia un barco, que salía y regresaba del puerto de Sevilla capitaneado por Juan Sebastián Elcano, consiguió rodear el planeta.
Construida en España en 1991, para trazar las formas y definir las características de la nave se siguió un largo proceso de investigación histórica dirigido por Ignacio Fernández Vial, su diseñador y constructor. Un exhaustivo estudio basado en fuentes documentales, crónicas, tratados náuticos del siglo XVI, e iconografía de la época, que permitió precisar sus dimensiones principales, arboladura, velas y equipos.
En 2004 para conmemorar la primera vuelta al mundo y difundir la labor descubridora de los marinos españoles, esta réplica de la Nao Victoria emprende de nuevo desde Sevilla un viaje alrededor del globo. Durante los años 2004 a 2006 se navegaron 26.894 millas y se visitaron 17 países, siendo la primera réplica histórica en circunnavegar la tierra.
Desde el 2007 la Fundación Nao Victoria gestiona esta réplica, realizando proyectos propios por todo el mundo y participando en eventos nacionales e internacionales de gran alcance.
Embajadora de la Primera Vuelta al Mundo, símbolo de la historia marítima española, museo flotante y buque escuela, en los últimos diez años, la Nao Victoria suma miles de millas navegadas, ha visitado los principales puertos de toda España, Europa y EE.UU., y cuenta con más de 6 millones de visitantes por todo el mundo.