Ajoblanco templado con tartar de gamba.

Ajoblanco templado con tartar de gamba.

Gastronomía

Así se hace el ajoblanco: un plato sencillo, delicioso e ideal para combatir la hipertensión y el colesterol

Esta receta es muy fácil de realizar e incluye gran variedad de productos ricos para la salud.

21 septiembre, 2024 11:30

Por más que el verano inicia su particular declive y cuentas los días para dar el relevo al otoño, el buen tiempo que reina generalmente en Málaga y la Costa del Sol siguen invitando a disfrutar de platos frescos y ligeros. Dos características que no tienen que estar reñidas, ni mucho menos, con las extraordinarias aportaciones de determinadas recetas gastronómicas.

Un ejemplo claro de ello es el ajoblanco, plato típicamente andaluz y muy consumido en la provincia malagueña, del que los nutricionistas ensalzan como un plato que permite ayudar a combatir la hipertensión y el colesterol.  

Alicientes que deberían ser suficientes para que cualquier persona se pusiese manos a la obra para incorporarlo en sus hábitos alimentarios. A las positivas cualidades del ajoblanco, que tiene justamente en el ajo su producto protagonista, hay que sumar la facilidad con la que se prepara.

De inicio hay que explicar que se trata de una sopa humilde, que no requiere destreza alguna ni el uso de fuego. Lo único indispensable es una batidora potente, aunque también se pueden emplear un procesador de alimentos o un robot de cocina. El objetivo es que la textura final sea lo más fina posible.

Esos son los pasos que debes seguir para prepara un ajoblanco malagueño:

Ingredientes

  • Almendra cruda, 150 g
  • Ajo, 1 diente (sin el germen)
  • Miga de pan, 100 g
  • Agua, 500 ml
  • Vinagre de Jerez, 30 ml
  • Aceite de oliva virgen extra, 80 ml
  • Sal, al gusto
  • Uvas, para servir

Paso 1

Rompemos la miga de pan en trozos y la ponemos a remojo en un bol con agua durante unos 15 o 20 minutos. Cuando esté bien hidratada, la sacamos del agua, la escurrimos bien y reservamos.

Paso 2

En el vaso de una batidora o en un procesador de alimentos, ponemos las almendras crudas peladas, el diente de ajo sin el germen, la miga de pan bien escurrida, el vinagre, la sal y un tercio de los 500 ml de agua. Batimos hasta que tenga un aspecto homogéneo.

Paso 3

Pasamos esta mezcla por un colador, limpiamos el vaso de la batidora y la devolvemos al vaso completamente limpio. Añadimos otro tercio de agua y batimos hasta que se integre, después añadimos el aceite en forma de hilo sin parar de batir a potencia media-alta para que se emulsione la mezcla. Finalmente, y sin dejar de batir aún, vamos añadiendo poco a poco el agua restante hasta conseguir una textura a nuestro gusto, pues hay quien lo prefiere más denso, como una crema, y quien lo prefiere más líquido, casi para beber. Cuando esté listo, lo reservamos bien tapado en la nevera.

Paso 4

Para servir, repartimos el ajo blanco en platos hondos o boles y decoramos con unas cuantas uvas enteras. Si no tenemos uvas, podemos poner unos trocitos de manzana o de melón. También podríamos añadir algunas almendras laminadas y un hilo de aceite de oliva virgen extra.

Plato muy saludable

Todos los ingredientes que componen la receta hacen que sea un plato muy saludable y que puede aportar muchos y muy importantes nutrientes a nuestro organismo. En este sentido, es de destacar que el uso de la almendra hace que contenga más calorías que, por ejemplo, el gazpacho. No obstante, le permite aportar las virtudes de los frutos secos.

En este sentido, la almendra es rica en ácidos grasos, así como en fibra alimenticia, potasio, magnesio y vitamina E. En cambio, contienen muy pocos azúcares, grasas saturadas y sodio. A ello hay que sumar las virtudes del año, protagonista del plato, que aporta un alto contenido de vitaminas C, B1 y B6, calcio, potasio, cobre, manganeso, selenio y la alicina.