Se llama María y tiene 40 años. Junto a su hijo Toma, de 9, huyó de Ucrania desde Odesa hasta Torremolinos. Viajó durante ocho días en coche por toda Europa para poner a salvo de la guerra a su pequeño.

El motivo por el que María eligió España para refugiarse fue que su hermano Iván también está en el país. Sin embargo, él no huyó de la guerra. Llegó un poco antes en busca de un tratamiento para un cáncer poco común que padece y que solo ofertaban en Barcelona.

Cuando supo que su hermana llegó a una casa de acogida en Torremolinos, donde ha estado unos meses junto a una "mujer maravillosa", él también se trasladó a la provincia andaluza, para poder estar más cerca de los suyos en un país nuevo.

María ya no puede pasar más tiempo en su casa de acogida porque la familia de la mujer que les dio cobijo vuelve a casa durante la temporada estival. Le gustaría que el hogar de acogida estuviera en la provincia de Málaga, lo más cerca posible de Benalmádena, donde se encuentra viviendo su hermano. Igualmente, cualquier techo le viene bien mientras que sirva para proteger a su niño.

"Jamás pensé que iba a ser una refugiada", confiesa María a EL ESPAÑOL de Málaga. "Dejé atrás toda una vida y a mis padres, que como muchas personas mayores en Ucrania se niegan a abandonar su país y empezar de cero. Les entiendo perfectamente, si no fuera por mi hijo no encontraría las fuerzas para huir", añade.

María tiene todos sus papeles en regla. Cuenta con el certificado de protección temporal, por lo que podría comenzar en el mundo laboral ahora mismo. Se define como una persona tranquila y trabajadora que está luchando para lograr una mayor autonomía e independencia. De hecho, dispone de un coche para desplazarse si fuera necesario.

Ha intentado acceder a algún programa oficial de ayuda para ucranianos, pero según cuenta, le dicen que "están muy saturados". Por eso, reconoce, la única opción que les queda es localizar a una familia que les brinde una habitación disponible para ambos.