Si algo nos ha enseñado la repercusión que está teniendo la recién descubierta cueva en la cantera de La Araña de Málaga es que siempre hay a quien el pasado le molesta. Se preguntan «ayer, ¿para qué te queremos?» y haciendo un leve ademán con la manita desechan la importancia de proteger los yacimientos arqueológicos, históricos o naturales que la provincia de Málaga atesora en su territorio y que nos conecta con el extenso devenir del ser humano por estos lares.
Este «bah, Málaga está llena de ruinas, ¿qué importa que destrocemos una para construir un centro comercial?» es, por ejemplo, la base que se esconde en la postura de aquellos que apoyan sin fisuras la Torre de Mórdor que se pretende erigir en mitad del Puerto de Málaga. Que, aunque no se levantará sobre ningún yacimiento, sí destrozará otra forma de patrimonio: el paisajístico.
La respuesta a la pregunta «Pasado, ¿para qué te queremos?» es por todos conocida: lo necesitamos para saber de dónde venimos y por qué estamos donde estamos y, sobre todo, cómo estamos. Esa postura que habla de ‘ruinas’ se ha de combatir a la manera de Indiana Jones: con latigazos si hace falta, porque para empezar, no son ruinas; el lenguaje importa.
Trabajar para conocer y conservar la herencia del pasado es necesario aunque sólo sea para que imágenes tan hermosas como las de la nueva cueva de La Araña no sean aplastadas bajo decisiones espurias de personas que, como el resto de nosotros, no estarán aquí para siempre. ¡Por Tutatis, ya está bien que el futuro pague los errores del pasado!
Baños romanos de la Hedionda, Casares
En la localidad casareña encontramos uno de los yacimientos más famosos de la provincia: los baños de la Hedionda, un Bien de Interés Cultural (BIC) que constituye uno de los hitos históricos del macizo de la Utrera. Y, entre otras cosas, porque como ya relatamos en un reportaje previo de EL ESPAÑOL de Málaga sobre famosos que pasearon su palmito por nuestras playas, el mismísimo Julio César se sumergió en las aguas sulfurosas de estos baños que en su época adquirieron fama mundial gracias a que le curaron una ETS que le traía por la calle de la amargura.
Se puede decir que es una recompensa del demonio por llevar una vida sexual disoluta, ya que cuenta la leyenda que el olor a azufre de las aguas proviene del último aliento que exhaló el diablo cuando fue expulsado por Santiago. Lo que demuestra que el hombre ha sabido aprovechar cualquier ventaja desde mucho antes del tiempo de los romanos.
El recinto de este balneario, cuadrado y con una bóveda esférica de pechinas y dos bóvedas de cañón, se encuentra en el margen derecho del arroyo Albarrán, muy cerca de la frontera con Manilva, en mitad de un hermoso paraje.
Actualmente, los baños siguen siendo de uso público, sin embargo, la situación con la Covid ha provocado que se realice un control de aforo desde el pasado mes de junio, de modo que, además de prevenir los contagios, ya de paso se protege este complejo de alto valor patrimonial del gran número de visitas que solía recibir en temporada alta.
Así que si desean acudir tienen que reservar de manera gratuita a través de la web de Eventbrite: para agosto y septiembre.
Además de controlar el acceso, el Ayuntamiento de Casares ha puesto en marcha un servicio de socorrismo y vigilancia, e intensificado las labores de mantenimiento y limpieza de la zona.
Castillejos de Alcorrín, Manilva
Muy cerca de los baños de Casares encontramos el yacimiento del cerro de los Castillejos de Alcorrín en el municipio manilveño. Este patrimonio, los restos de una fortaleza, fue descubierto hace relativamente poco, en 1989, y está considerado como uno de los diez yacimientos correspondientes al inicio del primer milenio antes de Cristo más importantes de Andalucía.
Originaria de la cultura tartésica, los restos se adscriben a un horizonte cultural del final de la Edad de Bronce. Se trata de un asentamiento fortificado que contaba con una gran muralla que rodea el recinto, con bastiones circulares en uno de sus frentes.
Declarado como Bien de Interés Cultural, su elemento más importante es la muralla, destacando, por la época en la que se sitúa, un lienzo de muralla que se cree conectaría con una posible torre. Dicho elemento cumpliría una doble función: por una parte, facilitar el acceso a un acuífero ubicado a los pies de dicha edificación, que garantizaba el suministro de agua; y, por otro lado, la defensa desde una de las vaguadas.
Además, a lo largo del perímetro de construcción han aparecido torreones que evidencian el potencial de desarrollo de este poblado fortificado, que creció gracias al comercio con los fenicios.
No obstante, al parecer no estuvo ocupado durante mucho tiempo, algo más de cien años, y más tarde, en el año 530, los romanos lo ocuparían como cantera para obtener materiales o para estabular ganado, lo que demuestra que la cultura del reciclaje viene de largo.
