Ronda da el paso definitivo para abrir a sus miles de visitantes uno de sus enclaves naturales más espectaculares. Tras inaugurar hace apenas unos meses el conocido como Camino del Desfiladero, pretende ahora completar la experiencia con una segunda fase del trazado, el de la Garganta del Tajo.
Con este objetivo, el Consistorio rondeño acaba de poner en marcha el concurso para adjudicar los trabajos, que afectan a la zona más escarpada del enclave. De acuerdo con los datos oficiales, la inversión necesaria asciende a 1.365.684,11 euros, siendo el plazo de obras de 6 meses. Las empresas interesadas en optar a este contrato tienen hasta el 1 de julio para presentar sus ofertas.
Una vez ejecutada la actuación, los visitantes tendrán la oportunidad de recorrer el interior de la Garganta del Tajo, sobrevolando por medio de una pasarela peatonal las aguas del río Guadalevín. Las condiciones del paraje hacen que uno de los retos de la operación sea la de buscar un sistema que permita visitarlo a estudiosos de las ciencias como parte inseparable de la cultura minimizando los posibles impactos que pueden suponer crear un elemento nuevo, posible impacto en el paisaje y que va a permitir que accedan personas que crearán otro tipo de impacto en el medio ambiente.
En este sentido, se defiende la necesidad de desarrollar una solución que se integre de forma natural en el espacio, con un recorrido lineal en un sentido, con entrada y salida controlada para qué el aforo no sea rebasado.
Para cumplir de la mejor manera minimizar el impacto en el paisaje, el suelo sobre el que se moverán los visitantes de la garganta debe estar en la cota más baja que sea posible. Por otra parte, como el objetivo es la contemplación y estudio de la riqueza del lugar la mirada es desde abajo hasta la coronación de las márgenes de la Garganta del Tajo.
Los redactores del documento técnico que sirve de base a esta intervención ponen en valor, justamente, que la operación permitirá exponer este espacio desde el interior, desde su base, lo que resulta "comparable con la visita a las iglesias, casas palacio y calles que forman el conjunto de BIC de la ciudad".
A tres metros de altura sobre el río
La propuesta formulada consiste en construir un recorrido colgado por el nivel más bajo que permita el Dominio Público Hidráulico. En concreto, se habla de unos tres metros sobre el nivel del agua como altura máxima. La entrada debería estar en la Casa de Manolilo y bajar por el camino del desfiladero del Tajo hasta el pie del Puente Nuevo, en la margen izquierda. Desde este punto se accederá a una pasarela o balcón adosado a la pared, siguiendo los quiebros que presenta la topografía del conjunto hasta el puente junto a los Baños Árabes.
El inicio del recorrido desde el Puente Nuevo se hará sobre el terreno hasta llegar al azud, utilizando un pavimento con acabado metálico en TRAMEX que diferencia las preexistencias de la nueva pasarela. El recorrido se realiza por el área inferior, siguiendo el ya establecido en el azud, se discurre por el suelo y no colgados y la escalera de subida a la pasarela se hace desde el azud, lo que permite salvar unos conglomerados.
"Este proyecto no pretende construir una pasarela que desafíe a la naturaleza convirtiendo el lugar en un escenario que pueda desvirtuar el valor monumental que posee, en el que los futuros visitantes valoren el vértigo y la sensación de inseguridad, algo que solo debe ocurrir en los parques temáticos construidos con ese exclusivo fin", se apunta.
Frente a esa idea, el equipo plantea una acción que permita acceder a este espacio tan singular, una fisura en la mesa en la que se asienta Ronda y que es tan rico por su formación geológica, fauna y flora para estudiosos de las ciencias naturales y a todas las personas que quieran admirar la belleza que ha creado la naturaleza en un espacio "urbano" con paredes de 80 metros de altura.
"Los visitantes de turismo cultural pueden encontrar un espacio singular y exclusivo, en el que las visitas deberán ser controladas y con un aforo máximo, que se estudiará con el fin de garantizar la seguridad por una parte y por otra evitar el impacto que pueden provocar la masificación de personas en este lugar", se precisa.
La estructura está suficientemente probada y se ha personalizado con datos como la resistencia de las areniscas partiendo de la base de que la estructura deberá soportar una carga de 500 kilogramos por metro cuadrado. Durante el trayecto las visitas deberán llevar la protección de un casco que se les suministrará a la entrada en el punto de control y se devolverá a la salida. Se evitarán formar grupos.
Completar la primera fase
Con este paso adelante, el Ayuntamiento rondeño busca completar la primera fase ya materializada: el Camino del Desfiladero. Este sendero ha sido durante décadas un punto de referencia tanto para rondeños como para los visitantes que se acercaban a contemplar la garganta.
Utilizado como ruta para descender hasta el fondo del espectacular cortado por el que serpentea el río Guadalevín, ofrece vistas impresionantes del Puente Nuevo. El sendero cuenta con una valla protectora que garantiza la seguridad de los visitantes frente al precipicio, así como una malla para prevenir desprendimientos de rocas.
Esta primera fase se ha centrado en la adaptación del tramo existente en la ladera occidental del Tajo, que se extiende desde la conocida Casa de Manolillo hasta el inicio de la ruta, donde se ubicará el control de entrada. Este tramo, que data del siglo XVIII y fue utilizado por los trabajadores en la construcción del Puente Nuevo, ofrece una panorámica impresionante de la Hoya del Tajo y el Puente Nuevo, así como de las pozas y chorreras del río Guadalevín.
La segunda fase, conocida como Paso de la Garganta del Tajo, llevará a los visitantes a través de la zona más escarpada y vertical de la garganta, ofreciendo acceso a plataformas históricas como el azud de los antiguos Molinos Harineros y la Central Hidroeléctrica.
Control de aforo
Uno de los aspectos que son objeto de análisis es el del aforo de público, especialmente relevante dadas las expectativas creadas alrededor de la apertura del Tajo de Ronda. Incluso, se apunta en la documentación que "existe demanda suficiente como para que el recurso no pueda absorber el flujo libre de visitantes", advirtiendo incluso del posible "colapso" del espacio público si no se adoptan medidas de control.
Según los datos, el aforo máximo por día en temporada alta es de 2.443 personas, tomando en consideración un recorrido completo de 550 metros desde el control de acceso, en la Casa de Manolillo, hasta la llegada a los baños árabes pasado el Puente Viejo; un horario de visita que se extiende entre las 9:00 a 19:00 horas (10 horas); que el tiempo estimado para realizar el recorrido es de 45 minutos, y una separación media entre personas de 3 metros.
De hecho, para evitar este aforo máximo y que ocurran situaciones de aglomeraciones, se recomienda que el tiempo de la visita sea de 45 minutos, establecer un cupo de 20 personas por grupo y que se establezca un intervalo entre grupos de 15 minutos.