Las Cinco Bolas de la iglesia de San Juan siguen ocultando su origen.

Las Cinco Bolas de la iglesia de San Juan siguen ocultando su origen. F. M. R.

Turismo

Los secretos que se resiste a revelar la calle Cinco Bolas de Málaga

En las circunvoluciones de la historia se orillan sucesos que todavía aguardan respuesta, misterios sin resolver que nos hablan de un pasado vasto y fascinante.

15 enero, 2022 05:00
Málaga

Noticias relacionadas

No se puede negar que en Málaga lo inexplicable es el pan nuestro de cada día. Son muchas las leyendas que aún se esconden en nuestra provincia a la espera de alguien que resuelva sus acertijos. Claroscuros a los que un escritor como Tim Powers sabría sacar provecho llenándolos con los pormenores de una historia paralela de hechos posibles y otros improbables, de fantasía y maravilla. Sin embargo, así es ya el propio relato malagueño, rezumante de magia, tal y como demuestra el secreto que hoy traemos a mientes.

Un secreto que está muy cerca, casi sobre nuestras cabezas, y que, aunque ha sido explorado por muchos, todavía se resiste a revelar su trascendencia: el misterio de las Cinco Bolas de la iglesia de San Juan Bautista.

Y es que no se conoce con certeza por qué están ahí, incrustadas en la fachada de la parroquia, dando nombre a la calle Cinco Bolas, cambiando de orden sus colores a lo largo del tiempo y siendo recuperadas cada poco en las crónicas periodísticas malacitanas como ésta que nos ocupa.

Las Cinco Bolas pueden ser un recuerdo de la Toma de Málaga por parte de los Reyes Católicos.

Las Cinco Bolas pueden ser un recuerdo de la Toma de Málaga por parte de los Reyes Católicos. F. M. R.

Cinco esferas enterradas en yeso y ladrillos de barro que forman una cruz y que nos señalan una callejuela angosta, estrecha, de poco menos de dos metros de anchura, sombría y fresca en verano, y resguardada en el invierno del frío y el viento.

Uno de los principales investigadores de este enigma del pasado es Rafael Verdier que en 1973 publicó el libro Cinco Bolas y un misterio en el que explora los posibles orígenes de un símbolo de la capital malagueña que ha adquirido la categoría de icono. Tanto que, en 2014, se convirtió en el emblema empleado para el cartel de la decimoséptima edición del Festival de Cine Español de Málaga, uno de los pocos que no ha sido acusado de plagio y en el que la bola inferior fue sustituida por el objetivo de una cámara.

El cartel del XVII Festival de Cine de Málaga se inspiró en las icónicas Cinco Bolas de San Juan.

El cartel del XVII Festival de Cine de Málaga se inspiró en las icónicas Cinco Bolas de San Juan.

Son numerosas las hipótesis que Verdier y otros estudiosos desgranan para darle explicación a esas bolas de colores que son la antesala de la humilde vía homónima que enlaza las calles Nueva y San Juan y que, desembocando en la iglesia de la Concepción, cierra su camino con el nombre de pasaje Luciano Martínez.

Cinco balas de cañón. ¡Así se las gastaban los Reyes Católicos!

El origen de la parroquia de San Juan se remonta a la Reconquista de Málaga por parte de los Reyes Católicos en 1487. San Juan fue una de las cuatro iglesias, junto a las de Santiago, Mártires y el Sagrario, levantadas por los monarcas dentro del perímetro amurallado árabe y con las que se dividió la ciudad.

Pero antes de llegar a esto Málaga tuvo que hincarse de rodillas frente al poder de Castilla, lo que se tradujo en un cruento asedio y una terrible batalla, debido a la fuerte resistencia de los malagueños, y para la que se empleó, entre otras muchas armas, artillería pesada; esto es, cañones de gran calibre.

La liberación de los cautivos de Málaga por los Reyes Católicos.

La liberación de los cautivos de Málaga por los Reyes Católicos. Museo de Málaga

Y precisamente a esto, dice una de las hipótesis, rinde tributo la alegoría de estas cinco esferas: al recuerdo de las piedras de bombarda que sirvieron para sacar a los musulmanes de la plaza malagueña, proyectiles empotrados en la fachada de una de las iglesias más populares de la urbe.

Dispuestas en forma de cruz griega, se piensa que, además, podrían ser una forma de dar las gracias a Dios por una victoria que tanto costó alcanzar a los Reyes Católicos y que, sobre todo, acercó un poco más a Isabel al baño y al cambio de camisa.

Una puerta secreta

La calle de las Cinco Bolas creció en el entramado urbano moro durante el siglo XVI. No se abriría, sin embargo, a calle Nueva hasta el XIX, por lo que durante muchísimo tiempo fue un callejón con una única entrada. Un lugar oscuro y resguardado donde, según algunos historiadores, creció un convento de monjas al que la leyenda atribuye acoger un prostíbulo para los nobles malagueños. Según esta teoría, las Cinco Bolas señalaban una puerta oculta a dicha casa de citas en la que se daba rienda suelta a los más bajos instintos, esos que son propiamente los que nos hacen humanos.