Cerro del Villar, Málaga capital
En la desembocadura del río Guadalhorce, en plena ciudad malaguita, encontramos dos conjuntos arqueológicos de importancia. Y es que en el estuario, a partir de la segunda mitad del siglo IX antes de Cristo, se instalaron sendas colonias fenicias: La Rebanadilla, descubierta como resultado de las obras de ampliación del aeropuerto de Málaga; y la del Cerro del Villar, situada algo más al sur.
Cerro del Villar era un poblado de aspecto ortogonal que ocupaba varias hectáreas con edificaciones separadas por calles transversales y concentradas en manzanas, que han sido interpretadas como comercios donde se exponían mercancías.
La pista para pensar esto la ofrece el hecho de que en uno de estos locales aparecieron ánforas con pescado y se encontraron diminutas pesas de plomo para realizar transacciones comerciales, un modelo económico bien conocido en Oriente Próximo.
Es por ello que entre las actividades económicas de estos asentamientos se ha constatado el cultivo de la vid, que se llevaba a cabo en las tierras del interior, y, lógicamente, la pesca. Además, para contener estos productos fabricaban las ánforas en talleres dispuestos en el perímetro del poblado.
Basílica de Vega del Mar, Marbella
Considerada una de las más antiguas manifestaciones arqueológicas del cristianismo primitivo, localizamos la basílica paleocristiana de Vega del Mar cerca del litoral de San Pedro Alcántara en Marbella.
Descubierta en 1915, es una iglesia de origen visigodo formada por una basílica de doble ábside que abarca un arco cronológico entre los siglos III y VII después de Cristo.
Varios trabajos de arqueología han dejado al descubierto la planta de la construcción y una necrópolis que la rodea con más de 180 enterramientos de distinta tipología, amén de encontrar numerosos restos arqueológicos como vasijas de barro, joyas, monedas y placas epigráficas correspondientes en su mayoría a ajuares funerarios.
Necrópolis islámica de Yabal Faruh, Málaga
Esta necrópolis fue descubierta en la segunda mitad de los años 80 en el número 22 de la calle Agua, en Málaga capital y supone una triste historia: ya que pesar de su riqueza patrimonial y de que se acometió una actuación para hacerla visitable, la necrópolis de Yabal Faruh lleva cerrada la friolera de 18 años.
Se la considerada como la necrópolis más grande tanto por espacio como por densidad de enterramientos de Al-Ándalus y aún así permanece cerrada a pesar de que también contiene las dos únicas mezquitas funerarias conocidas hasta el momento de la España islámica y parte de un mausoleo y oratorios funerarios.
Según estudios realizados, esta zona comenzó a ser un lugar de enterramiento debido a la gran actividad que el puerto de Málaga recuperó a partir del siglo XI, que inutilizó a la primera necrópolis islámica. Y es que en la ciudad existió durante la época del Califato Omeya (siglos VIII-XI) una primera necrópolis situada junto al mar que acabó por perder su uso una vez el puerto recuperó su importancia comercial. Fue entonces cuando el espacio funerario se trasladó desde la falda norte de Gibralfaro hasta las inmediaciones de El Ejido.
El retraso en sacar a la luz este importante yacimiento sigue sumando años, sin que exista un calendario claro para que la espera llegue a su fin. A pesar de que la inauguración estaba prevista para el año 2010, la necrópolis continúa cerrada y no hay fecha de apertura (pero, vamos, si tenemos en cuenta que el Metro de Málaga iba a estar totalmente completo el 11 del 11 de 2011…).
Un ejemplo más, otro, de lo que escribíamos al principio de este artículo: la falta de compromiso con el pasado patrimonial e histórico de la provincia parece ser endémico.
Iglesia de Bobastro, en Ardales
En Ardales encontramos el yacimiento de Bobastro, un lugar clave para entender los primeros siglos de formación de Al-Ándalus: casi 150 años después de la conquista de la Península Ibérica, a mediados del siglo IX, el Emirato Omeya de Córdoba gobernaba una población heterogénea y dispersa.
Fue entonces cuando Abd al-Rahman II propugnó una serie de medidas para la unificación del territorio que se encontraron con la oposición de muchos habitantes de Al-Ándalus, lo que se tradujo en numerosas rebeliones.
De todas estas, la más destacada fue la que mantuvo Omar Ibn Hafsún, desde el año 880 hasta su muerte en el 918, en Bobastro, el núcleo cercano a Ardales que en el comienzo de la sublevación apenas contaba con un antiguo castillo y que, bajo su mando, llegó a convertirse en una gran ciudad que aglutinó a numerosas poblaciones del entorno.
En Bobastro encontramos, entre otros hallazgos, una iglesia rupestre, la única basílica de origen mozárabe que se conoce de Al-Ándalus, y una serie de viviendas. La conversión al cristianismo en el 899 de Omar Ibn Hafsún explica la construcción de esta iglesia, excavada en la roca viva probablemente por tradición eremítica.
