La 'tardebuena', o cómo vivir la previa de la Navidad en Málaga
Cada año, un grupo de amigos equipados con guitarra, trompeta, teclado, saxo y cajón ambienta las calles del Centro de la ciudad, aglutinando a decenas de personas en los aledaños.
24 diciembre, 2021 05:00Noticias relacionadas
"Yo romperé tus fotos. Yo quemaré tus cartas. ¡Para no verte más! ¡Para no verte más!". El estribillo de la popular canción de La mosca tse tse resuena por las calles del Centro de Málaga. La melodía procede de uno de los bares que cobija las esquinas de la Doble Curva. Allí, un grupo de amigos, que ha quedado para comer el día 24 de diciembre, decide hacer una parada y repostar. El ambiente comienza a animarse poco a poco. La gente se agolpa, corea las canciones, toca las palmas, entonan (con más voluntad que acierto) los estribillos y, poco a poco, la creación vuelve a despertarse: renace la tardebuena.
"Esto surgió de manera improvisada hace ocho o nueve años. Nos juntamos un grupo de amigos para ir a tapear en algún bar céntrico con la idea de, una vez que terminásemos, ponernos a cantar un rato mientras tomábamos unas copas", cuenta José Centoya, uno de los precursores de este plan.
"Al principio éramos pocos: Álvaro Navarro, Nacho Loring, Esteban Jimeno, Cayetano Villodres, Padilla, Gaona... No seríamos más de seis o siete. La primera vez fuimos sin instrumentos y solo tocábamos las palmas. Al año siguiente, decidimos llevarnos una guitarra. La gente que iba pasando se unía o invitaba a sus amigos", explica.
El último año, además de las palmas y la guitarra, incorporaron cajón, trompeta, teclado y saxo: "Pura bacanal", dice entre risas. En la edición de 2019 (la de 2020 hubo de suspenderse por la pandemia) fueron más de 100 personas: "La gente ya sabe que vamos a estar, así que nos reunimos un gran número", subraya.
Cayetano Villodres, otro de los músicos callejeros que conforman la tardebuena, cuenta que la idea es huir del concepto "discoteca": "Simplemente celebramos la clásica fiesta andaluza entre amigos, que es lo que más le gusta a la gente. Optan por lo espontáneo antes que por la música de lata", sostiene. Villancicos populares andaluces, Raphael, Pata negra, Kiko Veneno, Los Delincuentes, Camarón... Nombres de artistas que año tras año se repiten en esta "fiesta improvisada".
Villodres incide en que la idea es buscar lugares baratos y céntricos para que todo el mundo pueda sentirse cómo y pasarlo bien: "Ha habido oportunidad de hacerlo en sitios más restringidos, pero es importante que la gente pueda llegar con más facilidad para que se convierta en un punto de encuentro".
Ese centro neurálgico de la fiesta cuenta con participantes muy diversos: jóvenes, mayores, malagueños, extranjeros... Y los guiris: "Siempre se apuntan. Los turistas también disfrutan de una propuesta distinta a las luces", añade Cayetano.
¿El plan de este año? "Rezar el Ángelus", bromea José Centoya. No es una referencia baladí, ya que el momento del cierre lo marca la hora de la misa del Gallo, o en su defecto, cuando se aproxima el momento de llegar a casa sin estar muy perjudicado: "Me iba para las ocho menos cuarto, pero era una locura porque cantaba las canciones de la misa como si fueran las del grupito". Y es que luego toca lidiar con la parte formal: la cena de Nochebuena. "Todo depende del margen de tiempo que dejes entre la fiesta y el encuentro con la familia", puntualiza Centoya.
Preguntar por algún momento concreto resulta una tarea difícil. Las anécdotas se suceden, y van desde las propinas de los turistas que se piensan que son un grupo profesional, las invitaciones de los bares gracias a los "llenazos" por el show, o las carteras vacías después de pasar la tarde: "Un año no teníamos para pagar la cuenta, nos pusimos a cantar en la Doble Curva y con eso pagamos la cerveza", dice Cayetano.
Pese a que no hay una hora prevista, solo hace falta dar un paseo por Málaga para encontrar a los artífices de la tardebuena o, en su defecto, la tardevieja: "Vimos que esto estaba guapísimo, así que decidimos pasarlo también al 31 por la tarde". Sea cual sea el día, no hay excusa para no pasarlo bien.