Los recursos para protegerte del sol que no sabías que tenías: "Normalmente usamos mal la crema"
Hay que identificar cuáles son los principales errores que comete la población bajo el sol: "Los hábitos están cambiando gracias a la educación sanitaria"
11 mayo, 2022 05:00Noticias relacionadas
La arena, el mar y el calor. Posiblemente haya pocos combos más apetecibles para disfrutar del verano. Sin embargo, lo que en un principio puede ser un día tranquilo en la costa, puede acabar convirtiéndose en una pesadilla por culpa del sol: quemaduras, ronchas, ampollas... heridas en la piel que pueden acabar derivando en algo más.
La buena noticia es que esta situación tiene fácil arreglo, pero para ello hay que identificar cuáles son los principales errores que comete la población con respecto a este tema: ¿cada cuánto tiempo hay que echarse crema?, ¿cuál es la cantidad necesaria?
El Colegio de Farmacéuticos de Málaga celebra la II Jornada Farmacéutica Malacitana, en la que se abordarán las últimas tendencias y novedades en Dermofarmacia. Acudirán más de una docena de profesionales del sector, entre los que se encuentra Virginia Ortega Lorenzo, vocal de dermofarmacia en el colegio de farmacéuticos de Granada. Ortega explica que su gremio tiene la función fundamental de ayudar a la población a través de la educación sanitaria: "Los hábitos están cambiando".
¿Qué supone la celebración de la II jornada Farmacéutica Malacitana?
Se trata de un encuentro que ayuda al farmacéutico a estar al día de la actualidad del sector, como es la dermofarmacia en mi caso. La participación en este tipo de eventos ayuda a adquirir unos valores que luego transmitimos al paciente y a la sociedad. Estamos hablando de cuestiones como la educación sanitaria o la prevención, control y tratamientos de distintas patologías, además de la definición de estrategias y herramientas que se pueden usar para ayudar a los demás.
¿Qué papel juega la educación sanitaria?
En mi caso concreto presento una ponencia que habla sobre los productos dermofarmacéuticos en la prevención del cáncer. Es importante que conozcamos con qué recursos contamos y, sobre todo, cómo utilizarlos. Pero no solo eso, también que la gente los tenga presentes.
El ciudadano tiene a su disposición muchas herramientas que quizá no conoce.
Por eso nosotros, los farmacéuticos, podemos recomendar el uso de algunas de esas herramientas. Por ejemplo, hay una aplicación móvil que, cada mañana, te recuerda que tienes usar fotoprotectores y el índice en función de la intensidad lumínica. Se trata de una tabla en la que se exponen los niveles del 1 al 11, estableciendo la intensidad de la protección. Si estamos hablando de los más elevados (del 8 al 11) es recomendable hacer uso de una protección extra, como no salir en las horas centrales del día o recurrir a gafas y sombreros.
A través de tu tipología cutánea y fototipo (con base al color de ojos, piel y cabello) se puede calcular también el tipo de crema solar que hay que usar. Todo ello sin olvidar que cada dos horas es necesario volver a aplicarlas.
Desde la farmacia abogamos por un uso responsable de las mismas. ¿Cómo es posible que, a día de hoy, habiendo mucha más información y con mejores productos, tengamos datos peores de aumento de cáncer de piel? Esa situación se debe al mal uso de los fotoprotectores que previenen del daño solar.
¿Qué hacemos mal?
Normalmente, usarlos mal. En el rostro se deberían aplicar dos dedos de crema, al igual que en los brazos; en el pecho, piernas y espalda, cuatro. Esas cantidades no se respetan, y generalmente nos quedamos bastante cortos, por lo que no hace la función que debería. También la prolongación en el tiempo, ya que no se renueva cada dos horas. Se olvidan determinadas zonas, como detrás de las orejas, empeines, la raya del pelo en el caso de las niñas... Es una zona delicada, sobre todo cuando los niños se ponen a jugar en la orilla. Eso se arregla con gorras o sombreros.
Hay veces en las que la gente se va de vacaciones a zonas tropicales y usa algún tipo de antimosquitos junto al fotoprotector, todo junto. Es un error: hay que separarlos media hora para que no bloquee su eficacia. Cabe mencionar el uso de los cosméticos, que a veces se aplican de forma errónea: ponerse una crema con protección solar por la noche está mal, porque no te va a servir de nada.
En las farmacias estamos siempre con el valor añadido del consejo farmacéutico: que los productos se utilicen de forma individualizada. Que algo sea bueno para mí no quiere decir que sea bueno para otra persona. Aquí entran en juego factores que hablábamos antes, como el fototipo o la edad. Los niños deben usar filtros físicos (pantalla), así como evitar que los bebés estén expuestos al sol.
Luego hay que analizar cada caso, porque podemos encontrarnos pieles sensibles o grasas. Ese tipo de personas deben tener cuidado a la hora de elegir; en el último de los perfiles mencionados, hay que optar por texturas más ligeras. El estado fisiológico entra en juego, con la determinación de historiales especiales: antecedentes de cáncer, deportistas, tratamientos estéticos como tatuajes...
Es decir, no es incompatible cuidar de la salud con disfrutar del sol.
Exactamente. Además de estas medidas y de productos más novedosos con filtros físicos y químicos, se estaban empezando a utilizar infrarrojos. Pero es cierto que se está apostando por filtros biológicos que son reparadores de daños. Las estrategias también están cambiando, especialmente en lo que respecta a hábitos, y eso solo se puede conseguir a través de la educación sanitaria.
¿Cuáles son los mitos más comunes relacionados con la piel a los que se enfrentan?
Muchas tienen relación con el tema cosmético: se hace caso a ciertas recomendaciones que, para algunas personas sí pueden ser válidas, pero para otras no porque se trata de algo muy personal. Otro tema que está en el candelero es la vitamina D; hubo una serie de artículos hace años en el que se hablaba de que usar filtros solares era perjudicial para la formación de vitamina D, que se sintetiza a través de la piel.
La gente morena también se puede quemar. La piel tiene una protección natural, fruto de la síntesis de vitamina, que hace que tenga más melamina y se proteja más. Los fototipos 1 y 2, que son los más bajos, necesitan protección más alta; del 3 al 7, los intermedios, entre 50 y 30, y los de protección 20 es para gente casi negra. Pero sí hay que prevenir. No solo por el cáncer de piel, sino por otros afectos adversos relacionados con el sol: eritemas, quemaduras, envejecimiento, reducción de respuesta inmune…
¿Hay algún tipo de factor, más allá del sol, que pueda influir a la hora de desarrollar cánceres en la piel?
Existen una predisposición genética y una herencia familiar que, junto al sol y al exposoma (conjunto de factores ambientales a los que está sometido una persona) influyen.