Salazones en el Rectorado de Málaga
No debemos juzgar las diversas culturas por las cosas que se llevan a la boca (bueno, en el caso de China, tras el asunto de la Covid, a lo mejor debemos comenzar a hacerlo…). Por ello no tenemos que juzgar la salsa garum o liquamen romano que era un subproducto de la salazón y que se hacía con las partes blandas del pescado que se eliminaban al limpiarlo: intestinos, huevas, sangre... Esta mezcla se introducía en salmuera y se exponía al sol durante largo tiempo, a veces meses.
El caso es que los romanos fabricaban garum y no es complicado imaginar el nauseabundo olor que se debía soportar alrededor de los salazones donde se fabricaba este condimento. Nada mejor, quizá, para provocar el vómito y seguir comiendo…
En Málaga, encontramos restos de estas zonas de salazón en los cimientos del edificio del Rectorado de la Universidad de Málaga. Este yacimiento fue descubierto y documentado hace poco más de 20 años, en 1998, cuando se rehabilitó el inmueble que había sido la Casa de Correos y Telégrafos entre los años 1924 y 1986.
Tras la restauración de un tramo de la muralla original de la ciudad fenicia que es el germen de la ciudad malagueña, de hace 2.700 años, esta se integró con los restos de esta factoría y desde su descubrimiento se puede visitar.
Tenemos que tener en cuenta que el garum, junto con los perfumes, eran las sustancias más caras de todo el Imperio romano y su fabricación convertía en famosas las zonas de donde procedía. Localizarlas, en este caso, era tan sencillo como seguir el rastro del pestazo.
Termas romanas de Santa María, Antequera
Que a esos locos romanos les gustaba bañarse en público es un hecho más que demostrado: a lo largo de toda la provincia encontramos pruebas de su amor por esta práctica y en Antequera localizamos las termas romanas de Santa María en pleno casco histórico.
Se trata de unas termas que estuvieron en funcionamiento desde la segunda mitad del siglo I hasta bien entrado el siglo V después de Cristo y su descubrimiento supone, según los expertos, la primera prueba fehaciente de la ubicación de la ciudad romana de Antikaria.
En las estructuras de las termas de Santa María pueden apreciarse los distintos ambientes termales característicos del mundo romano: piscinas de agua fría (rigidarium), templada (tepidarium) y caliente (caldorium).
También se ha destapado una gran habitación en la que nos encontramos con un suelo pavimentado con mosaicos, haciendo uno de ellos referencia a un delfín con el tridente de Neptuno, y en otro una hermosa crátera caliciforme, en lo que se ha interpretado como el equivalente a unos vestuarios.
Necrópolis dolménica de Corominas, Estepona
Formada por varias estructuras revestidas y cubiertas por losas de piedras, el conjunto arqueológico conocido como necrópolis dolménica de Corominas, en Estepona, acogía los restos de decenas de individuos y depósitos funerarios y, con unos 5.000 años de antigüedad, es la primera agrupación en necrópolis de este tipo conocida en la Costa del Sol.
Para estudiarla, en 2007 se inauguró el Centro de Interpretación de Corominas, en el parque San Isidro Labrador, más conocido como Los Pedregales. El centro fue construido después de que en 2001 se encontrara, gracias a unos trabajos en la autopista (para que luego digan que el progreso no trae nada bueno), este importante yacimiento prehistórico.
En el interior del centro se ha reconstruido la topografía del yacimiento, incluyendo los cinco dólmenes en su posición original. De ellos se exhumaron vasijas de cerámica, útiles de piedra, puntas de flecha, hachas y adornos personales, sobresaliendo las cuentas de collar, realizadas algunas sobre piedras semipreciosas, entre otros objetos cuyos antiguos dueños no echarán en falta.
El de Corominas es la necrópolis más meridional de los camposantos megalíticos localizados en Andalucía y una de las más importantes de nuestro patrimonio histórico cultural.
Acinipo en Ronda
Para finalizar, escribiremos de uno de los yacimientos arqueológicos más impresionantes de la provincia: el rondeño Acinipo.
La Zona Arqueológica de Acinipo está situada sobre la imponente Mesa de Ronda la Vieja, a 20 kilómetros de la Ronda actual. Enclavada a casi mil metros de altitud Acinipo contemplan amplios paisajes de las provincias de Málaga, Cádiz y Sevilla, transformándose en un hito de elevada importancia.
En Acinipo destaca su teatro romano, uno de los mejores conservados de Hispania, pero también encierra algunos elementos visibles de la antigua ciudad, como una vivienda señorial romana, o domus, y unas termas dotadas de una palestra para ejercicios gimnásticos.
Este yacimiento demuestra que el presente es un edificio levantado sobre las ruinas de un inmueble anterior, ya que la ciudad romana de Acinipo se construyó sobre una antigua población fortificada ibérica, u oppidum, que, a su vez, hunde sus cimientos en esta zona que fue ocupada durante la Prehistoria (de las etapas prerromanas se conservan unas cabañas de la Edad del Hierro).
Y de este modo llegamos al final del repaso de diez yacimientos arqueológicos de la provincia de Málaga que son una gota en el infinito mar del pasado. Un mar del que salimos a rastras para dar forma a nuestro futuro