La neutralidad en carbono y la economía circular como punto de partida son dos puntos que en el sector del automóvil, anteriormente tan denostado en materia ecológica, más están marcando su hoja de ruta hoy en día. Demostrar que el transporte, aparte de práctico, puede ser sostenible. Los vehículos con motorización eléctrica son cada vez más frecuentes, sobre todo los híbridos. Pero también hablamos de plantas de producción menos contaminantes y marcas del sector que a nivel empresa cada vez están más digitalizadas y generan menos impacto con sus residuos, entre otras cosas. Estamos caminando hacia el futuro.
En este punto precisamente se encuentra Mazda. Después del lanzamiento de su modelo MX30 (100% eléctrico), el MX-30 e-Skyactiv R-EV es un ejemplo excelente del enfoque múltiple que ha adoptado la japonesa para avanzar hacia la neutralidad en carbono. Durante su proceso de diseño se han adoptado materiales naturales como el corcho y textiles creados a partir de materiales reciclados. Pero, además, estamos hablando de un coche híbrido enchufable con motor rotativo.
Para muchos, este concepto de motor rotativo puede sonar complicado, pero no es ni más ni menos que un diseño compacto y ligero que, en este vehículo, se utiliza únicamente como extensor de autonomía. Esto significa que no impulsa directamente las ruedas, sino que su giro es transmitido a un generador mediante el cual se carga la batería de alto voltaje mientras el vehículo está en funcionamiento, proporcionando así electricidad para el motor eléctrico cuando la batería está baja o para obtener un rendimiento adicional cuando el vehículo es conducido en modo 100% eléctrico.
En este sentido, la batería tiene 85 kilómetros de autonomía para la conducción diaria. Se trata, así, de un vehículo eléctrico ideal para el día a día, para los desplazamientos cortos, pero que también incorpora un motor de combustión capaz de generar electricidad en los desplazamientos más largos, de modo que el conductor siempre pueda relajarse y disfrutar del viaje ya sea yendo a la oficina o escapándose el fin de semana al campo. De hecho, la autonomía total es de hasta 680 kilómetros. Esto significa que, si se tiene en cuenta la autonomía eléctrica y el motor rotativo como generador, el vehículo puede recorrer hasta 680 kilómetros antes de necesitar recargar la batería de alto voltaje y rellenar el tanque de combustible. Esto puede hacer que el vehículo sea adecuado para viajes largos sin preocuparse por la autonomía clásica en un vehículo eléctrico y poder realizar viajes sin la necesidad de usar puntos de recarga públicos.
Una batería única y más ecológica
La batería, además, se puede cargar con corriente alterna, como es habitual, pero también con corriente continua, que no es muy frecuente en híbridos enchufables y menos aún para baterías de semejante capacidad.
En Mazda se impusieron la obligación de valorar el impacto medioambiental de la batería a lo largo de todo el ciclo de vida del vehículo. Decidieron que una batería de 17,8 kW podía cumplir todos estos requisitos. Este tipo de batería da lugar a diversas ventajas: menor peso del vehículo en su día a día, lo que resulta en un consumo menor y una conducción dinámica poco pesada y ágil, así como un menor coste en la fabricación de la batería, menor dependencia para la fabricación de la batería de materias primas como el litio (puede ser altamente contaminante) y menores emisiones de CO2 en el ciclo de fabricación.
Además, el Mazda MX-30 e-Skyactiv R-EV tiene funcionalidad para suministrar externamente potencia eléctrica de hasta 1500 W y dispone de tres modos de conducción dependiendo de las situaciones. Y, ojo, la cosa va más allá de la conducción. Una vez en destino se puede usar para suministrar electricidad en caso de apagón o fallo en el suministro de luz.
Una extensión del cuerpo del conductor
La conducción es intuitiva, como si el coche fuera una extensión del cuerpo del conductor gracias a características como la tecnología G-Vectoring Control Plus electrónica (e-GVC Plus), que hace posible un movimiento fluido del vehículo en todas las direcciones; un acelerador que se ha diseñado a la medida las características del cuerpo humano; un sistema de frenado muy especial, que detecta la presión con la que el conductor pisa el pedal de freno y determina la fuerza de frenado necesaria, y levas en el volante (pequeños botones o tiradores), que permiten al conductor controlar voluntariamente la velocidad del vehículo en numerosas situaciones así como la carga delantera y trasera fácilmente.
El Mazda MX-30, en conclusión, representa perfectamente la estrategia multisolución de Mazda en su camino hacia la neutralidad en carbono. Está pensado para que los clientes puedan elegir el vehículo eléctrico que mejor se adapte a su ritmo de vida y a las características del país en el que viven. Así, su última versión e-Skyactiv R-EV resulta una opción atractiva para aquellos que desean reducir su consumo de combustible y emisiones, pero aún necesitan una mayor autonomía en ciertas situaciones.