Cuando terminó la edición de 2016, Marc Coma ya estaba pensando en hacer que el Dakar 2017 fuera reto aún mayor. El cinco veces ganador de la prueba se encontraba sólo unos meses antes su primer escollo como director de carrera del rally-raid más duro del planeta, la caída de Chile del recorrido. Sin las dunas del desierto de Atacama y con la alternativa de Perú también descartada, el sustituto de David Castera debía arreglárselas para diseñar un recorrido que volviera a hacer las delicias y a su vez atormentase a los participantes.
Con la necesidad de traspasar nuevas fronteras, aparecía Paraguay, cuya capital, Asunción dará el pistoletazo de salida a la próxima edición de la carrera que se desarrollará del 2 al 14 de enero. Sin embargo, la presencia de los guaraníes en el recorrido era prácticamente testimonial, algo que obligaba a Coma a ‘apañárselas’ únicamente con Bolivia y Argentina sustentando gran parte del peso de la carrera.
Así era, y con un recorrido de 9.000 kilómetros uniendo las ciudades de Asunción y Buenos Aires trataba de endurecer la prueba a base de altitud (los participantes estarán a una media de 2.000 m sobre el nivel del mar, con cinco etapas por encima de los 4.000 m), secciones tipo rally similares a las que se utilizan en el WRC en la región de Córdoba y cambios de temperatura extremos. Del frio y la humedad de Bolivia, se pasará al calor ya en Argentina, obligando a los competidores a aclimatarse muy rápidamente cuando ya se habrá superado el ecuador de la carrera.
No será la única trampa que les espere a los aventados deportistas que se han inscrito para el popular raid. Coma también era consciente del increíble ritmo al que se estaba rodando durante los últimos años, prácticamente desde que la carrera ha llegado a suelo sudamericano. Las diferencias por las victorias y por los puestos del podio ya no se miden en medias horas u horas completas, y ahora un error en el que te dejas 10 minutos o un extravío te llevan a perder cualquier opción de triunfo. Esto es incluso más preocupante, cuando entre los inscritos te encuentras a gran cantidad de pilotos y motards amateurs que mantienen viva la filosofía del Dakar y que deben llevar un ritmo por encima de sus posibilidades para poder llegar cada día a la meta dentro del tiempo límite.
Coma, como buen dakariano, ha querido este año bajar el ritmo de la carrera, que deje de ser una prueba casi al sprint, terreno en el que se encuentran los pilotos venidos de los rallyes o del motocross, para dar más importancia a la navegación. Se ha cambiado el sistema para encontrar los WPC (Puntos de Control de Paso). El GPS ya no se encenderá cuando te encuentres en un radio de 800 metros del punto de paso obligatorio, ni tampoco la flecha que te indicaba qué dirección seguir. La detección se realizará ahora a partir de los 300 metros a la redonda y ya no habrá ninguna flecha que te dirija para encontrar el punto exacto por el que debes pasar.
No sólo será complicado encontrar el punto, sino que también lo será encontrar el camino a seguir para llegar al siguiente WPC. Ahora ya no podrás consultar el camino que has seguido y los distintos WP por los que has pasado, el GPS únicamente tendrá una memoria del último kilómetro recorrido. Por supuesto, cualquier utilización de un sistema similar o Smartphone no autorizado conlleva la exclusión. Esto no sólo implicará más trabajo por parte de los copilotos y que los motards con mejores habilidades de navegación brillen más, sino que también la carrera se volverá más estratégica, siendo los primeros pilotos en salir a la etapa (los ganadores el día anterior) los grandes perjudicados, ya que marcarán las líneas a seguir para los que salen detrás. Un arma de doble filo si se pierde el que abre pista y los siguientes en salir le siguen a su trampa.