Otro año más, en el mismo lugar. La misma plaza, el mismo tendido y las mismas anillas sobre el albero. Todo sigue igual, pero todo ha cambiado. Caras viejas y caras nuevas. El burladero lleno de cámaras y objetivos pero ausente de la mirada que se encuentra con la novedad del espectáculo, capaz de descifrar los códigos ocultos en la luz y la sombra.
La Feria taurina de Málaga vuelve a enroscarse en el conflicto emocional del aficionado. O del público. O del que lee la crónica. Es lo mismo; la importancia está en la resurrección de emociones olvidadas que nunca más serán. Las dudas, las sorpresas, la expectación... Y el sabor amargo al encontrarse con algo que ya hemos visto.
Así al menos fue en el primer festejo de abono, una novillada picada en la que Curro Márquez, Jorge Molina y Fuentes Bocanegra se enfrentaron a un lote mansurrón y descastado que se salvó por el quinto y sexto del encierro. Desiguales de presentación y de juego, permitieron que los dos últimos cortaran sendas orejas. Tenía ganas de sacar los pañuelos el respetable, aunque se verán más así a lo largo de los próximos días.
Curro Márquez
Salió sin casta y llegó sin vida al último tercio el utrero de la Condessa Sobral. Recibió de más en el caballo y claudicó de todo en la muleta. Sonó la música cuando solo había culminado el novillero dos tandas de desigual ejecución (algunos pitaron levemente este arrebato festivalero). Con la mano derecha, pelea; con la izquierda, también, solo que con la zurda. Pinchó una vez y el animal se echó, volviendo a tirarse a matar con una estocada enhebrada. Silencio.
El cuarto del festejo fue el más terciado del encierro. El Ruso se desmonteró tras poner las banderillas. Trasteo imposible con la muleta y, tras un pinchazo, silencio.
Jorge Molina
La lidia del primero fue igual de desorganizada que la anterior (y la siguiente). Parece que el orden en los primeros tercios es una quimera. Pero aquello se olvidó cuando Jorge Molina tomó la mano izquierda. El utrero, que parecía apagado y confirmó ser manso y correoso, regaló algunas embestidas que el novillero de Torrijos (Toledo) aprovechó con la zurda.
La primera tanda fue buena y la segunda se perdió entre enganchones que le hicieron volver a la derecha. Empaque, corte fino y trazo elegante que caló en los tendidos. Sin ser rotunda, dejó ver un poso con el que convenció. Pinchó en lo alto y luego dejó una estocada que levantó al público para pedirle una oreja que, acertadamente, denegó el presidente. Dio la vuelta al ruedo.
Buen recibo capotero y quite en su segundo ejemplar. La media fue un cuadro (hay que puntualizar que luce con gusto este novillero con la capa). Encontró pronto el tiempo con la mano izquierda, encajando varios muletazos de profundidad. Su faena fue la mejor de la tarde. Iba rebrincado el animal, pero Molina le aguantó los tiempos, pulseando cada pase para mantener al animal en la muleta antes de que se rajara (algo que acabó vislumbrándose en las salidas por alto).
Luego terminó en las proximidades, con redondos y varios pases metiéndose en los terrenos del animal. El público aplaudió mucho antes de tomar el estoque con el que pinchó una vez y luego dejó una entera que le valió una oreja.
Fuentes Bocanegra
El debut con picadores en La Malagueta de Fuentes Bocanegra se vio truncado por las condiciones del animal, pero premiado con una oreja por las escasas exigencias que plantea el respetable malagueño. Aplomado en el albero, defendiéndose en la embestida y sin un ápice de fondo. Un marmolillo que encima se volteó al comienzo de la lidia (también digna de señalar; por mala, claro).
El novillero cordobés lo intentó por ambas manos, mostrando más voluntad que resultado. Para más inri, un tipo empezó a pedir música (cuando se pedía por el silencio). A todo esto cabe plantear la siguiente reflexión: si Pullana mandó actuar a su banda en el primero, debería haberlo hecho en el tercero, aunque lo justo hubiera sido que en ninguno de los dos casos se escuchara una nota. Ya se saben los caprichos de la dirección, tampoco nos vamos a asustar a estas alturas. Última tanda algo más “rotunda” y estocada perpendicular. Oreja. El público se conforma con todo.
El que cerraba plaza derribó al piquero, se desfondó en el peto, y se creció en la muleta. Enlazó las que fueron las mejores tandas de su tarde: las más redondas, mejor encadenadas y con mayor limpieza. Su actuación tuvo el eco merecido en los tendidos, reconociendo su labor con aplausos tras cada remate. Fuentes Bocanegra encontró el equilibrio a un tarde que se alargó a las más de dos horas y media. La situación se complicó al entrar a matar, siendo prendido tras una media defectuosa y quedando aturdido durante unos segundos. Tras un aviso, tuvo que volver a pasar por los pitones, enterrando la espada al completo. Dio la vuelta al ruedo tras otra generosa petición.
Curro Márquez, azul noche y azabache |
Silencio | Silencio |
Jorge Molina, de purísima y oro |
Vuelta al ruedo | Oreja |
Fuentes Bocanegra, de malva y oro |
Oreja | Vuelta al ruedo |