Cambiar el logotipo de una marca de coches es una tarea complicada, laboriosa y muy costosa. Para empezar, estos cambios, por la inversión de dinero que suponen y por el riesgo que tienen de perder identidad visual no se realizan muy a menudo. Son muchas las marcas que mantienen el logo durante algunas décadas.
Sin embargo, ahora con la transición hacia la electrificación y la digitalización, son varios los fabricantes que han decidido actualizar su imagen. Un proceso, que implica a todos los países (hay firmas que tienen que cambiar su emblema en más de 170 mercados) y también a todos los establecimientos (un fabricante de primer nivel puede tener cerca de 10.000 instalaciones de concesionarios y socios del servicio).
Unos cambios, además, que no suelen ser precisamente económicos, ya que solo en la reestructuración de un concesionario el coste puede ser de unos 150.000 euros, según fuentes consultadas por EL ESPAÑOL (una cifra que, no obstante, suele aportar en gran medida la matriz ya que el cambio de identidad en una marca en España puede suponer varias decenas de millones de euros, solo en instalaciones).
Y a ello hay que añadir los cambios en los procesos industriales de fabricar y ensamblar el logo, cambios en los sitios web, papelería y cartelería, membretes oficiales… En definitiva, que es un proceso que suele durar en torno a un año y en el que hay muchos departamentos y personas involucradas. Repasamos a continuación los últimos cambios que se han producido en la industria del automóvil.