El virus del Nilo sigue extendiéndose por la provincia. A la lista de municipios que se encuentran en el nivel 3 y 4 de alerta por la detección de mosquitos infectados por esta enfermedad se suma Almargen, donde se han detectado a dos caballos infectados por el virus. 

Los protocolos se activaron el pasado viernes al mediodía cuando, según ha explicado la alcaldesa del municipio, María del Carmen Romero García, recibieron una llamada de la Delegación Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y les informaron de que el municipio subía al nivel cuatro de alerta. 

Cabe recordar que el nivel de gravedad en el que se coloca cada municipio depende del número de mosquitos capturados que son portadores del virus. Esto quiere decir que en los municipios que estén en nivel 4 se estima que el 10% de los mosquitos capturados son portadores del virus, mientras que en las zonas en nivel 3, son entre un 5 y un 10%.

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En este sentido, Romero ha asegurado en un vídeo publicado en las redes sociales del Consistorio que los dos caballos afectados por la picadura de estos mosquitos se encuentran a las afueras de la localidad. 

“Vamos a empezar con los protocolos para que dentro del núcleo urbano y a las afueras podamos salvaguardar la situación con estos mosquitos”, ha remarcado la regidora. Eso sí, ha pedido a sus vecinos que mantengan la calma y ha pedido que “no cunda el pánico porque igual que han llegado, se van y no hay que preocuparse”. 

Así, los municipios que se encuentran también en alerta por la presencia de mosquitos portadores de este virus son Pizarra, Alhaurín de la Torre y Málaga capital que están en el nivel 4 y Coín, Benahavís y Cártama, donde el pasado lunes se confirmó la muerte de un caballo infectado por este virus.

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Prevención 

Desde la Consejería de Salud y Consumo insisten en que la población debe tomar medidas preventivas para evitar picaduras de mosquitos en las horas de mayor actividad de las especies transmisoras de esta enfermedad (en horas de cercanas al amanecer y posteriores al atardecer), tanto individuales –uso de repelentes registrados de uso tópico y ropa clara y que cubra la mayor parte de la piel–, así como domésticas –uso de mosquiteras o repelentes ambientales– sobre todo para la población vulnerable con inmunidad comprometida.