La ciudad es sinónimo de preocupación por la belleza, por el diseño, por construir un espacio donde sus habitantes se sientan cómodos y seguros, pero también orgullosos en cuanto al sentimiento de pertenencia. Desde las primeras polis griegas hasta las grandes metrópolis de nuestros días, el diseño ha trabajado siempre por adornar las calles de las ciudades con las mayores obras de ingeniería urbanística posibles. Estas pueden ser un simple bolardo en una acera o el palacio más monumental.
Todos los elementos de las urbes, sin valorar su tamaño o utilidad, son actualmente propensos a los diseños más rompedores. Por ejemplo, un banco para sentarse en medio de la calle. Pocos meses después de su llegada al Ayuntamiento de Madrid, la alcaldesa Manuela Carmena convocó un concurso internacional para sustituir los asientos públicos de la capital e inventar así el banco perfecto. Entre las 12 ideas finalistas se encontraban algunas tan innovadoras como un sistema similar al BiciMAD o unos bancos fabricados con materiales resistentes y caucho que servirían tanto para personas como para perros.
Centrándonos en construcciones más complejas, España está de enhorabuena. Este año, tres arquitectos catalanes —Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta—, fundadores del estudio RCR, han sido galardonados con el Premio Pritzker, el ‘Nobel de arquitectura’, "por su compromiso inflexible con el lugar" en el que trabajan para la creación de "espacios que están en relación con sus respectivos contextos".
Algunos de sus trabajos con los diseños de mayor belleza son el Teatro La Lira (Ripoll, Girona), con una cubierta alta que desciende por los lados, colonizada por la hiedra, con una pasarela que lo ancla y cruza el río; la Biblioteca Joan Oliver (Barcelona), un edifico que dinamiza el conjunto urbano y que presenta un interior en forma de manzana; o el Restaurante Les Cols (Olot, Girona), que se presenta como un oasis en medio de la villa.
Porque todas las ciudades esconden diferentes formas de belleza en cada esquina. Puede ser a través de unos diseños visibles prácticamente desde cualquier punto —y en cierta medida, controvertidos—, como la Torre Agbar de Barcelona; o que sea necesario colarse en su interior para apreciar sus elegantes perfiles, como el Hotel Silken de Madrid, con doce plantas que ofrecen distintos conceptos de habitación. Sin embargo, los ingredientes que conforman la personalidad de una ciudad no se reducen tan solo a seres inertes, bloques de hormigón o ladrillo, sino que también se mueven. Hablamos de los coches.
¿Y es que se imaginan hoy en día una ciudad sin la presencia de los automóviles? Es evidente que no, pues los vehículos se han convertido en un elemento más, imprescindible, de cualquier metrópolis de todo el mundo. De ahí los continuos esfuerzos de los fabricantes e ingenieros de las grandes compañías por inventar ya no sólo la máquina perfecta sino la que mejor se mezcle con la esencia urbana. Volkswagen, con su nuevo Arteon, parece haber alcanzado este peldaño.
La nueva berlina del fabricante de automóviles alemán presenta un diseño elegante, pero a la vez discreto; exquisito, aunque centrado únicamente en el lujo de los pequeños detalles. Como bien se refleja, por ejemplo, en las ventanillas laterales que se funden en el marco de la carrocería, el parachoques frontal en forma de C con luces de LED o las llantas de aleación de 20”.
Si bien el diseño exterior produce una sensación de atracción, el interior del coche es pura comodidad fabricada con una serie de materiales exclusivos. Véase los asientos ergComfort, que disponen de 12 posiciones con función de masaje ventilación, apoyo lumbar regulable y un gran espacio para la cabeza y piernas.
No obstante, la nueva berlina de Volkswagen es mucho más que un simple coche bonito con un diseño único para no pasar desapercibido; el Arteon es belleza inteligente sobre cuatro ruedas.
Gracias a una serie de asistentes a la conducción como un avanzado sistema de control automático de distancia ACC con control predictivo de la velocidad, así como el asistente de mantenimiento en el carril ‘Lane Assist’, el Arteon es un vehículo que piensa y actúa por el conductor, llegando a ofrecer un nivel de conducción semiautónoma. No sólo convence por su diseño, sino por todos estos mecanismos que proporcionan mayor seguridad y comfort a la persona encargada de pilotarlo.
Ahora, tu coche, además de facilitarte la conducción, también sabe vestir de etiqueta.