Hace ya más de tres décadas, la industria del cine nos sorprendía con una escena insólita. El director Robert Zemeckis, en 1985, llamaba la atención con una escena de 'Regreso al futuro'.
En ella, el protagonista 'Doc', junto con Marty McFly, introducía basura para hacer funcionar al DeLorean, el mítico coche de esta película futurista. En concreto, se trataban de unas mondas de plátano y algo de cerveza que habían recogido de una papelera.
Pues bien, todo esto que parece ciencia ficción, está más cerca de convertirse en una realidad. Hablamos de la fabricación de un combustible por medio de residuos, que se llama biometano o gas renovable.
Se trata de un gas que actúa como combustible por su gran concentración de metano, que se utiliza en el transporte y que puede originarse de desechos, ya sea de las personas o de los animales.
Junto a las compañías 'gasísticas', uno de los fabricantes que también cree en esta tecnología es Seat. De todos es conocido que Seat lleva años apostando por propulsar sus coches por medio de gas natural. Y, de ahí que utilice el GNC (el Gas Natural Comprimido) en su gama TGI.
Un gasto de 3 euros cada 100 kilómetros
Se trata de modelos muy interesantes (el Seat León, Seat Arona y Seat Ibiza), puesto que recorrer con ellos 100 kilómetros supone un gasto aproximado de 3 euros por cada 100 kilómetros.
Por este motivo, para conocer cómo está la tecnología del biogás y cómo funciona, en EL ESPAÑOL hemos hablamos con Antonio Calvo, responsable comercial de la tecnología GNC para Seat y una de las personas que más conocen sobre el biogás en España.
De combustible fósil a renovable
Antes de analizar cómo es el biogás, conviene recordar que el GNC, el Gas Natural Comprimido, es un tipo de gas que se obtiene de yacimientos naturales de gas y está en estado gaseoso. Por lo tanto, es un recurso fósil que puede tener recursos limitados.
De todos los fabricantes de coches, es Seat quién se ha propuesto abanderar esta tecnología. Hace ya años que inició su desarrollo y, por lo tanto, ha tenido tiempo de amortizar la tecnología y las inversiones.
Si bien en España sus ventas han sido limitadas (hasta ahora se han comercializado unos 15.000 coches de GNC desde 2015) en otros países "Seat han tenido un mix considerable", afirma Calvo. "Italia, por ejemplo, es un mercado más maduro; Alemania también cuenta con una buena red gasineras; y otros como Bélgica y Suiza están creciendo", afirma este experto.
Por tanto, la clave de este desarrollo, sería pasar de utilizar un gas fósil a otro renovable. Y de ahí todas las iniciativas que se están desarrollando. Todas ellas con la intención de sustituir la obtención del gas de la naturaleza por su fabricación de forma sostenible. Ahí es donde entra el juego el biogás, que es el gas generado por los siguientes procesos…
Se obtiene de la basura
Según Antonio Calvo este biogás se puede obtener por el "reciclaje de las basuras, por el tratamiento de las aguas residuales y por los excrementos de los animales". Comenzando por las basuras lo importante es "separar las basuras orgánicas", señala Calvo. Cada persona genera más de un kilo de basura al día, si bien no toda es orgánica. "Por ello, es clave separar la basura orgánica puesto que de ahí es de donde se obtiene el carbono y se puede realizar este proceso", señala Calvo.
"También se puede obtener de aguas residuales. De hecho, uno de los primeros proyectos que hicimos fue en la planta potabilizadora de aguas residuales de Jerez de la Frontera. En estas aguas residuales y con un tratamiento se genera biometano que luego hay que enriquecer", dice Calvo.
"Y luego está el tema agrícola ganadero. Otro aspecto clave porque en España hay un montón de explotaciones agrícolas y de los excrementos se puede generar un combustible, creando así la posibilidad de dar valor a unos residuos y potenciando además la economía circular", señala.
Cómo se fabrica el biogás
Para explicar cómo se fabrica el biogás, los expertos hablan de un proceso de digestión anaerobia. Y esto, en otras palabras, es hacer que estas basuras y excrementos se introduzcan en enormes tanques sin oxígeno. A partir de ahí se genera un proceso de descomposición que genera una serie de gases. Y pasados unos días, se consigue biogás (con cerca del 65% de metano). Este metano es algo pobre en concentración y luego habría que enriquecerlo.
Además, todo se aprovecha, ya que los restos del material orgánico no convertido en biogás se utilizan como fertilizante. Desde ese momento, el biometano ya está listo para el uso directo en cualquier vehículo que funcione a gas. Además, el repostaje del depósito en la gasinera del proyecto no dura más de tres minutos".
