Si es usted un enamorado del arte y ha visitado en los últimos 40 años el Balcón de Europa de Nerja durante la etapa estival, es probable que en una de las paredes de su casa tenga colgada una obra bajo la autoría de Miguel Enjuto, un pintor de 69 años, residente en Madrid, que lleva cuarenta veranos en el municipio malagueño retratando a turistas y locales en riguroso directo.
Enjuto se hizo viral en Instagram hace apenas unos días gracias a una influencer malagueña, Verónica Díaz que compartió en sus redes sociales cómo el artista retrataba a su hija, Gala. El pintor logró captar a la perfección la esencia de la niña, que quedó encantada con el resultado. Los internautas han aplaudido la perfección del trabajo del autor, que se enteró de la existencia del vídeo gracias a una camarera del Marissal, el restaurante que está justo al lado del punto habitual donde trabaja. "Me dijo que si había visto el vídeo de ModaJustCoco... y yo le dije: ¿Pero eso qué es? ¡Así de informado estoy!", bromea.
"Madre e hija fueron encantadoras. La niña se portó genial. Fue muy rica y simpática. Bromeé con ella porque se llama igual que la mujer de Dalí. Verónica concertó conmigo una fecha un par de días antes y no me dijo nada de que fuese influencer. Me dijo que a su hija le hacía ilusión y que en otra ocasión se la harían al pequeño Bruno, que es incapaz de quedarse sentado en la silla porque no para de corretear de un lado para otro", expresa.
Reconoce que, desde que Verónica subió el vídeo, le han aumentado un poco los seguidores y mucha más gente le ha preguntado información por sus retratos por mensajes privados. "Hay quien incluso ha venido a visitarme en Nerja porque habían visto el vídeo", confiesa. No es de hacerse mucha publicidad, ni suele dar su Instagram porque cree que en su profesión, "la publicidad se hace sola". "Si mi trabajo le gusta a alguien esa persona se va a acercar", añade. Pese a ello, se muestra agradecido con los 'Coquetes'.
Como Gala, cientos de malagueños y turistas de todo el mundo tienen un retrato hecho por Miguel, que llegó a Nerja de pura casualidad hace más de cuatro décadas. Miguel vino de vacaciones cuando no tenía más de veinticinco años, "muy jovencillo". En aquel entonces, trabajaba haciendo carteles de publicidad para una marca de electrodomésticos, desde los precios a la propia cartelería, trabajo que compaginaba con su otra pasión, la pintura.
Llegó a uno de los pueblos con más encanto de la Costa del Sol cuando aún no estaba asentado este como destino turístico, a recomendación de su hermana. "¡Llegué incluso antes que Verano Azul! El equipo aterrizó cuando ya estaba trabajando aquí un verano", dice con orgullo entre risas Miguel.
A comienzos de los ochenta, cree que entre 1979 y 1980, decidió volver a Nerja, en septiembre. Vio que la localidad tenía mucho ambiente y se animó a probar a hacer algunos retratos en la calle. "Vendí muchísimo. Hacía retratos por un tubo. Como joven que era, me dije 'esto hay que repetirlo'. Y aquí seguimos sin dejar de venir año tras año", expresa.
El primer recuerdo que tiene de la serie nerjeña es que se encontró en el municipio a una chica que conoció tiempo atrás en la plaza Mayor de Madrid, donde trabajó un tiempo también retratando. "Fui a saludarla en la terraza del Marissal y me dijo que estaban grabando una serie. No entendía nada. Fue entonces cuando vi frente a nosotros al equipo con sus cámaras. Ella estaba como extra. Ese fue mi primer contacto, después ya me acostumbré, estaban grabando siempre en la playa y por ahí con los chiquillos de un lado para otro... Yo me tragué, creo, todo el proceso de grabación de las temporadas", recuerda con cariño.
Sobre el lugar donde pinta, eligió trabajar junto al Marissal porque es un sitio de paso, con bonitas vistas donde no ha tenido problemas apenas nunca. "No todos pueden decir que tienen un estudio tan bonito como el mío", bromea sonriendo. Cerca de donde se ubica su puesto de trabajo está también dibujando a destajo otro compañero, que llegó un poco más tarde que él a Nerja y que se encarga de hacer caricaturas. Ambos respetan el espectacular trabajo del otro y tienen sus respectivos públicos.
