La última vez que EL ESPAÑOL de Málaga habló con el alemán que enamora a Twitter con sus fotos de la ciudad, Christian Machowski, después de Semana Santa, este aseguraba que su entorno más cercano le había comentado que cuando viviera su primera Feria de Málaga como residente en el Centro, desde dentro, desearía tomarse las vacaciones en agosto cada verano. Ahora que la ha vivido -y muy intensamente-, lo corrobora mientras se parte de risa. Hacemos balance con él sobre su primera experiencia como malagueño residente en la Feria de Málaga. Anteriormente la visitó, pero vivía en Benahavís y asegura que la experiencia es totalmente diferente.
"Creo que la Feria de Málaga está bien para unas cuantas veces. Para un ratito...", reconoce con sinceridad Machowski, que asegura que si el fin de semana de feria del año que viene coincide con un partido del Málaga fuera, "en Burgos o donde sea", él se irá para allá. "A mí me parece una buena excusa, aunque el Málaga esté de mal en peor", bromea.
Para Christian ha sido una Feria llena de nuevas experiencias. Bebió Cartojal, un vino que define como "una bomba letal" que puede tener resultados "muy malos" en la persona que lo ingiere. "¡Tiene un 15% de alcohol!", expresa sorprendido con las manos en la cabeza. Le llama poderosamente la atención como "guiri" que en Málaga solo se beba una bebida así durante una semana al año.
Christian comenzó la Feria de Málaga en Gibralfaro, tomando con su inseparable cámara las mejores imágenes que pudo del espectáculo de drones y fuegos artificiales. Le gusta mucho la idea de los drones, puesto que cree que "serán los fuegos del futuro". "Me alegra que utilicen los drones porque para los animales es mucho mejor, no sufren por el ruido", expresa. Así, considera que no es malo -como dicen algunas voces críticas- que aparecieran los anuncios de El Corte Inglés o San Miguel. "Al final ponen dinero, ¿no?", añade.
Sobre la Feria del Centro tiene impresiones positivas. Lo único que echó en falta es que no hubiese puestos donde comprar platos como la paella, en la Plaza de la Constitución, al menos cuando él acudió. "En el Centro me enamoré de los Verdiales estilo Los Montes, mis favoritos. Es impresionante ver cómo pasa la tradición de generación en generación. Espectacular", declara.
En cuanto a la Feria del Centro a partir de las seis de la tarde, con más personas ebrias que sobrias, Machowski, lejos de culpar a Málaga, cree que la situación está más que justificada en cualquier parte del mundo. "Aunque no nos guste, cualquier fiesta, incluida en Alemania, cuando acaba tiene ese ambiente. Una cosa conlleva a lo otro", dice.
Si tiene que quedarse con una Feria, se queda con el Real por la tarde, cuando ve el lado más fotografiable de la fiesta: caballistas, trajes de gitana de mil colores, ambiente buenísimo y juegos de luces y sombras. "Hay tantos estímulos para fotografiar que a veces es incluso estresante", declara.
Fue allí donde hizo su foto favorita de las más de ochocientas que sacó durante la semana de feria. En ella aparece una chica joven de espaldas, vestida de gitana, junto a su padre, caballista. "Ellos me escribieron diciendo que les gustó mucho y se la pasé para que la tuvieran. La fotografía es mi hobbie, yo estoy aprendiendo y la Feria me ha servido para experimentar y aprender mucho", cuenta.
No puede quedarse con el mejor momento que ha vivido esta Feria. Cree que es "muy complicado". Si tiene que elegir algo concreto se queda con la energía y el "ambiente feliz" de la gente, algo que considera "muy natural" y que comparten, desde su punto de vista, todas las fiestas de Málaga en las calles, desde la Semana Santa, pasando por el Carnaval o cualquier otra celebración local.
Durante la entrevista Christian ha aprendido la palabra "cacharritos", un término que piensa apuntar en una libreta, puesto que está en proceso de aprender 'malaguita' y andaluz ahora que ya controla cada vez más el español.
"Llega un momento en el que mi mujer y yo hablamos con alguna personas y no entendemos del todo lo que dicen porque utilizan expresiones locales. He dicho en mi escuela que queremos aprender más palabras malagueñas", explica, sonriendo. 'Estar aliquindoi' es una palabra que le gusta mucho. "La utiliza María Peláe en una canción", detalla, orgulloso.
A los 'cacharritos', precisamente, ni acercarse. No son lo suyo. Prefirió degustar unos buñuelos con azúcar. "Soy de clásicos, nada de chocolate", matiza. También probó la mazorca y se le quedó en el tintero lanzar una moneda para lograr ese típico turrón que nadie se come jamás -ni en Navidad-. "Será mi asignatura pendiente la próxima Feria", promete.
Donde sí que comió fue en la caseta de Los Mellizos, donde le atendieron "muy bien". "La comida es similar a la del restaurante, pero algo más cara. No me importa, puesto que todo ha subido y el trabajazo que tiene montar una caseta es alucinante. Tú vas un día, pero han estado trabajando muchos para que estés ahí", reflexiona en voz alta.
Le hace feliz que, en sus visitas en años anteriores a la Feria de Málaga veía las casetas como unas estancias que no le pertenecían. "No las veía como un sitio para extranjeros, pero esta vez la experiencia ha sido distinta", manifiesta sonriente.
En cada uno de sus viajes al Real de la Feria de Málaga, Machowski ha utilizado el autobús, con el que no ha tenido problema. "Limpieza, cinco minutos de espera, buen estado... Yo no tengo queja, pero es mi experiencia. Lo mismo otros sí la tienen", dice.
Cuando es preguntado sobre si ha acudido a ver alguna corrida de toros durante la Feria de Málaga, responde tajante. "Ni he ido a verlos, ni iría. Es mi opinión, pero creo que en 2022 no es aceptable", opina con honestidad.
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En un momento de la conversación, una señora interrumpe a Machowski para darle la enhorabuena por sus imágenes diarias en Twitter, gesto que el alemán agradece. "Este vínculo de cercanía con la gente es sin duda un pasito más en mi integración. Hace unos días desayuné con desconocidos que me siguen en Twitter y fue genial. Es algo que me hace muy feliz", dice.
Dice que Twitter es su "sitio feliz". Luego rectifica riéndose: "Aunque el Málaga últimamente..." Ya casi acumula 20.000 seguidores, pero aún no se considera influencer. "Soy viejo. No me gusta la palabra ni considero que lo sea. Soy un guiri que comparte su visión de Málaga. Ni soy pro-Málaga ni me peleo con Málaga. Solo muestro lo que veo, aunque haya algunos que digan que no", declara Christian, que también tiene algunos haters.
De hecho, confiesa "en exclusiva" a este periódico que uno de sus sueños es lanzar un libro pronto donde recopile sus mejores imágenes de la ciudad. "Me gustaría llamarlo 'Málaga desde los ojos de un guiri' y contar un poco mi historia al principio y luego poner mis fotos, que son lo que me gusta", zanja, con una sonrisa que no se le borra de la cara.
Christian, te veo especialmente feliz. ¿Málaga te hace feliz?
Claro. Mucho. Málaga es mi casa. Es mi hogar, mi ciudad desde hace justo un año y soy muy feliz aquí.