Lo de que las mujeres son el sexo débil hace mucho tiempo se quedó en el pasado, al igual que otros muchos estereotipos que ha cargado el género femenino durante siglos. Sin embargo, si hablamos de llorar, hay estudios que demuestran que es más cosa de mujeres.
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Lloramos por películas tristes, por situaciones que lo hacen obligatorio, lloramos de felicidad, incluso por cansancio, lloramos por rabia, pero también lloramos de la risa. Todas las personas lloran, y es parte de la vida, pero si hablamos de cantidad, las mujeres son las que más lo hacen.
Hemos aprendido a lo largo de nuestra vida a contener muchas de nuestras emociones, así como actividades de nuestro cuerpo. No obstante, cuando se trata de llorar, poco se puede hacer para frenar las lágrimas.
Lo cierto es que no es que no sean capaces de contenerse, sino que se trata de una predisposición biológica al llanto. Las mujeres lloran hasta cuatro veces más que los hombres, por la morfología o incluso, la química del cuerpo.
Una diferencia abismal
En una de las investigaciones al respecto se encontró que una mujer llora entre 30 y 67 veces por año, mientras que un hombre lo hace solo entre 6 y 17 veces. Asimismo, mientras que el llanto de una mujer puede durar, de promedio, seis minutos y medio, el de los hombres está entre dos y tres minutos.
Son varios los motivos por el cual el género femenino llora más, y uno de ellos está en el conducto lagrimal de cada persona. El de las mujeres es más corto que el de los hombres, por los que el sexo masculino puede acumular las lágrimas durante más tiempo sin dejarlas salir, su contención es mayor.
Sin embargo, en las mujeres pasa al revés. Al tener el conducto más corto, tienen menos capacidad para aguantar las lágrimas, por lo que caen mucho antes.
Aunque pueda ser relevante a la hora de llorar, esta diferencia no es la única ni la más fundamental para explicar por qué las mujeres lloran más. A este motivo, hay que sumarle el aspecto hormonal.
Una de las hormonas relacionadas con el llanto es la prolactina, la misma que también hace que crezcan los senos y facilita la producción de leche materna durante el embarazo y después del parto.
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En las situaciones con emociones muy intensas, generamos un pico de hormonas, y actúan para liberar estrés, principalmente, la prolactina. Cuando está activa, hay una mayor sensibilidad y por ende, una mayor tendencia a llorar.
A pesar de que los hombres también la tengan, la prolactina es un 60% más alta en las mujeres, por lo que tienden a dejar fluir sus sentimientos. Además de incluir dentro de este proceso el ciclo menstrual, donde entran diferentes emociones incontrolables.
En cambio, los hombres tienen más altos los niveles en una hormona que actúa de forma completamente contraria y ayuda a reducir el impulso de llorar: la testosterona.
Esta hormona es importante para el deseo sexual y la apariencia física de un hombre, pero, también, a mayor testosterona, menos probabilidad de llanto. Una circunstancia que se ve reflejada con el paso de los años, puesto conforme disminuyen los niveles, el hombre llora con mayor frecuencia.