Cero Emisiones
"¿Y es cero emisiones de verdad?", preguntamos a Antonio Calvo. A lo que él responde sin dudarlo: "Sí, porque de la otra manera, todos estos residuos orgánicos liberarían CO2 y con este proceso lo que se hace es recuperarlo", señala.
"Por tanto, es neutro en emisiones porque se recupera un gas que en otras ocasiones se emitiría en la atmósfera. Es como si miras un coche eléctrico, que es 100% cero emisiones si estudias el ciclo completo y si la obtención de la energía en origen es renovable, porque de lo contrario estás emitiendo CO2 en otro sitio", afirma.
Europa se tiene que pronunciar
Si bien en la teoría todo esto apunta buenas maneras, en la práctica hay un desafío por delante. Y este no es otro que Europa que tiene la última palabra a la hora de que finalmente el biometanol pueda llevarse a cabo. "Está pendiente de que se desarrolle una directiva europea de los biocombustibles. Es una directiva europea que los estados miembros tienen que adaptar", dice Calvo. "Esta nueva normativa la tienen que aprobar antes de que acabe el año", señala.
Y aquí es donde surge la duda. Entre otras razones porque desde Europa se está apostando prácticamente al completo por la movilidad eléctrica… y "los biocombustibles funcionan con un motor de combustión", afirma Calvo. "Por ello desde los fabricantes pedimos neutralidad tecnológica", señala. "De aprobarse esto podría suponer una segunda vida al motor de combustión", afirma Calvo.
Por lo tanto, faltaría un marco legislativo en el que se reconozca que ese biometano se utilizara con un enfoque vehicular y como combustible neutro en emisiones de CO2. Esto situaría a los fabricantes en una buena posición para cumplir con las emisiones de CO2 y permitiría construir vehículos más eficientes desde el punto de vista medioambiental.
Las 'gasistas' tienen que mover ficha
"No obstante, el GNC, como todo combustible fósil, aunque sea mucho más eficiente que el resto de combustibles fósiles ya tiene fecha de caducidad", afirma Calvo. Por ello, las este directivo señala que las empresas gasistas tienen que dar nuevos pasos. "Un fabricante de coches como Seat al final comercializará vehículos según la legislación y según la demanda", señala Calvo.
"Por ello, deberían ser las empresas gasísticas las que evolucionen el biometano porque Seat ya tiene la tecnología desarrollada y nuestros coches pueden funcionar con gas natural o gas renovable", comenta. "Además, de ser una segunda vida al gas natural vehicular al ser renovable; sería una alternativa clara para el transporte pesado, además de ser válido para los turismos", afirma.
Vehículos ligeros o pesados
La gran duda, por tanto, es saber si la directiva que se tiene que aprobar solo se desarrolla para el transporte pesado o también se validará para los turismos y se permiten desarrollar turismos que se alimenten con gas renovable.
En este sentido, puede quedar claro que un vehículo eléctrico para la ciudad sí es una apuesta de futuro. Sin embargo, para el transporte pesado una solución de movilidad eléctrica en el corto y medio plazo no está tan cerca. De ahí que si el transporte pesado convergiera del diésel al gas natural y si este fuera del gas natural renovable, podría ser una solución a tener en cuenta.
A las puertas del hidrógeno
Es otro de los desarrollos que podría tener el biometano. "Al final el gas natural es metano; es CH4, lo que significa que por cada átomo de carbono y hay cuatro de hidrógeno. Por tanto, si el metano se disocia se puede obtener hidrógeno", afirma Antonio Calvo.
"Y la hoja de ruta del hidrógeno ya se está trabajando en ella. Por tanto, si se disocia el metano se podría obtener hidrógeno, además, renovable. Y aquí el sector gasista también puede ver una oportunidad", comenta este experto.
Retos
Uno de los principales retos es la falta de infraestructura y de desarrollo de esta industria. Hoy, por ejemplo, el biometano solo se produce en la planta municipal de tratamiento de residuos de Valdemingómez (Madrid). Es la única planta de biometano en España, si bien se han creado proyectos en otros lugares de España (Granada, Lleida…).
Incluso numerosas cooperativas agroalimentarias de España aspiran a fondos europeos para un proyecto de biogás y han solicitado poder acceder a los fondos europeos Next Generation EU.
Por último, otro de los retos que tiene este combustible es su mayor precio, respecto al gas natural fósil. "Un kilo de biometano es más costoso que un kilo de gas natural fósil", afirma Antonio Calvo. Por ello, también sería necesario revisar la fiscalidad de este gas renovable para potenciar su fabricación y su uso.
El tiempo dirá si finalmente Europa apuesta por este biocombustible. Y si hay un visto bueno faltará saber si es solo para el transporte por carretera o si también se permite para el resto de vehículos. A final de año conoceremos si el coche de 'Regreso al futuro' que se alimentaba de plátanos puede ser una realidad.