En el Real de la Feria de Málaga, cada mes de agosto, nacen historias de amor. Unas duran una noche —incluso los cinco minutos que dura el temazo de moda—, otras se alargan durante esa semana, algunas prosperan lo que dura el verano y otras hasta que acaba el invierno, cuando ya no se necesita el calor de un abrazo en un paseo por las calles de Málaga.
Pese a que sean más las historias de amor que tienen un final marcado tras nacer en la Feria de Málaga hay otras como la de Nerea y Adrián, una pareja malagueña, que va un poco más allá. Hace tres años se conocieron mientras estaban disfrutando de un rato con amigos en el botellón del Real de la Feria de Málaga y este domingo 14 de agosto Adrián hincaba rodilla frente a la peña de Los Corazones —esto fue casualidad, pero el fondo con los corazones rojos dio el toque al momento— para pedirle matrimonio a su pareja delante de cientos malagueños, que no daban crédito a lo que estaban viendo.
Era sobre las cuatro de la tarde y la pareja estaba con unos amigos buscando dónde seguir la marcha después de comer. Le dijeron a Nerea, como cebo, que fuese ella quien hablase con los relaciones públicas para negociar cuál iba a ser el sitio perfecto. Cuando ella se adelantó, Adrián ya tenía el anillo en la mano e hincó rodilla, para la sorpresa de Nerea, que no termina de procesar lo que estaba ocurriendo pese a que esperaba que ese momento llegara pronto. "No me esperaba para nada que iba a ser ese día, creo que se me nota en la cara. Lo hizo allí, además de porque nos conocimos en el botellón porque para mí la Feria de Málaga es la mejor fiesta del año, sin duda", relata la prometida a EL ESPAÑOL de Málaga.
Adrián ya le había comentado el tema a Nerea en varias ocasiones, pero Nerea siempre le respondía que se casarían "cuando viera el anillo". Y llegó el día. "Íbamos catorce y todos lo sabían, menos yo, la única sorprendida. Incluso unas amigas que estaban de viaje nos llamaron por videollamada", comenta.
Prevén que la boda se celebre a finales de 2023 o a principios de 2024, en una fecha en la que "en Málaga haga fresquito". Además, para "cerrar el círculo", la pareja prevé que su boda esté inspirada en la Feria de Málaga. "Vamos a convertir el convite en una caseta", dice, loca de contento.
No fueron los únicos
El mismo día Mentxu sorprendió pidiéndole matrimonio a su novia Patricia, que es una flamante enamorada de la Feria de Málaga, mientras ambas estaban con amigos y familia bailando en la caseta de Las Candelas. "Le gusta tanto que lleva mes y medio sin dormir pensando en que ya empezaba y comprándose ropa para ponerse estos días, que dice que son parte de su semana favorita del año", cuenta Mentxu a este periódico.
El pasado 25 de julio cumplieron cinco años juntas y ese mismo día, "entre copilla y copilla" charlaron sobre el futuro de su relación y ambas compartieron su deseo de "dar un paso y avanzar aún más". "Llevamos viviendo casi tres años, somos totalmente compatibles y nos peleamos un total de menos cero... Veíamos sobre seguro que esta relación va para largo", explica la joven.
Ese día decidieron que antes de casarse serían madres. "Casarse es muy caro, y más que ya que me caso quiero hacerlo por todo lo alto. Mínimo son 30.000 euros. Como no quiero ser madre con 40 años prefiero ahorrar los 6.000 euros que vale el método ROPA —proceso en el que inseminan el óvulo de su pareja y se lo introducen a ella— y casarme después si todo va bien y cuando volvamos a ahorrar, que me dé tiempo a lucir vestidazo que me diseñe Antonio Hard, mi hermano", detalla Mentxu, que sí que va a firmar su matrimonio por el juzgado antes del nacimiento del bebé con sus correspondientes testigos para contar con el libro de familia, por lo que la pedida fue algo simbólico.
Sobre el momento de la pedida, Mentxu fue avisando a todos sus acompañantes de lo que iba a ocurrir y estos formaron un círculo alrededor de la pareja. Antes, acompañada de su hermano, acudió al DJ de la caseta para que pusiera cinco minutos después Quiero casarme contigo de Carlos Vives. "Y allí me tiré diez minutos arrodillada hasta que esa señora se dio cuenta del asunto, porque mi novia iba ciega como una pelota, y yo en plan: 'Nena, escucha la canción, tengo un puto anillito en la mano'", recuerda en tono jocoso Mentxu. Cuando se percató, Patricia se pasó el día llorando, emocionada, y le reconoció a su futura mujer que no había mejor momento que ese, rodeada incluso de familiares que viven fuera de Málaga. "El que se ve en el vídeo al fondo, llorando, es el hermano de mi novia. Pero vamos, allí lloró hasta el apuntador. Lloré yo, lloró mi hermano... Tengo una foto que parecemos La Veneno y Paca la Piraña", zanja la joven entre risas.