El futuro de la movilidad personal pasa por la síntesis de nuevas tecnologías que mejoren la eficiencia de los actuales modelos técnicos. Parece que el coche eléctrico se ha convertido en la principal arma de los fabricantes a medio y largo plazo, pero Mazda se resiste a dejar morir el motor de combustión.
Hace ya años arrancó su programa Skyactiv, una filosofía tecnológica basada en la eficiencia razonada, una tendencia que, finalmente, se ha revelado como una de las más acertadas dentro de una industria, la automovilística, que apostó demasiado fuerte por el downsizing -reducción del tamaño de los motores-.
Ahora Mazda ha anunciado el lanzamiento, en 2019, del que se convertirá en el primer motor comercial en utilizar el encendido por compresión con gasolina, una tecnología hasta ahora sólo vista en la competición, pero nunca llevada a la carretera por su complejidad.
Según la firma japonesa, los beneficios de esta tecnología son muy importantes, sobre todo en términos de ahorro de combustible y reducción de emisiones contaminantes. Tal es así que la propia marca se atreve ya a cifrar la mejora en el entorno del 30% respecto los actuales motores Skyactiv-G.
Un motor de gasolina utiliza, como elemento de ignición, una bujía, que proporciona la chispa necesaria para que la mezcla comprimida de aire y combustible se inflame, provocando la explosión que mueve los pistones. Con esta nueva tecnología, denominada Spark Controlled Compression Ignition (SCCI) se utiliza, tan sólo, la propia compresión para prender la mezcla.
El fabricante japonés, que aún no ha revelado muchos datos técnicos sobre esta solución, demuestra así su intención de mantener vivos los motores de combustión, algo por lo que lleva luchando muchos años. Buena prueba de ello es la presencia de motores atmosféricos de generosa cilindrada o la utilización de motores diésel sin catalizadores añadidos. ¿Será esta nueva tecnología un nuevo golpe al gasóleo?