El verano es una época de cambios derivados por las altas temperaturas, en la alimentación, en las rutinas, incluso cambio de residencia en algunos casos. Según advierte el doctor Manuel Baca, jefe del Servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital Quirónsalud Málaga, el niño es muy sensible a los cambios, por lo que el verano es una época en la que hay que estar especialmente pendientes a los más pequeños y cumplir con una serie de recomendaciones para ello.
El pediatra empieza incidiendo en la importancia de estar hidratados y beber líquido, especialmente agua, constantemente. “La composición del niño es fundamentalmente líquido, con lo cual es muy importante que en todo momento el niño beba líquidos para evitar esta deshidratación, incluso aunque no tenga sed”.
En segundo lugar, es vital la vigilancia sobre el niño. “Desgraciadamente, cada año nos enfrentamos al drama tan importante de los ahogamientos. El niño no debe estar solo bañándose sin alguien pendiente de él y, siempre que sea posible, que haya una cancela con puerta cerrada para que el niño no pueda acceder de manera independiente a la piscina”.
Ya en mayo de este año, España había superado el centenar de muertes por ahogamiento no intencional en sus espacios acuáticos, según el Informe Nacional de Ahogamientos (INA), que elabora la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo. El ahogamiento infantil es la segunda causa de muerte accidental infantil, prevenible en la mayoría de los casos tomando las precauciones oportunas. El doctor Manuel Baca advierte que “cuatro de cada cinco menores fallecidos por ahogamiento no estaban vigilados y que sólo hacen falta dos centímetros de agua y dos minutos sin supervisión para que un pequeño pueda ahogarse”.
En cuanto a la exposición solar, el pediatra señala que la radiación se va acumulando en la piel y la va dañando. Obviamente, por todos es sabida la importancia de usar factor de protección alto y aplicarlo regularmente sobre la piel del niño, pero atención especial merecen también los ojos, para lo que recomienda a los padres que “pongan a los niños gafas de sol que les protejan frente a la luz ultravioleta”.
La alimentación en esta época también cambia y es aconsejable hacer “comidas frecuentes y frescas, conservando siempre la proporción de frutas y de verduras propias de esta época del año”.
El calzado y el vestido tiene que ser adecuado: “Ropa muy ligera de colores claros que no atraigan el calor ni la radiación. El calzado también tiene que ser un calzado que se adapte a esta temperatura y humedad. Chanclas que se sequen muy rápidamente, pero solo para playa y piscina; y un calzado bueno de piel que se adapte perfectamente al pie el resto del tiempo”.
Además, hay algunas características propiamente médicas de la época estival que todos conocemos, como son las otitis. “La otitis externa, que la llamamos otitis del nadador, porque con facilidad puede infectarse el conducto auditivo con el agua y es enormemente doloroso y lo pasa muy mal el niño”.
Una última pero igual de importante recomendación es sobre la mucosa, que “tengamos mucha precaución de tener la piel, las mucosas, de los niños suficientemente hidratada, pero lo suficientemente seca. Especialmente en el caso de las niñas, porque las vaginitis se originan al mantener la ropa interior húmeda y que no transpire adecuadamente”.