De La Luz a la Playa de la Misericordia como si de la etapa Portomarín - Palas de Rei se tratara. El Parque del Oeste se llenaba de peregrinos camino a una meta común: dar la bienvenida a la Feria de Málaga después de 1084 días desde que nos despedimos de ella en 2019.
Al filo de las 22.30 horas la playa comenzaba a abarrotarse. Dos tipos de perfiles estaban presentes en el arenal: los que llegaban a última hora sin ni siquiera una simple toalla, excusándose de que "ya hemos perdido la costumbre de estas cosas con la pandemia", y los que llevaban desde las diez de la mañana de "playeo" para celebrar por todo lo alto el inicio de la Feria de Málaga, como es el caso de la familia de Vicky, una malagueña que se incluye en "el equipo de los feriantes". "¡Yo no!", decía una voz varonil del grupo a modo de interrupción. "Pero viene conmigo sí o sí, porque a mí me encanta", respondía riendo otra, femenina, de inmediato.
Durante la charla, nos invadió correteando un pequeño de no más de cinco años. "¡A mí me encanta la feria!", espetaba. Probablemente la haya descubierto en algunos pueblos y barriadas durante este último año, puesto que de la última casi no tendrá recuerdo. "Mi atracción favorita son los coches de choque", aclaraba con exactitud.
Cerca de Vicky y los suyos, un grupo de chavales en círculo. Eran parte del equipo de frisbee de Málaga, "los Camaleones". El grupo confiesa que quizá ha "envejecido" un poco respecto a la última feria, pero reconoce que tienen ganas de pasarlo bien disfrutando de las fiestas y que bajarán "algunos días".
Sobre las expectativas del novedoso espectáculo de drones, uno de ellos se sinceraba. "Tampoco espero mucho, esto no es Pekín. No sé por dónde van a salir", declaraba. Otros criticaban que no les había llegado la información al respecto, por lo que no comprendían del todo de qué se trataba el show.
La expectación comenzaba a las 23.49. Daba la impresión de que no había movimiento desde el Puerto de Málaga y los más derrotistas ya tenían en mente que habían fallado los drones. De repente, el silencio se rompió con un aplauso. Una masa de diminutas luces led crearon formación y se elevaron.
Los malagueños no terminaban de entender qué estaba ocurriendo hasta que esas 'luciérnagas' les saludaron formando un '¡Hola Málaga!' junto a una carita sonriente que despertó con rapidez el interés del público, boquiabierto. "Papi, ahí pone algo. ¿Qué pone? ¡Dímelo!", imponía una chiquitina a su padre al ver las letras.
Tras ello, un desfile de figuras relacionadas con la feria comenzó a surgir en el cielo malagueño. No faltó nada: globos, montaña rusa, barco vikingo, dardos -típicos en las casetas de juegos-, piruletas y algodones de azúcar y hasta un gran corazón, "para los enamorados que surgen en la Feria", según los presentes.
En un momento, aparecieron los logos de El Corte Inglés y Cervezas San Miguel. El público de la Misericordia comenzó a pitar el espectáculo, pero a la vez se intuían dos opiniones diferentes entre el público. Una chica de "los Camaleones" consideraba que el espectáculo no había terminado de convencerle y que "lo de El Corte Inglés me ha parecido una cutrada". Otros, como los Sepúlveda, una familia cercana, veían los patrocinios como "algo positivo". "Imagino que si salen ahí es porque al Ayuntamiento le ha costado menos y por tanto menos a nosotros también. A mí no me ha parecido mal, ha sido muy chulo", opinaba uno de ellos.
Lo mismo creen los del "equipo feriante". La figura que más les había llamado la atención eran las de la montaña rusa y el barco vikingo, ambas con movimientos incluidos. "¡Han sido una pasada, nosotros hemos flipado!", dice.
Los drones dieron paso a los clásicos fuegos artificiales con una cuenta atrás. El público se animó y gritó "3,2,1...", pero los cohetes no hicieron acto de presencia hasta unos minutos más tarde. Cohetes redondos con la bandera de Málaga, las clásicas biznagas, e incluso unos que simulaban el anillo de Saturno hicieron las delicias de los malagueños durante veinte minutos, aunque algunos como los Sepúlveda añadían que "ha sido tanta la novedad de los drones que lo mismo este año ni nos ha llamado tanto la atención el tema de los fuegos".
Tras la traca final, los malagueños volvían a casa -muchos aprovecharon para llenar el estómago con un buen helado-. En el camino, el cielo volvía a iluminarse, pero esta vez no gracias a la pólvora. Una tormenta seca provocó un jaleo mayor que el de los fuegos artificiales. "¡Qué llueva, qué llueva!", expresaba un grupo de colegas. Pero nada. Ni gota, al menos en la zona oeste.
En una noche en la que la luna llena jugó al escondite -con el paso de las nubes muchos se entretuvieron buscándola-, ni las Perseidas tampoco hicieron acto de presencia por el brillo de la luna y el nublado, fueron los rayos y truenos los únicos en asomarse desde el cielo para dar la bienvenida a la Feria de Málaga 2022. ¡Qué comience la fiesta!