Calle Nueva conecta directamente con las Cinco Bola.

Calle Nueva conecta directamente con las Cinco Bola. F. M. R.

En este sentido, otro estudioso de la historia malagueña, el polifacético escritor Diego Ceano, marca el origen de esta leyenda en la figura de Alonso Yáñez Fajardo, designado por los Reyes Católicos como Putero Mayor del Reino. Aunque pensemos otra cosa, se trataba de un empleo funcionarial.

De hecho, éste era un cargo con grandes ingresos económicos, por lo que al serle concedido parece probado que Yáñez Fajardo había intervenido con enorme voluntad en la Toma de Málaga. Tan suculento puesto ofrecía beneficios también, claro, para las arcas de la Corona, recibiendo su correspondiente diezmo. Hay que recordar que en esta época la prostitución no sólo era legal, sino que estaba regulada por la figura de este curioso burócrata.

El pasaje Luciano Martínez es el nombre del tramo final de Cinco Bolas.

El pasaje Luciano Martínez es el nombre del tramo final de Cinco Bolas. F. M. R.

Sin embargo, tal y como sabemos, los hijos suelen seguir el camino opuesto de los padres, por lo que Diego Fajardo, su heredero de las casas de mancebía, se casó con una piadosa mujer, Leonor de Mendoza, que estableció un Hospicio de Arrepentidas con el objetivo de sacar a las mujeres de la prostitución. Éste podría ser el origen del convento de Jesús y María, donde más tarde, en 1607, fue fundada la Abadía de Santa Ana de Recoletas Bernardas del Císter.

Así, junto a Leonor, y por iniciativa del obispo Luis García de Haro, compró una casa que lindaba con la iglesia de San Juan para recoger a las "deshonestas" que quisieran dejar atrás la vida que llevaban.

Pero tampoco es que Diego Fajardo hubiese renunciado a su herencia, por lo que, poco a poco, se difundió el bulo de que en este inmueble se recibían durante la noche a los nobles para prestarles servicio

La estrechez de Cinco Bolas le da un aspecto siniestro, incluso hoy y sobre todo de noche.

La estrechez de Cinco Bolas le da un aspecto siniestro, incluso hoy y sobre todo de noche. F. M. R.

Para finalizar, según Ceano, en una última vuelta de tuerca, el nieto de Alonso, Luis Fajardo, más cercano a la forma de ser de su abuelo, puso las esferas en el muro junto con una inscripción que rezaba: "Cinco bolas ha de tener el hombre que en esta casa quiera entrar". Lo cual entronca con la afirmación de que la calle se llama así porque había que ser un hombre de pelo en pecho para entrar en ella. Valentía y virilidad sexual, como se ve, siempre han ido de la mano.

El significado de los colores

El número y la variedad cromática de las bolas proporcionan también pistas que dan lugar a otras hipótesis. Según de nuevo Rafael Verdier, una teoría relaciona el nombre de la calle con el Cirio Pascual, un elemento que festeja la Resurrección de Jesús y que incorpora cinco pequeños globos de colores. Colores que justamente coinciden con los de las bolas de la fachada de San Juan y que no están escogidos al azar, aunque sí su ordenación: el orden ha ido variando en cada época, parece que por capricho de los restauradores.

De esta forma, el verde simboliza la esperanza y la vida; el azul, el cielo y la pureza; el rojo, obvio, el fuego, pero también el amor y el sacrificio; el amarillo representa la luz y la majestad de Cristo, su Resurrección y la Pascua; y, por último, el negro (o morado, según se mire) designa la penitencia.

Se cree que los colores de las esferas tienen un significado teológico.

Se cree que los colores de las esferas tienen un significado teológico. F. M. R.

Como hemos escrito, las esferas forman una cruz griega y, para complicar aún más el simbolismo (esto parece ya El código Da Vinci), encuentra su reflejo en la cruz azteca de Quetzalcoatl, que representa la unión entre el cielo y la tierra, siendo gemela de otros iconos presentes en India y China, con gran influencia tibetana: un símbolo milenario existente en las civilizaciones más antiguas.

En cualquier caso, ¿quién sabe? Quizá todas estas hipótesis sean ciertas, pues no se contradicen: tal vez fueran proyectiles de cañón que rindieran tributo a la victoria católica, formando una cruz griega que simbolizara el Cirio Pascual, y que la picaresca los hubiera transformara en señal secreta para entrar en un burdel de rameras no tan arrepentidas… Todas estas premisas podrían ser reales, al tiempo que todas podrían ser suposiciones falsas. Pero en esto consiste la fascinación última del estudio del pasado, que no es, como pensamos, inmutable.