El coronavirus ha trastocado todos los planes de la Industria de la Automoción. Si hace solo unos meses, el coche compartido o carsharing (con compañías como Zity, Wible o Emov) se veía como una solución a los problemas de movilidad; ahora, estas compañías están viendo como los usuarios tienen más dudas de utilizar sus servicios.
En concreto, el 53% de los usuarios de vehículos compartidos en España está menos dispuesto a usarlos como consecuencia del cambio de paradigma en la movilidad tras la pandemia del Covid-19, según recoge un análisis de Oliver Wyman.
En este sentido se han expresado más de la mitad de los usuarios de 'ride sharing' y 'ride hailing' y el 18% de los usuarios de bicicletas y scooters compartidas.
La pandemia también ha afectado al uso del transporte público, de forma que cerca del 45% de los usuarios sostiene estar menos dispuesto a utilizar el autobús y el metro, mientras que un 32% ha reducido su interés en usar trenes de cercanías.
Asimismo, el informe destaca que los no usuarios de vehículos compartidos y transporte público son también menos propensos a probar estos servicios por la pandemia.
A nivel europeo, el 67% no está dispuesto a utilizar el transporte compartido y el 26% no está cómodo usando el transporte público.
Ante ello, la consultora prevé que el ámbito de la movilidad evolucione a largo plazo "a favor de los sistemas elegidos por los usuarios como los más seguros".
Coche propio
De esta forma, caminar (91%) y el vehículo en propiedad (88%) son las dos modalidades que más se han beneficiado de los recientes cambios en las preferencias, lo que podría ocasionar un trasvase de demanda de otros modos de transporte, sobre todo, de las redes de transporte público y los servicios compartidos.
Como consecuencia, Oliver Wyman cree que los fabricantes de bicicletas y scooters eléctricas podrían ganar cuota de mercado a las empresas de micromovilidad, si los usuarios optan por comprar en lugar de alquilar o compartir.
Además, las empresas de movilidad y las autoridades tendrán que competir entre sí por convencer al usuario en cuanto a la seguridad de su medio de transporte, frente a los fabricantes, que han visto cómo sus vehículos se convertían en los beneficiados de esta crisis.
Comprar un vehículo
Un 33% de la población activa encuestada sostiene que no ha cambiado sus planes respecto a la compra o alquiler de un vehículo, previsto para los próximos doce meses.
La predisposición de las autoridades generales, con la Ley de Movilidad Sostenible, sugiere que las ventas de vehículos eléctricos se podrían incrementar ligeramente a medida que la pandemia disminuye.
De hecho, el 39% de los encuestados que tienen planes para comprar o alquilar un vehículo en el próximo año está ahora más dispuesto a obtener un vehículo eléctrico.
La micromovilidad no volverá a corto plazo
Por el contrario, el informe anticipa que los servicios de transporte compartido y de micromovilidad, anteriormente erigidos como posibles sustitutos de otros modos de transporte, se han paralizado y no se reanudarán a los niveles anteriores a la pandemia en el corto plazo.
Dentro de los servicios compartidos, las compañías que desarrollan flotas de taxi autónomo tendrán que crear un protocolo de medidas higiénico-sanitarias que permita higienizar el vehículo, una potencial desventaja con respecto a los modelos basados en el conductor.
En el caso de la red de transporte público también deberá no solo transmitir la confianza necesaria a los usuarios, garantizando el distanciamiento social y la implementación de medias de higienización adecuadas, sino que, tendrá que ampliar los horarios, para asegurar más servicios por hora y, por lo tanto, disminuir el riesgo contagio.