La temporada 2018-2019, o lo que es lo mismo, la quinta edición del campeonato de monoplazas eléctricos promete ser la culminación de la idea que pretendían los responsables de la Fórmula E cuando decidieron crearlo. Será entonces cuando los monoplazas alancen uno de sus puntos de rendimiento óptimo, tanto en términos de potencia como en autonomía, pudiendo completar la carrera completa sin tener que pasar por boxes para cambiar de coche.
Para ello la Federación Internacional de Automovilismo realizó un proceso de licitación cuyo ganador se convertiría en suministrado único de baterías para los monoplazas de la Fórmula E por dos temporadas. Williams, Panasonic, Sony, o McLaren Applied Technologies fueron algunos de los interesados, siendo la filial de los de Woking la que terminaba llevándose el puesto de proveedor para las temporadas 2018-19 y 2019-20. Sólo dos temporadas con el objetivo de fomentar la batalla entre empresas tecnológicas y poder obtener incluso más rendimiento de este apartado vital para los vehículos eléctricos.
En cuanto a los chasis, Spark Racing Technologies seguirá encargándose de ello con la colaboración del fabricante italiano Dallara. Las exigencias puestas por los responsables de la Fórmula E estaban claras. Se pedían diseños futuristas, que claramente se diferencien de los monoplazas de la Fórmula 1, con la posibilidad de instaurar el Aero Screen o las cúpulas cerradas y la premisa clara de que debía favorecer el objetivo final de tener coches más ligeros y rápidos.
El pasado fin de semana, Spark, con el ex técnico de la Fórmula 1, Frédéric Vasseur, a la cabeza mostraron los primeros renders del SRT-05, un concepto que mantiene las formas primigenias del primer chasis, pero con variaciones como las ruedas completamente carenadas, la desaparición del alerón trasero con la llegada de un difusor más completo y llantas similares a las utilizadas en los LMP1 del Mundial de Resistencia. Sólo se trata de una visión previa, pero según el preparador, estas deben ser las líneas básicas de los futuros monoplazas.
Interés por parte de las marcas:
Mientras BMW y Audi Sport ya han reconocido abiertamente su interés en tener una mayor participación en la Fórmula E a corto/medio plazo, hay más fabricantes que llaman a la puerta de un campeonato que se ha convertido en un buen laboratorio para probar trenes de potencia y otras soluciones relacionadas con la movilidad eléctrica. Con cada vez más presencia dentro de la competición, queda patente que el sector del automóvil se dirige irremediablemente hacia esta solución para sustituir en la próxima década a las motorizaciones diésel y, a la larga, a los motores de combustión interna con combustibles fósiles.
Este hecho no es ajeno para otros fabricantes de primer nivel como Mercedes-Benz y Ferrari. Los germanos ya se han asegurado una de las plazas que se añadirán en la quinta temporada para la llegada de nuevos equipos, pudiendo ejercer o no su derecho a ocuparla desde 2018. Los de Maranello en cambio siguen estudiando una posible entrada, coincidiendo con la nueva filosofía de la marca de deportivos que espera que en 2019 todos sus modelos de producción sean híbridos. Fue Sergio Marchionne, actual CEO de Ferrari el que puso dos requisitos para que se diera el desembarco de un equipo oficial del cavallino en la Fórmula E: el primero era un mayor desarrollo de las baterías y el segundo una libertad técnica mayor para que los equipos pudieran trabajar en los trenes de potencia y el chasis, algo que por ahora no se dará.