La permanente necesidad de ampliar las superficies de zonas verdes en Málaga capital forma parte del debate político y ciudadano desde hace años. Tantos como los que se pasan confirmándose que la ratio de metros cuadrados por habitante está muy por debajo de lo aconsejado por los organismos internacionales.
No son pocos los proyectos que se han venido poniendo encima de la mesa con el objetivo de rectificar esta situación. Sin embargo, pocos son los logros alcanzados hasta el momento. La conversión de Arraijanal, parte de cuya extensión sirve ahora de asentamiento a la nueva ciudad deportiva del Málaga, concluyó en fracaso.
Durante años, la Junta de Andalucía vendió su apuesta firme por crear en este lienzo virgen de terreno situado junto al mar un parque metropolitano de más de 50 hectáreas. La realidad es que aún mermada, esta zona verde sigue sin concretarse ni recibir la apuesta económica necesaria.
La ausencia de Arraijanal es, parcialmente, cubierta por los 250.000 metros del antiguo Campamento Benítez, conquistado años atrás por la ciudadanía como lugar de esparcimiento pese al estado precario en el que se encuentra.
Pero el debate sobre los parques y zonas verdes se ha encendido, principalmente, en torno a los 177.000 metros cuadrados de la vieja parcela de Repsol. Donde el Ayuntamiento dibuja cuatro torres para viviendas y oficinas, determinados colectivos sueñan con un gran parque urbano.
El conflicto de modelos es patente pero, salvo que los tribunales digan lo contrario, la toma de posesión del ladrillo parece inevitable. Porque en la estrategia municipal y del alcalde, Francisco de la Torre, el verdadero bosque urbano de la ciudad debe estar ligado a la futura Expo Internacional de 2027, que aspira a organizar la capital.
Así al menos se pone negro sobre blanco en la propuesta formulara y presentada a la BIE. El documento refleja la apuesta municipal por incorporar dentro de la gigantesca finca reservada para el acontecimiento internacional un área de 223.000 metros cuadrados a forestar, configurando "un gran bosque urbano". Todo ello dentro de un desarrollo de casi 84 hectáreas y que incluirían un potente desarrollo residencial y empresarial que seguiría teniendo vida tras la Expo.
Muestra de la envergadura de la actuación, susceptible de sufrir variaciones, es el coste que se estima para la misma. Atendiendo a los números recogidos en la memoria económica, esta pieza podría requerir 96,5 millones de euros. El documento habla también de una "intervención verde bosque perimetral", con otros 162.662 metros cuadrados y un coste de 23,4 millones.
La zona verde del oeste de Málaga
"A partir de 2027, el bosque de las 30 hectáreas que se destinan a pulmón urbano será la zona verde del oeste de Málaga", se insiste, subrayándose que su materialización será, en caso de realizarse, "uno de los mejores legados" de este evento.
Los responsables de la propuesta defienden la idea de utilizar en este bosque de la Expo especies de carácter autóctono, reconocido como bosque mediterráneo, incorporando además aquellas especies que sirvan para mejorar la biodiversidad de la zona.
"Se considera un espacio verde continuo, elemento natural que sirve para fijar los suelos y para dar cobijo y sombra. Siguiendo modelos como puedan ser otros grandes jardines y bosques urbanos de la tradición botánica que apuestan por preservar la biodiversidad (ver, por ejemplo, la pg. del KW Garden de Londres)", se añade.
De manera más concreta, los técnicos hablan de "unificar" el espacio de El Tarajal a través de la vegetación, "transformándolo en un paisaje urbano". "La estrategia de acción pasa por una adaptación y traslación concreta al ámbito de regeneración de ecosistemas en sí mismos pero, bajo criterios de soluciones basadas en la naturaleza", se indica.
"La renaturalización de la zona nos ayudará a crear una gran infraestructura verde a modo de isla cubierta de bosque, donde el árbol tiene un papel protagonista utilizando un diseño menos rígido que el tradicional paisajismo de las ciudades, más orgánico e incluyendo especies sin límites de tamaño y respetando su estructura natural", se añade.
Con ello se persigue la creación de un espacio de bosque mediterráneo, en el que tendrán cabida ecosistemas representativos de hábitats de macrobioclima mediterráneo del mundo.
"Esta configuración permitirá la reproducción de ecosistemas y representarán un valor añadido que supondrá un complemento del patrimonio botánico de la ciudad", defienden los redactores de la propuesta, que recuerdan la existencia en el mundo de otras cuatro zonas que poseen un clima y vegetación similares a la de Málaga: Región del Cabo, África del Sur, Sur y Sudoeste de Australia, Costa Occidental de América del Sur y Centro de Chile, parte de California de Estados Unidos.
Incluso se menciona que las especies que tendrán mayor representatividad en este proyecto serán Celtis australis, Pinus pinea, Pinus halepensis, Brachichiton acerifolia, Fraxinus angustifolia, Olea europea, Chamaerops humilis, Cupresus sempervirens, Erythrina caffra, Bahuinia tomentosa, Spathodea campanulata, Casuarina equisetifolia, Melia azederach, Paulownia tomentosa, Ficus benjamina, Albizia julibrisin, Araucaria excelsa, Populus alba, Populus itálica y Gleditchia triacanthus.
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