Alemania invertirá 250 millones de euros para potenciar el hidrógeno como combustible
La Unión Europea sigue profundizando en la búsqueda de alternativas a los actuales sistemas de movilidad basados en los combustibles fósiles, alternativas que sean limpias y, además, económicamente sostenibles. Hace muchos años ya que tanto los fabricantes como las marcas han coqueteado con la tecnología de la pila de combustible alimentada por hidrógeno, algo que Alemania quiere potenciar a partir de ahora.
Las pilas de combustible alimentada por hidrógeno es un dispositivo de naturaleza electroquímica en el cual un flujo de combustible -hidrógeno- y otro de oxidante -oxígeno- reaccionan generando corriente eléctrica que se utiliza para impulsar uno o varios motores eléctricos con el fin de mover el vehículo.
Esta tecnología es, a priori, una de las más respetuosas con el medio ambiente, habida cuenta de que el hidrógeno es el componente más abundante en la tierra y que el único "residuo" que se genera en la reacción es H20, es decir, vapor de agua. Adamás, es uno de los procesos con mayor eficiencia, cercana al 60%, cuando un motor de combustión interna convencional ronda el 40%.
En los últimos años, concretamente en la última década, Alemania ha invertido más de 1.400 millones de euros en el desarrollo de este tipo de tecnologías, y acaba de anunciar que para los próximos 3 años potenciará las inversiones con otros 250 millones de euros.
Esto supondrá un nuevo impulso a una tecnología que, de momento, sigue sin avanzar a la velocidad que debería, debido sobre todo a unas infraestructuras muy escasas que hacen que a día de hoy siga siendo inviable la utilización de un coche de hidrógeno para el 99% de la población.
En la actualidad sólo Toyota comercializa un modelo con pila de combustible, el Mirai, una berlina con cuatro plazas y autonomía superior a los 500 km. Honda también cuenta con un modelo de hidrógeno, el Clarity Fuel Cell, pero aún no se comercializa en Europa. El año que viene está prevista la llegada del Mercedes GLC F-Cell, un híbrido enchufable también con una autonomía que ronda los 500 kilómetros.
Gracias a estas inversiones se abrirán nuevas estaciones de servicio con surtidores de hidrógeno. Además, una parte de esta cantidad de dinero se empleará en ayudas para la compra de este tipo de vehículos, que a día de hoy siguen contando con un precio de venta demasiado elevado.