Málaga

Ángel Calvente, ganador de dos Premios Max, es un autor, director y creador de la compañía malagueña El Espejo Negro, que ha dedicado su carrera el teatro de marionetas, orientado casi siempre a un público adulto, con temas que rozan los márgenes de la sociedad. Responde amablemente al cuestionario feriante de EL ESPAÑOL de Málaga.

¿Cuál es su mejor recuerdo de feria? Ese que nunca olvidará.

Cuando de pequeño mis padres nos llevaban siempre al circo todos los años. Un ritual que a mí me gustaba muchísimo y recuerdo con mucho cariño.

¿Su atracción favorita?

El saltamontes. Es súper divertido.

¿Cogió alguna vez la escoba en el tren de la bruja o era de los que solo recibía tortazos?

Cogerla no, pero sí sentirla sobre la cabeza. 

¿Su caseta favorita?

La de la Juventud porque podía ver a mis ídolos en directo en los 80 y 90.

¿Es usted de Cartojal o prefiere tener un buen despertar?

Ni de coña. No soporto el Cartojal. Prefiero vivir una feria sin que me estalle la cabeza.

¿Centro o Real? ¿Cree que son excluyentes o complementarios?

Centro. Creo que depende de cada persona evidentemente y de sus bolsillos.

¿Ha sido usted de tener amores de feria?

No. Iba a la Feria con mi amor y ya descaradísimo.

¿La feria se cierra con buñuelos, algodón de azúcar, papa asada, kebab o unos churros con chocolate?

La cerrabamos con el sol y bailando. Sin churros ni nada.

¿Cuál ha sido su mejor concierto en la Feria?

Pata Negra y Kemata.

¿Es de los que cena en casa antes de bajar al real, prefiere cenar en casetas o es más del puesto de hamburguesería Uranga?

Soy de cenar en la Feria, y de de vez en cuando la Uranga.

Sea sincero. ¿Sabe usted bailar aunque sea un poquito por malagueñas?

Claro que sí. Malagueñas al poder y verdiales.

¿Suele ir a las tómbolas o las casetas con juegos? ¿Se lleva el peluche a casa?

No, nunca.

¿Se come el turrón del premio cuando lanza la moneda o lo guarda para las navidades?

Tampoco como turrón de la Feria.

¿Cómo suele vestir en feria?

Lo más importante es ir cómodo y fresquito. Ahora bien, que cada cual vaya como le salga del alma.

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