Este artículo es la historia de una derrota. Cuando el simpar F. J. Cristòfol mencionó que iba a pergeñar sus Seis temas malagueños para entablar conversación con tu cuñado en Nochebuena rompió el tablero al golpearlo con insuperable mano: había ganado con una escalera real de color. Buscar algo que estuviera a la altura no tenía sentido, así que la única salida era escribir a rebufo sobre lo opuesto, es decir, temas que uno sólo sacaría a colación con el objetivo de volar por los aires la paz y la armonía del almuerzo familiar navideño.
Y son muchos los asuntos a los que, recién pronunciados, les siguen la advertencia materna de "¡tengamos la fiesta en paz!". El cliché dice que si a la misma mesa se sienta un votante de Vox y otro de Podemos, deberemos ir preparando los partes del seguro. En la práctica esto no es tanto así, sino que suelen ser los temas específicos los que enrarecen el ambiente y lo dejan casi tan espeso como esa salsa que se empeña en hacer tu cuñada y que siempre se queda sin tocar porque no asume que no le sale bien.
Así, a menos que trates de escapar de las mismas preguntas que tus familiares te hacen una y otra y otra vez cada año ("¿cuándo te vas a independizar, macho, que pareces Cataluña?", "¿cuándo te vas a echar pareja?", "¿cuándo te vas a comprar una casa?", "¿cuándo vais a tener hijos?"…), estos son los temas malagueños de los que se ha de mantener alejada la conversación.
El follón de La Invisible
Una vez más la casa okupada La Invisible vuelve a estar en el punto de mira del Ayuntamiento de Málaga que busca desalojar a sus usuarios. El tema de La Casa Invisible no admite medias tintas: o la defiendes a muerte, o la andas denostando a la menor ocasión.
Seas de uno o de otros, lo cierto es que si quieres tomarte un café al mismo precio que te lo tomas en cualquier otra parte, o si deseas apuntarte a alguna de las actividades y eventos que crecen en el caldo social y colaborativo de los de siempre, puede que estos meses tengas la última oportunidad si la corporación municipal se sale con la suya.
Además, pasarse por La Invisible no es mala opción para coger ideas para okupar una casa, montar un negocio que no pague impuestos y que haya quien te aplauda por ello, normalmente, gente que no es del barrio.
La construcción de la torre del puerto
Si eres de los que están a favor del desalojo de La Invisible a lo peor también eres de los que ven bien cualquier cosa que se decida en la Casona del Parque. Por ello apoyaste el derribo de La Mundial, defendiendo a capa y espada el futuro hotel proyectado por Rafael Moneo, y, por supuestísimo, aplaudes el proyecto de la torre del puerto de Málaga.
O tal vez no. Quizás te parezca fatal, pero a tu hermano, que cualquier cosa que digan que va a proporcionar empleo le parece más que fetén, le resulta una grandiosa idea que construyan un enorme hotel en mitad del patrimonio compartido. Y no importa cuántas veces le grites que "el paisaje de la ciudad va a cambiar para siempre", él no atiende a razones. No como tú, que mantienes la mente abierta a cualquier opinión contraria a la tuya, claro, menos en lo relativo a tu manera de ver las cosas.
Lo repleta que está Málaga
Debemos ser sinceros: ¿tiene algún sentido cancelar eventos teniendo en cuenta que todos estamos muy juntos y bien revueltos? Pues la nueva ola de Covid arrastrada por la variante ómicron ha vuelto a caldear los ánimos, tanto de las administraciones como de los ciudadanos, en un sentido y otro.
Unos gritan que volver a las restricciones más duras es la única manera de poner freno a la enfermedad. Otros, por su parte, afirman que, si bien es cierto que las cifras de contagio están subiendo, no es menos cierto que la presión hospitalaria no se incrementa en la misma medida.
Además, argumentan, parece más bien que la Covid está entrando en aquella fase que se anunció al principio de la pandemia y que pocos recuerdan: la de convertirse en una enfermedad endémica y estacionaria parecida a la gripe.
Pero, hey, seas un inconsciente que no ve el peligro y que cada vez se siente más cercano a Miguel Bosé, o seas alguien que viaja en su propio coche sin compañía con la mascarilla puesta, recuerda que estás en casa de tus padres. Es decir, que las restricciones o el miedo a la Covid sólo las sacamos a la palestra cuando conviene.
Y eso sucede en cualquier ámbito: si no me gustan las procesiones, critico a los que acuden a una; pero, al mismo tiempo, si me pirran las luces de Navidad o el teatro o el cine o ir de bares, pues voy porque "no tiene nada que ver una cosa con la otra". ¡Seamos tolerantes unos con otros y no montemos el espectáculo!
"¿Qué te juegas a que al final ponen una casa de apuestas?"
A veces incluso Málaga se tiene que plegar a las polémicas que recorren el resto de la Península ibérica. En este caso, el debate de si las casas de apuestas incentivan la ludopatía entre las clases sociales más humildes ha tenido su reflejo en nuestra ciudad.
Y, por supuesto, ha encontrado opiniones encontradas. Ahí está tu prima que no ha jugado a la Lotería Nacional en su vida y que tiró por la ventana el bingo de juguete que le regalaron a su chiquillo para la Primera Comunión. Y, al lado contrario, su hermana, que no hay día que no eche un par de rascas de la ONCE.
La primera argumenta que ese tipo de negocios sólo traen ruina porque hacen que la gente pierda el dinero que tienen para comer en apostar. La segunda dice que qué pasa con los empleados de esos negocios, que no tienen derecho a comer, y que es curioso que haya gente que defienda a la vez la ilegalización de estas casas de apuestas al tiempo que potencian otros juegos de azar y, ya de paso, debaten a favor de la legalización de las drogas. "¡Creen que la gente no es capaz de controlar sus ganas de echar un bingo, pero sí de fumarse un porro!"
Vamos, unos y otros argumentos de un gran peso y calidad, tal y como estamos acostumbrados en el debate público nacional.
Los líos políticos de turno
Todavía queda bastante porque, Dios mediante, las próximas elecciones municipales se celebrarán en mayo de 2023. Pero aún no hemos inaugurado el 2022 y el panorama político de la provincia malagueña ya se presenta más que convulso y es capaz de dar giros insospechados en cualquier dirección.
Esto es algo que se demuestra con el regreso de Partido Popular a la alcaldía torremolinense tras seis años de liderazgo socialista (¡ya hace seis años que Pedro Fernández Montes fuera derrocado! ¡Ataque severo de cronofobia!).
O los vaivenes (más bien bandazos) que Juan Carlos Maldonado viene protagonizando en un Ciudadanos que no para de regalar titulares en los últimos tiempos y en lo que, tal vez, sea un ejemplo claro de canto de cisne.
Pues todo esto, más la eterna sucesión de Francisco de la Torre, por ejemplo, hay que evitarlo. Es más, si tienes duda de qué tema se puede o no tocar en un almuerzo navideño familiar, si es de política, no lo saques a la luz. ¡Por el bien de todos, contrólate un poquito! ¡No vas a convencer a nadie de nada, como nunca nadie te convence a ti!
Así que lo mejor es pasar unas muy felices fiestas siendo agradecidos con las cosas buenas que la vida nos ha regalado y que, en ocasiones, olvidamos que están ahí hasta que las perdemos. ¡Que esta pandemia nos enseñe algo, aunque sea un poquito!