Sobre los compradores, aunque parezca que es el turista extranjero el que se hace más retratos, Miguel señala que "está la cosa en cifras similares". "Todos estos años de pandemia, con menos turismo, yo he seguido trabajando, un pelín menos, pero con los españoles. La gente salía los fines de semana y yo trabajaba con los locales. No han sido malas temporadas tampoco, fíjate. Los españoles son buenos clientes", comenta.
Lo mejor de su trabajo, en su opinión, "el cariño de la gente". Saludar a personas que le recuerdan por su buen trabajo y que vienen de nuevo a que les retrate a ellos mismos o sus familiares es todo un regalo para él. "Cuando pasa eso, se antepone a cualquier otro problema que pueda ocurrirme. El otro día vino uno con una de las primeras tarjetas [de presentación] que yo me hice. Me hizo muchísima ilusión", declara.
¿Y qué es lo peor de ser artista callejero? Las horas infinitas de trabajo y cómo tiene que trasladar todo el material que utiliza desde su casa de Madrid a Nerja, donde paga un piso de alquiler cada verano. "El trabajo en la calle es muy duro, es muchísimo tiempo. Ahora vengo con mi familia, pero al principio, de joven, venía solo. Tienes que traerte, literalmente, tu casa. Mucha gente se cree que me paso el verano sentado en la playa de vacaciones. ¡Ojalá! Pero no. El verano en Nerja es mi temporada para ganar algo más de dinero, ahorrar, aunque no sea para hacerte millonario", responde con sinceridad.
Pese a ello, reconoce que es un privilegio poder organizarse, tener libertad absoluta y trabajar haciendo lo que más le gusta. Por las mañanas hace encargos de retratos por fotografía y, por la tarde, en directo en la calle. Todo ello, de lunes a domingo durante todo el verano. Por las tardes puede llegar a pasar más de siete horas trabajando -18.30 a 1.30 horas aproximadamente-, antes se quedaba más, pero "la edad manda". A este horario hay que sumarle el tiempo invertido en los encargos por la mañana. "Tienes que tener mucha energía para aguantar, es cierto. Tengas trabajo o no, hay que estar ahí", aclara.
¿La inflación en el arte?
Ha llegado. Miguel reconoce que ha mantenido los precios en la calle para animar a los clientes. Mantiene desde hace más de veinte años el retrato en directo por 80 euros. Los realiza en aproximadamente una hora. Sin embargo, los retratos en óleo de medio cuerpo pueden llegar a elevarse hasta los 300 euros. "Realmente es el equivalente a las 50.000 pesetas que cobraba hace veinte años por ellos, pero ahora 300 euros, siendo lo mismo, duelen más, porque los sueldos no son los mismos. A mucha gente le parece caro. En cambio, otros valoran el trabajo que tiene y les parece barato. Todo depende del bolsillo", dice.
La clave del buen retrato
Para los críticos que dicen que los retratistas callejeros siempre dibujan a todos con las mismas facciones, Miguel Enjuto asegura que todo depende de "la manera en que se mira". Así se lo muestra a sus alumnos de su escuela en Madrid. "No tenemos educada la vista como se la educa a un dibujante que busca espacios o proporciones que no tienen nada que ver con sus formas naturales", explica. Tampoco cree que sea necesario conocer a la persona para hacer un buen trabajo. "Al final, retratas lo que te dejan ver. Si se planta con naturalidad delante de ti, le sacas igual", espeta.
Miguel estará hasta finales de septiembre en el Balcón de Nerja para aquellos que lo deseen. Para los malagueños deseosos de aprender a pintar, Enjuto, de momento, solo dará clases en su estudio de pintura en Madrid esta temporada, en la que ha desactivado la opción de clases online. "Ya es mucha tela. No haces otra cosa que dar clases y no tengo tiempo para pintar, que es lo que más me gusta a mí", declara.
Miguel adora la música y ha retratado a grandes de la canción como Paco de Lucía. También a otro de los cantautores malagueños que más admira, El Kanka, al que no le importaría poder retratar en directo si a este le apeteciese. "Si tengo que elegir a una celebridad del panorama actual creo que me quedaría con alguien como Arturo Pérez-Reverte. Pinto a la gente que me llama la atención. De cada palo podría sacar dos o tres buenas opciones", zanja.